El comité inaugural de Donald Trump logró reunir más de 100 millones de dólares para pagar los festejos de su toma de investidura según reportó el New York Times. Este dinero da para pagar las fiestas, desfiles o pantallas gigantes que se instalaron el 20 de enero en la explanada del Capitolio. En realidad, este comité no está obligado a desvelar las cifras e identidad de los donantes hasta 90 días después, pero las empresas que han realizado donaciones a lo largo de 2016 sí que estaban forzadas por ley a revelarlo.
La cifra ha batido de largo el récord de 53 millones que Barack Obama logró reunir en su primera legislatura. Las primeras cifras son las de la reelección de George W. Bush en 2004, que reunió 42 millones. Antes de eso, no era obligatorio revelar las donaciones hechas a los comités inaugurales.
¿Pueden extraerse conclusiones de estos datos? Nada definitivo claro, aunque los donantes dan una pista de las intenciones de las corporaciones con respecto al nuevo presidente de los Estados Unidos.
Muchas compañías tienen la costumbre de donar siempre al comité inaugural, no importa quién sea el presidente. Por ejemplo, Coca-Cola, que ha declarado donar cerca de medio millón de dólares tanto para la investidura de Trump como para la de Obama, con una parte en dinero y otra en refrescos. Por su parte, Microsoft ha hecho lo mismo, donar 250.000 dólares más un lote de productos y servicios informáticos por el mismo valor.
En función de la cantidad donada, el comité inaugural ofrecía una serie de recompensas. A partir de los 500.000 dólares, los premios incluían una velada con el vicepresidente Mike Pence o, incluso, una cena a la luz de las velas con Trump y familia.
Desde EL ESPAÑOL, hemos rastreado las donaciones que se han publicado en diversos medios estadounidenses y reunido en este gráfico, orientativo pese a que apenas representa uno de cada diez dólares recaudados por Trump.
En general, la principal diferencia entre las donaciones a Obama y a Trump es que el presidente demócrata contó con más pequeñas contribuciones -de hecho renunció a recibir dinero de las corporaciones en su primera investidura, aunque lo permitió en 2013- y el republicano se ha apoyado más en grandes empresas y fortunas, como el magnate Sheldon Adelson y su esposa Miriam, que han contribuido con cinco millones de dólares.
Grandes donantes
Del mismo modo, Obama contó en su momento con el apoyo de bastantes empresas tecnológicas de Silicon Valley y celebridades de Hollywood como Halle Berry, Magic Johnson, Steven Spielberg o Tom Hanks. Además, el comité sorteó diez viajes a Washington para asistir a la inauguración entre los cuatro millones de estadounidenses que aportaron 5 dólares o más. En el caso de Trump, los principales donantes han sido empresas petroleras, farmacéuticas o tabaqueras.
Hay que destacar que, en sus dos investiduras, Bush introdujo un límite de 250.000 dólares para las donaciones. Obama, en 2009, rebajó este límite a 50.000 dólares para las donaciones individuales, restringiendo todo dinero que procediera de corporaciones, fundaciones o grupos de lobby.
Para su acto de investidura, Trump ha respetado la prohibición para los lobistas, pero la estrategia de su comité ha consistido más bien en ofrecer acceso exclusivo y lujo para los grandes donantes. Algunas de las empresas que más dinero han donado, como Dow Chemical (1.000.000$) o Exxon Mobil (500.000$) han visto cómo días después de la donación Trump nombraba a sus máximos directivos, Andrew Liveris y Rex Tillerson, director del American Manufacturing Council y Secretario de Estado respectivamente.
De los donantes individuales al Presidential Inaugural Commitee se sabe menos que de las grandes empresas, aunque The Intercept publicó recientemente una lista con las personalidades que estaban sentadas en la plataforma principal de la toma de posesión. Es decir, los VIP. ¿Y saben qué? Junto a las familias de Trump y Pence, miembros de su gabinete o representantes de agencias como la CIA o la NSA, había en total 18 donantes. ¿Cuánto donaron? Es imposible saberlo, aunque 16 de los donantes gozaron de los mismos tickets y nivel de acceso que los Adelson, por lo que cabe presumir que donaron al menos un millón de dólares.
¿Quiénes eran?
Muchos de ellos formaban parte, desde finales de noviembre, del comité inaugural. El presidente es el fundador del fondo de inversión Colony Capital, Thomas Barrack Jr. Junto a él formaban parte, como vice-directores de finanzas: Woody Johnson, dueño de los New York Jets, Diane Hendricks, multimillonaria de Wisconsin o Elliott Broidy, inversor en capital riesgo.
Uno de los sectores más representados entre los mega-donantes a la inauguración de Trump es el de los combustibles fósiles: Joe Craft es un conocido empresario del carbón, Phil Ruffin del petróleo y Harold Hamm, conocido como el rey del fracking en Oklahoma.
Como curiosidad, uno de los donantes, Lew Eisenberg, fue nombrado en enero embajador en Italia.
Por último, entre los VIP estaba también Brian Ballard, de Tallahassee, Florida y conocido por ser el hombre que hacía lobby para las empresas de Trump ante las dos cámaras del estado de Florida.
¿Dónde ha ido todo el dinero?
En una entrevista con AP, Steve Kerrigan, quien dirigió el comité inaugural de Obama en 2013, ha declarado que no puede ni imaginar cómo iba el equipo de Trump a gastarse tanto dinero. "Tampoco sé por qué siguen recaudando dinero", señaló cuando la alcancía inaugural había recaudado 90 millones. "Planeamos las dos inauguraciones más grandes de la historia de nuestro país y nunca gastamos una cantidad ni cercana a eso".
Boris Epshteyn, portavoz del comité inaugural, dijo antes de la toma de posesión que cualquier dinero que sobrara de los 100 millones sería donado a organizaciones caritativas, pero en ningún momento indicaron a cuáles.
Antes de la toma de posesión, el mensaje fue otro.
Tras recibir una negativa de varias estrellas de la música (Andrea Bocelli, Elton John, Céline Dion, Kanye West, Garth Brooks, Kiss, Moby o Paul Anka) para actuar el 20 de enero, el comité declaró que estaban a punto de cerrar la actuación de un grupo legendario que formaba parte del Rock & Roll Hall of Fame, pero que pedía un millón de dólares por actuar y Trump tuvo la genial idea de invertirlo en caridad.