Sin duda, las pulseras tipo Fitbit han sido uno de los grandes inventos de los últimos años, pues permiten a sus usuarios tener al alcance de su muñeca un seguimiento exhaustivo de parámetros como peso, nutrición, sueño, ritmo cardíaco y otros muchos datos relacionados con el ejercicio físico.
Sería injusto restringir el uso de un utensilio tan magnífico sólo a los seres humanos, por lo que un equipo de investigadores de la Universidad de Los Ángeles, la Universidad Witwatersrand y la ONG Elephants Without Borders, de Botswana, ha utilizado un dispositivo similar para hacer un estudio sobre el sueño de los elefantes.
Sus resultados, que han sido publicados en PLOS One, resultan bastante sorprendentes en comparación con los datos que se tenían hasta el momento y arrojan información de gran interés a dos niveles: por un lado, pueden ayudar a diseñar nuevas estrategias de conservación de estos animales y, por otro, también resultan útiles para comprender mejor el sueño de los propios seres humanos. Por qué dormimos sigue siendo un misterio a día de hoy para los científicos y, al fin y al cabo, todas las especies estamos en el mismo barco, por lo que entender por qué lo hacen unas ayudaría a descifrar por qué lo hacemos el resto.
El sueño en el mundo animal
Si ya de por sí la causa por la que los seres humanos y el resto de animales dormimos entraña un gran misterio, se hace aún más interesante si tenemos en cuenta lo variado que es el sueño de unas especies en comparación con otras.
Las hay que duermen con medio cerebro activo, como el delfín, que no puede permitirse chocar con un obstáculo mientras se deja llevar en el fondo del mar, o que rara vez se acuestan para descansar, como el caballo.
También pueden ser bastante perezosas, como el koala, que duerme entre 18 y 22 horas diarias, o descansar a intervalos de sueño muy cortos, como la jirafa, que suele dormir en periodos de pocos minutos, sin alcanzar las dos horas diarias en total.
No parece que haya un factor común en el sueño de los animales, salvo el hecho de que los más grandes suelen ser los que menos duermen, por lo que experimentos como éste resultan de gran interés para contestar a todas estas incógnitas.
Los elefantes se unen a la moda Fitbit
Los datos conocidos hasta el momento sobre el sueño de los elefantes se basan en información recogida de animales en cautividad, por lo que no puede compararse con su comportamiento en libertad, ya que en ese caso se encuentran con dificultades que no les permiten dormir "a pata suelta".
Por eso, estos investigadores decidieron hacer el seguimiento de dos ejemplares salvajes, a los que se les instaló sobre el tronco un dispositivo similar a las pulseras Fitbit, que analizaba varios parámetros necesarios para el estudio, junto a un giroscopio con GPS, que permitía tenerlos localizados en todo momento.
Se seleccionó el tronco por ser la zona más activa y móvil del cuerpo de estos animales, de modo que cuando pasara un tiempo considerable inmóvil podría considerarse que se encontraban dormidos.
De este modo, concluyeron que, en comparación con las tres horas que suelen descansar en cautividad, estos animales sólo durmieron dos horas diarias.
Uno de los datos más sorprendentes del estudio llegó cuando comprobaron si algún parámetro ambiental había influido en el momento del sueño; pues, al contrario de lo que cabía esperar, la luz solar no tuvo nada que ver, mientras que sí que influyeron otras condiciones, como la temperatura o la humedad.
En cuanto a la postura del sueño, podían dormir tanto de pie como acostados, aunque esto último sólo ocurría durante una hora cada tres o cuatro días, siendo éste el único momento en el que probablemente consiguen entrar en fase REM.
Si esto fuese así sugeriría que los elefantes deben tener estrategias de consolidación de recuerdos diferentes a las humanas, pues se cree que nosotros aprovechamos precisamente esta fase del sueño para afianzar la memoria a largo plazo.
Por último, también se comprobó que factores como la presencia cercana de cazadores furtivos o depredadores puede retrasar los periodos de sueño, de modo que los elefantes pueden pasar 48 horas sin dormir, mientras caminan 30 kilómetros, con el fin de dejar el peligro atrás.
Si nosotros tuviésemos que pasar dos días sin dormir a la vez que andamos 30 kilómetros bajo el sol de la sabana posiblemente tendrían que ingresarnos después. Y ellos como una rosa. Sin duda vale la pena estudiarlos.