La AEMET ha actualizado su predicción para el paso de la borrasca Ana con efectos en forma de lluvia y fuertes vientos en todo el territorio pero en especial en Galicia. El fenómeno ha pasado a considerarse como una ciclogénesis explosiva, lo que ha elevado el nivel de alerta.
¿Qué es un ciclogénesis explosiva?
Se trata de un fenómeno meteorológico de tipo ciclónico que ocurre en las regiones templadas del planeta. Es la franja considerada entre el trópico y los polos, por lo que la península Ibérica está expuesta a ellas, especialmente dada la interacción de vientos cálidos provenientes la zona ecuatorial del Atlántico con los vientos fríos del norte, donde se forman las borrascas. Para que la ciclogenésis pase a considerarse "explosiva" debe se producirse una bajada de las presiones muy intensa y rápida, lo que pasa a calificarse como "bomba meteorológica".
¿Cómo se forman?
La formación de borrascas no es un fenómeno exclusivo de los meses fríos, pero para que se considere ciclogénesis explosiva la velocidad a la que se desploman las presiones debe ser de 24 mb en 24 horas o menos. De ahí que no se puedan ser predecidas a largo plazo. La borrasca Ana se habría visto favorecida por profundas anomalías atmosféricas que afectan a todo el Hemisferio Norte, posiblemente fruto de la prolongada situación de temperaturas elevadas en el entorno del Círculo Polar Ártico.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Aunque no todas las ciclogénesis tienen carácter de alerta, una bomba meteorológica intensa debida a las bajas presiones del otoño y el invierno tiene un carácter de tiempo frío y peligroso, con lluvias torrenciales y vientos que alcanzan los 120 km/h. Se las califica de "tormentas de núcleo frío" y pueden traer consigo copiosas e intensas nevadas, como las que han azotado Norteamérica en los últimos años. El estado del mar también es de riesgo: en 20 de diciembre de 1998, uno de estos frentes inesperados sorprendió al pesquero El Marero en aguas del golfo de Vizcaya y lo hundió con sus ocho tripulantes a bordo.
¿Qué ocurre después?
Las ciclogénesis siguen una ruta predecible a un ritmo de avance moderado y tienden a disiparse en un tiempo relativamente breves, como sucederá con Ana, con una vida de 48 horas. Sin embargo, pasado el frente frío, sus coletazos pueden perdurar en forma de vientos huracanados o borrascas secundarias. Además, es un fenómeno que puede ser recurrente en las próximas semanas, especialmente si prosigue la situación de bajas presiones en el norte.