Basta con que alguien la tararee para que uno la recuerde como si la hubiera escuchado ayer, pero eso no es todo. Lo peor es que la canción en cuestión -decenas de ellas- se quedan en nuestro cerebro durante un tiempo ilimitado, hasta el punto de que en inglés se denominan earworms (gusanos de la oreja). Son las canciones pegadizas, los grandes éxitos y ahora la ciencia ha explicado el porqué de su persistencia acústica.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Durham ha elaborado lo que definen como el primer "estudio a gran escala" sobre las razones detrás de estos éxitos. Más allá de lo obvio, que se trata de temas que se emiten más en la radio y entran por lo tanto más en las listas de grandes éxitos, el trabajo desvela algunas características que comparten las composiciones.
El estudio, que se ha publicado en la revista Psychology of Aesthetics, Creativity and the Arts, habla de canciones rápidas, con una melodía genérica y fácil de recordar pero con intervalos únicos, como saltos o repeticiones que las apartan de la canción pop media.
A partir de estos hallazgos, escriben los autores, se puede de alguna forma predecir qué canción se convertirá en pegadiza. "Esto podría ayudar a los aspirantes a compositores o a los anunciantes que quieran encargar una melodía que se recuerde durante días o meses", explica la principal autora del trabajo, Kelly Jakubowski.
Como ejemplo de uno de los patrones más comunes a este tipo de canción pegadiza en Occidente, los autores citan la canción Twinkle Little Star (Brilla, brilla, estrellita) que se eleva en las primera estrofa y cae en la segunda.
Para llevar a cabo su investigación, los musicólogos preguntaron a más de 3.000 personas por ejemplos de melodías pegadizas y las compararon con otras que nunca salían nombradas como tales.
Las implicaciones de los hallazgos pueden ir más allá. El estudio de estos gusanos, comentan los autores, puede servir para entender cómo funcionan las redes cerebrales involucradas en la percepción, las emociones, la memoria y los pensamientos espontáneos.
Según el trabajo, al 90% de las personas se le pega una canción al menos una vez a la semana y es algo que sucede, sobre todo, cuando el cerebro "no está trabajando mucho", como en la ducha, paseando o haciendo la casa.
Las canciones más nombradas por loe entrevistados para el estudio fueron, por este orden:
Bad Romance | Lady Gaga |
Can't Get You Out Of My Head | Kylie Minogue |
Don't Stop Believing | Journey |
Somebody That I Used To Know | Gotye |
Moves Like Jagger | Maroon 5 |
California Gurls | Katy Perry |
Bohemian Rhapsody | Queen |
Alejandro | Lady Gaga |
Poker Face | Lady Gaga |
Consejos para dejar de obsesionarse
Un trabajo previo publicado en 2014 en la revista PLoS One, ofrece tres consejos para librarse de esa canción que no te deja vivir.
El primero es, paradójicamente, escucharla. Según declararon muchos de los participantes, ponerse la melodía en bucle acaba por eliminarla de la mente, quizás por cansancio.
El segundo es pensar o escuchar una canción distinta, que actuaría como cura. Obviamente, no puede ser otra melodía pegadiza, sino una que no cumpla con estas características. La más nombrada: God Save the Queen, de Sex Pistols.
El último consejo es dejarse llevar y resignarse al problema. Acabará yéndose por sí misma y la vida volverá a la normalidad acústica.