El riesgo de colapso de los edificios afectados por la DANA: así daña el agua de las inundaciones a las viviendas
- Cerca de 3 millones de personas en España viven zonas con riesgo de inundación, por lo que su vivienda puede verse afectada por las aguas.
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El drama de los afectados por la DANA se desarrolla en varias etapas. Tras los destrozos de la lluvia y las inundaciones llegan los peligros del lodo y las aguas estancadas, fuente de infecciones de todo tipo. Tras perder las posesiones llega, para muchos, el desalojo, pues los edificios han quedado tan deteriorados que se teme que colapsen en cualquier momento.
Hasta el momento, las lluvias torrenciales se han cobrado la vida de 223 personas, de las que 215 vivían en la provincia de Valencia. Además, se ha denunciado la desaparición de otras 78. Este es el principal drama de estos días.
Otro se desarrolla de forma más soterrada. Muchos vecinos de Paiporta, Chiva, Letur, L'Alcudia o Catarroja están siendo avisados por las autoridades de que deben abandonar sus casas, una buena parte de las veces de forma inminente.
El Portal Registral de Emergencias, una herramienta multimedia que creado por el Colegio de Registradores de España que ofrece datos de construcciones dañadas por catástrofes naturales, estima que ha habido (a 4 de noviembre) 156.359 fincas dañadas y un total de 55.542 hectáreas afectadas, con 34.980 construcciones.
Estas cifras son susceptibles de seguir creciendo, según el Colegio, ya que las tareas de localización de fincas siniestradas continúan.
"Es una realidad que el riesgo de inundación, que es un riesgo natural, se ha visto aumentado por la ocupación urbana en espacios de riesgo con edificaciones (legales o ilegales) y/o infraestructuras en zonas inundables", explica María Jesús Romero Aloy, profesora del Departamento de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Valencia, en declaraciones recogidas por el Science Media Centre.
"Esta situación aumenta el peligro natural pudiendo llegar a considerarse un riesgo elevado a catástrofe como la que hemos vivido esta última semana". Tras la DANA, los cauces de los ríos "vuelven a recuperar su funcionalidad, pasando a transformar estas zonas urbanizadas en zonas de alto riesgo puesto que han sido ocupadas por el ser humano sin tener en cuenta su denominación de zona inundable".
Según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), nuestro país cuenta con 25.000 kilómetros cuadrados de zonas inundables, en las que viven 2,7 millones de personas.
Estas cifras se refieren a las zonas donde la frecuencia de inundaciones es una cada 500 años. Cerrando el plazo de tiempo a una década, con todo, las personas en riesgo son más de medio millón. Las cuencas del Ebro, Júcar, Duero o Guadiana son algunas de las zonas más sensibles a inundaciones.
En Valencia, epicentro de los estragos causados por la DANA, las zonas en riesgo se regulan en el Plan de Acción Territorial de Riesgo de Inundación de la Comunidad Valenciana (Patricova), aprobado en 2003 y revisado en 2015.
Romero Aloy advierte de que, al no tener aplicación retroactiva, los planes anteriores a su entrada en vigor siguen vigentes a pesar de haber quedado obsoletos, por lo que "resulta necesario que se cree una obligatoriedad de adaptar todos esos planes a este plan de acción territorial, asumiendo sus preceptos".
Más allá del Patricova, la experta avisa que la dispersión de competencias entre las administraciones locales, autonómicas y estatal "entorpece la adopción de medidas concretas ante el riesgo de inundación" y que sería urgente realizar una unificación de esa normativa dispersa.
Erosión de las estructuras
Por su parte, Jaime Llinares y Luis Cortés, arquitectos del Departamento de Construcciones Arquitectónicas de la Universidad Politécnica de Valencia, explican, también al Science Media Centre, que el riesgo para la estabilidad estructural de los edificios "aumenta considerablemente cuando el agua ha erosionado la cimentación".
Esto ocurre "si ha habido una corriente de agua que ha desgastado el terreno bajo los cimientos, creando un hueco que podría provocar un asentamiento, generando grietas o incluso el colapso parcial del edificio".
En edificios con muros de carga, "estos asentamientos causarían grietas en los muros, formando arcos de descarga o, en casos graves, el colapso del muro".
También puede darse el caso de que el agua impacte en las fachadas, causando su derrumbe y amenazando el colapso del edificio. Los daños afectan a instalaciones, revestimientos y acabados, y es esencial "que un profesional de las instalaciones revise estos elementos antes de volver a ponerlos en funcionamiento", sostienen.
"La evaluación de los daños debe ser realizada por profesionales con atribuciones en edificación, como arquitectos o arquitectos técnicos, quienes son los indicados para evaluar la urgencia de las intervenciones, especialmente si los bomberos no han actuado previamente de oficio".