Un padre lee un cuento a sus hijos.

Un padre lee un cuento a sus hijos. iStock

Ciencia

Así son los niños a los que les han leído cuentos desde que eran unos bebés: la ciencia tras el hábito

La lectura repercute directamente en el aprendizaje de la lengua oral, la lectura y la escritura, según la AEPAP.

23 abril, 2024 02:59

"Érase una vez…" es la frase que marca el final del día de muchos niños. Significa que ha llegado el momento de que su padre o su madre le lea un cuento y le arrope antes de quedarse dormido, si aguanta despierto hasta el desenlace. Prácticas como ésta, además de ayudar a crear un hábito lector en los más pequeños y cultivar el amor por los libros, favorecen el desarrollo cognitivo y el aprendizaje temprano de los infantes. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP) recomienda leer en voz alta a los menores desde su nacimiento para ayudarles en su desarrollo y para mejorar su salud desde una perspectiva biopsicosocial.

La lectura estimula la actividad de las áreas cerebrales relacionadas con la comprensión narrativa y la creación de imágenes mentales. También repercute directamente en el aprendizaje de la lengua oral, la lectura y la escritura. Es una forma de introducirles en la lengua materna de manera pausada y afectuosa. Además, leerles un relato una y otra vez les ayuda a ir conociendo las palabras, la estructura y las convenciones de la misma. 

Ana Garach, pediatra de Atención Primaria y miembro del grupo PrevInfad de la AEPAP, detalla que este tipo de prácticas también estimulan la capacidad de pensar de los pequeños, les invita a hacer preguntas y a formular respuestas. “Eso es parte del desarrollo cognitivo, que va a ser muy bueno para su evolución posterior”, añade la pediatra. Esta práctica permite trabajar las emociones estableciendo momentos de intimidad entre padre e hijos, crean y refuerzan vínculos afectivos y ayudan a expresar y compartir emociones.

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Fomentar el lenguaje desde las edades más tempranas repercutirá directamente en la alfabetización infantil (la capacidad de leer, escribir y comprender la letra impresa). Dominarlo es esencial para que el niño pueda tener un rendimiento escolar adecuado, que, a su vez, favorecerá la inclusión social. 

Garach asegura que los niños a los que sus padres les leen en voz alta están expuestos a más palabras y comprenden más vocabulario que los menores que no cuentan con hábitos como este en casa. Por eso, hace hincapié la pediatra, es importante que los padres tengan este tipo de rutinas y que el acercamiento a la lectura no sea solo una cosa de las escuelas. Debe fomentarse desde casa y desde sus primeros días de vida.

Incorporar a los bebés al mundo de los libros y la lectura puede ayudar a evitar las desigualdades sociales en el acceso al conocimiento y mitigar en lo posible los fracasos escolares, prestando especial atención al aprendizaje y al desarrollo de la lectura, aseguran desde la AEPAP.

Sin embargo, leer cuentos a los niños en casa no es algo que haga todo el mundo. La pediatra de Atención Primaria expone que hay hogares que ni siquiera cuentan con libros infantiles y los padres no enseñan a leer a sus hijos, lo aprenden una vez en la escuela. Esta situación suele coincidir con perfiles y entornos socioeconómicos más bajos. Esto acaba por aumentar las brechas de oportunidades entre los pequeños que provienen de distintos entornos.

Distintas iniciativas

La pediatra lamenta que en España no haya prácticamente medidas más allá del consejo de la lectura que dan los profesionales. Sostiene que una buena forma de hacer frente a este tipo de situaciones podría ser contar con un programa que, además de las recomendaciones, también facilite lotes de libros, adaptados a cada edad, a los hogares que no cuenten con ellos. “No solo dices lo importante que es leer con los niños, también favoreces que lo pongan en práctica”.

El programa Bookstart Euskadi hace algo así y opera desde el año 2022. Lleva a cabo un programa para niños de entre 0 y 2 años que reciben un paquete anual de libros, sin coste alguno para las familias. 

En el ámbito clínico, el Hospital 12 de octubre de Madrid cuenta con la iniciativa Cuídame. El objetivo es que los neonatólogos y las enfermeras entrenen a los padres para atender bien a sus hijos prematuros mientras estos están ingresados. Una de los puntos que trabajan es la lectura en voz alta para favorecer su desarrollo neuronal y cognitivo.

Una vez que los menores saben leer se puede compartir la lectura con ellos e ir turnándose con el adulto para que pueda practicar y ver cómo se entonan correctamente las palabras y las expresiones, explica la pediatra de la AEPAP. También es importante adaptar los materiales a la edad del niño y que además de un estímulo intelectual, también sirva como herramienta para conocer el mundo físico.

A los niños más pequeños se les pueden proporcionar libros de diferentes materiales para que trabajen y descubran las texturas, por ejemplo. Cuando son más mayores se pueden usar libros con dibujos para que pueda buscar y encontrar diferentes cosas conforme avanza la historia.

Otro aspecto que puede jugar en contra de este hábito son las nuevas tecnologías. Garach asegura que quitan tiempo a otras actividades, como esta. Al contrario de lo que se puede observar, su uso está completamente desaconsejado antes de los dos años, continúa la pediatra de la AEPAP, y a partir de esta edad se recomienda no superar la hora diaria. “Un medio audiovisual nunca puede sustituir a un cuento, a una lectura compartida”. La pediatra defiende que los menores necesitan incentivar sus áreas cerebrales y la forma de hacerlo no es con estímulos pasivos a través de una pantalla.

Si los padres comparten con sus hijos el hábito de leer todas las noches y lo convierten en una rutina, puede ayudar al niño a cerrar el día e identificar que llega el momento de dormir, algo que también es crucial para su desarrollo. Sin embargo, también se les pueden leer historias en cualquier momento del día, no hay que esperar a la noche, remarca Garach. “Lo importante es hacerlo y cuanto más, mejor”.