La terminología en inglés es Friends with benefits (FWB), y de toda la vida se ha traducido al español como Amigo/a con derecho a roce. Define una amistad con fuertes vínculos afectivos que tiene ingredientes de una relación de pareja, pero que por diversos motivos no termina de serlo. Es tierno, pero ambiguo: el "roce" sugerido puede consistir desde castos gestos de cariño e intimidad a relaciones sexuales. Así que los últimos años nos han traído un neologismo más crudo pero inequívoco: Follamigo.
Hablar sin pelos en la lengua tiene sus ventajas: una de ellas es la de permitir estudiar metodológicamente el fenómeno. Estas son las características de una FWB, tal y cómo la definían en 2014 Ewa Włodarczyk y Jolanta Chanduszko-Salska de la Universidad de Poznań (Polonia): se da entre personas heterosexuales de sexos opuestos; implica encuentros sexuales repetidos en el tiempo; ni desemboca en una relación de pareja ni implica sentimientos románticos; y su normalización se considera como un fenómeno de nuevo cuño, ya que la literatura científica al respecto apenas arranca en los años 80.
Si una relación de este tipo se habría calificado de "complicada" para otras generaciones, hoy en día se trataría de todo lo contrario, según el estudio que publican las investigadoras Cal Poly (EEUU) en la revista Sexuality & Culture. La FWB sería el tipo de relación prevalente entre las preferencias de los adultos jóvenes de ambos sexos, por encima de un noviazgo tradicional o los encuentros sexuales esporádicos de una noche.
Jean Calterone Williams de la UniversidadLa tipología de la FWB es la de una relación heterosexual, por lo que las investigadoras estaban especialmente interesadas en conocer la perspectiva de las chicas involucradas en tener un follamigo. Se entrevistó así a 71 mujeres y 25 hombres seleccionados del campus de una universidad local. Los grupos de trabajo trataron cuestiones como el empoderamiento, el control y la seguridad. La tesis de las expertas es que las jóvenes se sentirían en mayor confianza para explorar su sexualidad con libertad en una relación FWB que con un extraño, o incluso con una pareja.
Así, los participantes tuvieron que responder a un cuestionario en el que se les planteó si creían que mujeres y hombres buscaban follamigos por distintos motivos; si una relación de este tipo requería mayor comunicación que para un noviazgo o un ligue de una noche; si consideraban que en la FWB la mujer tenía mayor margen para tomar las decisiones y marcar los límites; y si consideraban que socialmente se juzga de forma diferente a una chica que no oculta una relación de este tipo con respecto a un chico.
Las conclusiones arrojaron que las FWB no eran únicamente el tipo de relación predilecta, lo eran en igual medida para chicos que para chicas. La participación se daba de forma paritaria, y esa es una diferencia importante con respecto a las relaciones esporádicas, en donde los hombres demuestran mayor iniciativa. Las investigadoras concluyen que las FWB suponen para las jóvenes un modo seguro y gratificante de probar y determinar su agenda sexual: un término que puede resumirse llanamente en "saber qué es lo que quieres y lo que no".
El lado oscuro del 'follamigo'
Como en cualquier otro aspecto de la conducta humana, las FWB no son casos maniqueos de blanco o negro. Una relación de este tipo puede ser todo lo contrario de un clima de mutua confianza y libertad sexual, cuando uno de los participantes explota los sentimientos de dependencia de otra persona enamorada, a la que termina dominando para su satisfacción a base de intercalar el sexo con el distanciamiento emotivo.
Partiendo de los trabajos de Włodarczyk y Chanduszko-Salska, otro grupo de investigadoras polacas de las universidades de Lodz y Silesia en Katowice aplicaron un análisis psicológico a personas involucradas en una FWB. Concretamente, controlaron los niveles de tres rasgos patológicos: narcisismo - una imagen propia sobrevalorada-, maquiavelismo - la tendencia a usar estrategias manipulativas, como la sexualidad, para obtener beneficios - y la psicopatía, entendida como una conducta antisocial y pobre en empatía.
Los resultados del estudio fueron publicados el pasado abril y arrojan que los 32 participantes, 14 chicos y 18 chicas, puntuaron más alto en los índices de maquiavelismo y psicopatía que los sujetos en el grupo de control. Tener un follamigo, reveló la encuesta, mejoraba el índice de satisfacción sexual, pero perjudicaba el de satisfacción con la relación. También descubrieron que los jóvenes involucrados en una FWB realizaban más a menudo sus fantasías sexuales, confirmando que se trata de una situación propicia para la experimentación. Pero el número de fantasías cumplidas no mejoraba la valoración final sobre su satisfacción.
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