En una entrevista concedida a la picante revista Playboy el célebre delantero brasileño Ronaldinho confesaba que uno de sus secretos para "llegar feliz al campo" era tener relaciones sexuales antes de los partidos. "En mi etapa en el Barça, a menudo, practicaba sexo el día antes del partido y no solo no era un problema sino que me resultaba beneficioso". Para no quedarnos solo con la anécdota culé, en el club de enfrente, el mediapunta italiano Antonio Cassano reconocía que, durante su etapa del Real Madrid, en numerosas ocasiones saltaba al campo después de haber pasado una noche desenfrenada y que, al parecer, nunca afectó a su juego.
Por otro lado, cuentan que el entrenador argentino Carlos Bilardo sostenía que el sexo antes de los partidos "dejaba a los jugadores sin piernas" y otros muchos técnicos, como el propio Fabio Capello, tienen terminantemente prohibido a sus jugadores "esforzarse en la cama" incluso días antes de un encuentro, de hecho el míster italiano llegó a poner en una ocasión cámaras en las habitaciones de los jugadores para evitar encuentros sexuales indeseados.
Otros entrenadores sí permiten a sus jugadores algo más de relax, aunque incluyendo, como el brasileño Luiz Felipe Scolari, algunas condiciones como que se eviten las posturas "acrobáticas".
Todas estas prohibiciones, limitaciones y desvelos para evitar el sexo de los deportistas no son más que una versión moderna de una vieja creencia que lleva más de dos mil años dando vueltas y que durante más de un siglo se ha instalado fuertemente en los planes deportivos de muchos entrenadores, equipos y atletas. Los antiguos griegos pensaban que el semen era una especie de sustancia quasidivina que al derramarse conducía sin remedio a una pérdida de energía tanto mental como física.
Dos milenios después, un buen número de entrenadores continúa prohibiendo a sus jugadores tener sexo antes de una competición pero, la pregunta de fondo sigue estando ahí: ¿existe conexión entre la abstinencia y la mejora en el terreno de juego?, ¿qué dice la ciencia sobre el sexo y el rendimiento deportivo?
Para aclarar las cosas, hace tan solo unas semanas se ha publicado el metaestudio que pretende aportar la solución definitiva al problema. Investigadores de las Universidades de Florencia, Génova, Salerno, Split y Londres han hecho públicos los resultados de una revisión sistemática analizando cientos de estudios en un trabajo publicado en Frontiers in Psychology.
Las conclusiones parecen claras: Mantener relaciones sexuales antes de los partidos no redunda en un menor rendimiento deportivo. El análisis pormenorizado de todos los artículos publicados hasta el momento quita la razón a los entrenadores más estrictos y concluye que no hay evidencia de que practicar sexo la noche antes de la competición vaya en detrimento de la eficacia en el terreno de juego: Ronaldinho 1–0 Capello.
Los investigadores recogieron más de 500 artículos y tras analizarlos, redujeron el trabajo a 143 estudios que cumplían con los criterios de selección PICO por lo que tuvieron en cuenta las siguientes características: P (población) atletas de cualquier nivel y en cualquier práctica deportiva. I (Intervención) deportistas que realizaron actividad sexual antes de una competición. C (Comparación), seleccionaron los estudios que comparan los resultados deportivos de atletas que mantuvieron relaciones sexuales con los deportistas que no las tuvieron los días previos a la competición. O (Outcome, resultados en inglés) se recopilaron todas las conclusiones obtenidas en estos estudios.
Sin repercusión hasta dos horas después
El estudio parte de un hecho fundamental, aunque quizá ajeno para muchos: el sexo apenas consume calorías. Todos aquellos que consideran que la actividad sexual requiere un gran derroche de energía, se verán sorprendidos al saber que un acto sexual convencional consume poco más de 100 calorías. Los datos se confirman en otros estudios como el realizado por investigadores de la Universidad de Quebec, en Canadá, en un trabajo titulado Consumo energético durante la actividad sexual en parejas jóvenes y sanas, algo perfectamente aplicable a los deportistas que aquí tratamos. En este estudio los hombres consumieron una media de 101 calorías por cada encuentro sexual, mientras que las mujeres quemaron 69 calorías, unas cantidades muy similares a las recogidas en otros estudios.
La comparación que los científicos proponen para visualizar mejor este gasto calórico es que un acto sexual convencional consume tanta energía como subir un tramo de escaleras o andar durante diez minutos, algo que debería ser perfectamente asumible para cualquier deportista de élite.
En 2000, un equipo de investigadores del Departamento de Fisiología de la Universidad McGill en Canadá publicó uno de los trabajos más citados, titulado Una noche de sexo antes de la competición, ¿perjudica el rendimiento? y en el que dividieron a los deportistas voluntarios en dos grupos. El primero de ellos mantuvo una estricta abstinencia sexual durante seis días, mientras que el segundo grupo tuvo relaciones sexuales. La mañana de la prueba se realizaron diversos test de fuerza y velocidad a ambos grupos y la conclusión fue que no había diferencias significativas entre las marcas anteriores.
Parece que Ronaldinho sigue imponiéndose a Capello.
Los científicos, no obstante, sí recogen un límite temporal en su trabajo: el cuerpo de un deportista requiere un lapso de tiempo para recuperarse de la actividad sexual. El trabajo reconoce que existen diferencias significativas para los valores de frecuencia cardiaca, que en este caso sí necesitarían al menos de dos horas para no influir en los resultados deportivos.
Por tanto, si el consumo de energía no es el problema, y si no se realizan excesivas cabriolas sexuales las horas previas al partido, quizá deberíamos centrarnos en otros asuntos, bastante más difusos, como los niveles de testosterona y otras hormonas después del sexo, algo que el estudio no termina de aclarar.
Para Jon Irazusta, Catedrático de Fisiología en la Universidad del País Vasco, el estudio no termina de aclarar la relación entre diferentes niveles de testosterona en sangre y cómo relacionarlos a un determinado rendimiento deportivo. "La actividad sexual es una experiencia muy personal, con incontables elementos a tener en cuenta, que no afecta por igual a todos los deportistas", explica Irazusta a EL ESPAÑOL, "y por supuesto no es lo mismo en cada momento ni para cada deporte. Existen deportes en los que una décima de segundo marca la diferencia entre el éxito y el fracaso, como por ejemplo un corredor de 100 metros, mientras que en otros deportes puedes rendir a gran altura incluso estando algo más bajo de forma".
No es el sexo, es la fiesta
Lo que sí está claro, tanto en el estudio como en la opinión del doctor Irazusta, es que en muchas ocasiones, sobre todo entre deportistas de éxito, jóvenes y con dinero, el sexo está íntimamente relacionado con salidas nocturnas, fiestas, alcohol y falta de sueño.
En estos casos los perjuicios de una noche desenfrenada son más que evidentes, y es la razón más poderosa por la cual numerosos entrenadores realmente prohíben las relaciones sexuales… y aquí sí tendrían razón: Ronaldinho 1 – Capello 1.
Contactamos con el doctor Alfredo Córdova, Catedrático de Fisiología en la Universidad de Valladolid y con una amplia experiencia deportiva en equipos ciclistas como el MKS Onda, la ONCE o el Kelme. "Recuerdo, hace ya unos años, la anécdota de un ciclista en la Vuelta a España. Iba entre los quince primeros de la clasificación y la siguiente etapa se preveía tranquila, apenas 200 kilómetros de terreno despejado. Por la mañana me confesó que 'se había empleado a fondo' durante la noche con su pareja… A pesar de que era una etapa llana y sencilla, llegó a perder 25 minutos y todas sus opciones se desvanecieron ese día".
A pesar de estar de acuerdo con las conclusiones del estudio, el doctor Córdova recalca que falta mucha información y son necesarios más estudios pormenorizados para dar por definitivas estas conclusiones. "No es lo mismo un deportista individual que uno que juega en equipo. Tampoco son iguales todos los deportes. En un partido de fútbol puedes disimular la falta de forma, en un Tour de Francia o en una maratón, es casi imposible".
"Los artículos recogidos en este trabajo no profundizan demasiado en aspectos como el balance anabólico o el catabólico, y por el momento apenas existen estudios que analicen estos elementos en deportistas llevados al límite de sus fuerzas", concluye el fisiólogo.