El 70% de los 250.000 turistas que aterrizan cada año en La Palma considera que el cielo de esta isla canaria es, en mayor o menor medida, uno de los motivos para visitarla. No, no todos los cielos son iguales. La Palma fue la primera Reserva Starlight del mundo, un certificado que concede la UNESCO a los lugares con una excepcional calidad del firmamento nocturno para observar las estrellas.

Desde que en los años 80 el Observatorio del Roque de los Muchachos comenzara a poblarse con uno de los conjuntos de telescopios más impresionantes del mundo, garantizar la oscuridad de los cielos ha sido una obsesión para los palmeros. La conocida como Ley del Cielo estableció medidas contra la contaminación lumínica, radioeléctrica y atmosférica, además de prohibir que las rutas aéreas atravesaran la zona. Lo que al principio era una forma de proteger el trabajo de los profesionales de la astronomía, poco a poco se fue revelando como un tesoro para los aficionados.

Aprovechando esa coyuntura nació -está naciendo- el astroturismo, un fenómeno que según el profesor de Economía de la Universidad de La Laguna Carlos Fernández se ha desarrollado principalmente en los últimos cinco años. "Es difícil cuantificar el volumen económico que genera, pero sí podemos asegurar que tiene un enorme potencial", afirma en declaraciones a EL ESPAÑOL. De acuerdo con sus cálculos, unas 70 empresas ofrecen ya algún producto o servicio relacionado con la astronomía en una isla que apenas supera los 80.000 habitantes.

No se trata sólo de mirar las estrellas, sino de crear una marca que puede abarcar casi cualquier cosa: por ejemplo, que un restaurante llame Júpiter a un plato jugando con su presentación, color y temperatura; que las tiendas ofrezcan vinos locales y repostería con nombres y motivos astronómicos; o que las casas rurales presten telescopios a sus clientes.

Roque de los Muchachos

Sin embargo, La Palma es mucho más que un cielo limpio. El Instituto Astrofísico de Canarias permite reservar visitas al Observatorio del Roque de los Muchachos, un lugar situado a 2.400 metros de altitud que parece transportarnos a otro planeta. Por debajo queda un impresionante "mar de nubes" -la presencia de nubes altas es muy escasa- y mucho más abajo, a simple vista, el propio océano.

Los vientos alisios, la regulación de temperaturas que consigue la proximidad del mar y la propia posición geográfica de Canarias, cerca del Ecuador pero lejos de las tormentas tropicales, hacen que el enclave sea casi inmejorable para la observación astronómica.

En La Palma el espectáculo está garantizado. Antonio González

Las redondeadas cúpulas de los telescopios dan a la escena un ambiente irreal y futurista. En 2007 se inauguró el Gran Telescopio de Canarias (GRANTECAN), el telescopio óptico más grande del mundo, destinado a descubrir nuevas estrellas, planetas y galaxias. Decenas de científicos trabajan en estas instalaciones y poco a poco se acostumbran a convivir con los visitantes, que aún llegan en un número reducido.

"Nos hemos dado cuenta de que proteger nuestro cielo es un beneficio tanto para los profesionales como para el turismo", afirma Antonio González, responsable de la empresa Cielos-La Palma. Como su nombre indica, el suyo es un negocio específicamente vinculado con el turismo astronómico: organiza actividades de observación, rutas, talleres de astrofotografía y toda clase de experiencias relacionadas con la bóveda celeste. Para ello no necesita subir a la parte más alta de la isla, sino que en algunos casos propone todo lo contrario: cruceros nocturnos para observar las constelaciones desde la oscuridad del mar.

Astrofotografía

"Tenemos de todo, desde el turista de a pie que descubre por primera vez estas experiencias hasta astrónomos aficionados con grandes conocimientos", apunta. Hay que tener en cuenta que estas latitudes permiten observar objetos celestes que no se ven desde ningún punto de Europa. Por eso, la fotografía nocturna es una de las actividades más demandadas incluso entre los turistas más interesados en la astronomía. "Les apoyamos a la hora de decidir qué fotografiar y cómo hacerlo, con qué exposición, a qué nebulosas y galaxias apuntar", agrega.

Desde La Palma, sobre todo en verano, "parece que puedes tocar la Vía Láctea", especialmente cuando aún no ha salido la Luna y el cielo es pura oscuridad. "Podemos observar el universo en vivo, pero no en directo", puntualiza, "ya que nos está llegando la luz de estrellas que pueden haber desaparecido hace millones de años".

No hay muchos lugares del mundo tan paradigmáticos para el astroturismo como esta isla canaria, pero sin duda hoy en día la gran potencia en este sector es Chile, país con el que los palmeros intercambian buenas prácticas. Sumando las instalaciones que ya están en marcha y las que se están construyendo, próximamente tendrá más del 60% de la capacidad de observación astronómica del mundo.

Chile: observatorio para turistas

Los 66 radiotelescopios del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), a más de 5.000 metros de altitud y en pleno desierto, constituyen el mayor proyecto astronómico del mundo, mientras que para 2022 está prevista la puesta en marcha del Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT), un gigantesco proyecto que dará paso a una nueva generación de telescopios ópticos.

Este tipo de megainfraestructuras llaman la atención de los aficionados a pesar de que no se pueden visitar de noche porque es, precisamente, cuando tienen que trabajar los científicos. Por eso, se han creado específicamente observatorios para turistas, iniciativas privadas que ya atraen al viajero internacional.

Imagen de un atardecer en Chile. Cristian Andrés Ballesta

"Los paquetes turísticos consisten en visitas a los observatorios turísticos e incluyen conferencias y observaciones nocturnas a través de sus telescopios. También se pueden programar visitas a observatorios científicos, pero sólo de día y los sábados. Además hay que reservar con dos meses de antelación debido a la gran demanda que tienen", explica Cristian Andrés Ballesta Castillo, ingeniero y fundador de TurismoAstronomico.cl y AstronomicTourism.com, portales que acumulan 50.000 visitas diarias procedentes de todo el mundo.

El resultado es que sólo a los observatorios turísticos de la Región de Coquimbo consiguen llevar a más de 70.000 personas cada año, con alojamientos para todos los gustos, desde camping hasta hoteles de cinco estrellas. "Hay un segmento de visitantes más interesados en la ciencia que viene exclusivamente a ver los astros a Chile, pero estas actividades ya se han convertido en un complemento para cualquiera que visita los puntos de interés turístico, principalmente en Coquimbo y Antofagasta", destaca.

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