"A Pedro Duque le han puesto el nivel tan bajo que, haga lo que haga, estará bien"
- La matemática Clara Grima empezó a divulgar cuando sus hijos le preguntaron qué era el número Pi que llevaba en la camiseta. Sin duda, tuvo éxito explicándoselo.
- "En la universidad española lo único que funciona bien son excepciones al margen del sistema"
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Clara Grima (Sevilla, 1971) era feliz impartiendo clases de matemáticas e investigando en la Universidad de Sevilla. En sus ratos libres disfrutaba leyendo novelas de Eduardo Mendoza y viajaba a lugares remotos gracias a los libros de Javier Reverte. Pero un día su hijo Ventura, con seis años, le preguntó qué significaba el símbolo Pi de su camiseta.
"No hay ningún número entre el 3 y el 4", le razonó él, recordando la lista de números aprendida en el colegio. Al debate se sumó su hermano Salvador, así que Grima ideó un universo de historias para acercar las matemáticas a sus hijos. Eso fue hace ocho años y supuso el germen de su exitosa faceta como divulgadora.
Sin dejar su carrera académica, la matemática imparte un centenar de charlas al año en institutos, tiene un blog, un podcast, escribe en varios medios y ha publicado libros de divulgación, el último, ¡Que las matemáticas te acompañen! (Ariel, 2018). Combativa frente a las pseudociencias, Grima tiene esperanzas puestas en los nuevos ministros de Ciencia y Sanidad.
Su lema es que a todos nos gustan las matemáticas aunque algunos no lo sepan. ¿Eso incluye a quienes en el colegio sentían sudores fríos con los problemas?
Cuando le planteas a alguien así una cuestión de matemáticas lo primero que te va a decir es que no, pero si consigues romper esa barrera, le cuentas algo matemático y lo entiende, sonríe. Yo creo que a todos nos gusta aprender. Las matemáticas son muy bonitas. Son un juego. ¿A quién no le gusta jugar?
¿Qué es lo más difícil de escribir un libro dirigido tanto a niños como a adultos?
Intento que el tono sea distendido porque siempre procuro explicarlo en un tono así, tranquilo y cariñoso. Yo soy muy cursi. Tengo la teoría de que la ciencia con amor entra porque es algo a lo que se le tiene miedo y hay que seducir a la gente. Se trata de escribir como si lo estuvieras contando en un bar. Es lo que hago en las reuniones familiares.
En el libro menciona la paradoja de la amistad para explicar la propagación de una enfermedad con gente vacunada y no vacunada. ¿Cómo ayudan las matemáticas en epidemias como el ébola?
El libro Las matemáticas vigilan tu salud (2017) está centrado en eso. A principios del siglo XX se describieron los primeros modelos que permitían predecir el crecimiento de una epidemia. A partir de ahí y con el conocimiento fisiológico y biológico de la dolencia, se calcula el número de reproducción básico, que dice a cuántas personas puede contagiar un enfermo.
¿Y qué tiene que ver aquí la paradoja de la amistad?
Cuando los virus viajan en avión la gente se preocupa porque estamos muy conectados por la paradoja de la amistad. Con la epidemia del ébola se calculó el número de reproducción básico y el resultado fue que un enfermo contagia a entre una y dos personas. El sarampión está entre doce y dieciocho. Si el paciente con ébola pudiera contagiar a dos personas en un día, ¿cuántos días harían falta para contagiar a la humanidad? Treinta y tres días. En ese tiempo se colapsaría la humanidad si no se ponen medidas. Luego incluyes la tasa de vacunación. Medimos el número de infectados, que depende del número de gente susceptible de enfermar y del número de enfermos.
Si estás vacunado, no eres susceptible.
Exactamente. Como el número de infectados crece de forma proporcional al número de susceptibles, si no hay susceptibles la enfermedad no avanza. Después haces las cuentas y por ejemplo, con el sarampión, para que no haya epidemia, hay que vacunar al 95% de la población. En Europa la tasa de vacunación es muy alta pero está bajando. En España estamos todavía muy bien vacunados a pesar de Cárdenas.
Hace unos días los médicos de familia advirtieron que estaban bajando las vacunaciones por bulos de este tipo.
Es verdad, escribí un hilo de Twitter y en el libro hablo del espejismo de la mayoría, que explica los movimientos antivacunas. En el grafo hay tres personas que piensan rojo y once que piensan blanco. Desde fuera se ve que la mayoría piensa blanco. Pero si preguntas a los que viven dentro de la comunidad, las percepciones varían. ¿Por qué? Porque los que piensan rojo son influencers. Entonces, si tres influencers dicen que las vacunas producen autismo, por mucho que todos los divulgadores y los sanitarios, ahora hasta la ministra de Sanidad, que es seguro vacunar, a no ser que tengas una personalidad fuerte, puedes caer en esa corriente. Es una ilusión, un espejismo. Solo percibes lo que hay en tu burbuja y cada vez más por los nuevos algoritmos de Google o de Amazon, que te enseñan lo que sigues y son peligrosos. Si buscas tres veces artículos sobre relación entre autismo y vacunas, cada vez que entres en Google los primeros que se van a posicionar son esos. Habría que controlarlo porque es salud pública.
Se tendrá que actuar para corregir los sesgos, ¿no?
Google ya actúa con el algoritmo, pero para que las primeras páginas que aparezcan sean las que pagan. Hay que conseguir que los primeros sean la OMS, pero páginas en los idiomas propios de los usuarios, con información accesible. Si pones un artículo científico y debajo a una celebrity diciendo barbaridades, igual hay gente que va rápidamente a la celebrity.
En el libro también habla de Picasso e incluye numerosas ilustraciones de Raquel Gu. ¿Quiere mostrar que las matemáticas son inseparables del arte?
Las matemáticas son un arte. Las técnicas del artista son las mismas que las del científico. Lo primero es conocerlas. Tienes que saber esculpir una roca con un cincel como tienes que saber multiplicar matrices. Esa es la parte menos grata. Luego hay que encontrar la inspiración y atreverse a hacer algo diferente. La inspiración puede ser un problema o proponerse una Piedad o un Guernica y atreverse a hacerlo.
¿Cuál sería un ejemplo de una obra de arte matemática?
Google es una obra de arte. Las técnicas matemáticas que usa su algoritmo yo las conocía antes que sus fundadores porque soy más vieja, pero no sabía qué hacer con ellas [Ríe]. Ellos empezaron la época de los buscadores y con esas técnicas que yo había estudiado antes, se atrevieron a hacer algo diferente. Eso es una obra de arte. El arte está lleno de matemáticas y muchas veces cuando decimos "arte y matemáticas" hablamos de la Mona Lisa y la razón áurea. Eso son las matemáticas del arte pero el arte de las matemáticas es Google. Coger tres herramientas de álgebra lineal, teoría de grafos y estadísticas y hacer lo que han hecho. O diseñar algoritmos de inteligencia artificial que consiguen que un niño con trastorno de espectro autista profundo aprenda a sonreír. Eso son superpoderes para mí.
Cuando estudió Matemáticas en la facultad, ¿eran muchas mujeres?
Más o menos el 50%. Ahora, en mi departamento de Matemática Aplicada de la Universidad de Sevilla, la proporción anda muy cerca de la mitad.
No es una de las carreras con poca presencia femenina.
En mi época no. Yo no doy clase en la facultad de Matemáticas, sino en la Escuela de Ingenieros, pero cuando han empezado las dobles titulaciones de Matemáticas-Informática y Matemáticas-Física ha bajado el número de mujeres. Donde es brutal es en Ingeniería Informática. Hay un 3% de chicas en la carrera donde doy clase y no se entiende porque el futuro pasa por ahí. Todo el mundo no tiene por qué ser matemático o informático pero es muy curioso que en una de las carreras que domina el mundo no haya mujeres. Es una cuestión cultural.
¿A qué puede deberse?
No lo sé. La informática la creó una mujer. Fue Ada Lovelace quien tuvo la inspiración. En la película Figuras ocultas (2016) la mayoría de las primeras programadoras eran mujeres. Se está estudiando este descenso y hay una correlación con la llegada del ordenador a casa. Ahí bajó. En los años 80 la gente se compraba los ordenadores para jugar y parece que se asociaron más a los chicos. Lo que es curioso es que la titulación de Ingeniería de la Salud, que es informática pura y dura pero enfocada a imagen médica y este tipo de cosas, tiene un 50% de alumnas.
Unas matemáticas españolas que están haciendo la tesis nos comentaban que el número de mujeres empezaba a bajar según avanzaba la investigación y lo achacaban a la inestabilidad de la carrera investigadora de cara a plantearse tener hijos. ¿Qué opina?
La carrera investigadora tal y como está diseñada en España desfavorece a las mujeres. Catedráticas de Matemáticas Aplicadas se pueden contar con los dedos de las dos manos. Yo afortunadamente con el padre de mis hijos no he tenido problemas pero en este país no es habitual eso de "yo me voy de congreso y tú te quedas con los niños". Mi segundo hijo coincidió con los atentados del 11M y me dio tal ataque de ansiedad que me dieron la baja todo el embarazo. En mi caso, que no puede ser más favorable gracias al padre de mis hijos, si te paras, te adelantan. Como estás con las hormonas revolucionadas y muy feliz con el bebé piensas que da igual, pero cuando pasa todo ves que no. Yo estoy aportando un contribuyente a la sociedad. La carga de cuidados que sigue recayendo en la mujer es brutal.
Como investigadora y profesora universitaria, ¿qué espera del nuevo Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades?
A Pedro Duque le han puesto el nivel tan bajo que haga lo que haga, estará bien. Teniendo en cuenta que no tiene demasiado presupuesto, no se puede esperar que nos lleve a la Luna. Yo espero que lo primero que haga sea disminuir la burocracia. Los investigadores perdemos muchísimo tiempo en burocracia tediosa e incomprensible. Tienes que rellenar mil papeles para comprarte un tóner. Muchas veces me siento como si fuera una presunta corrupta mientras no demuestre lo contrario. También tiene que traerse investigadores del extranjero. Hemos regalado un montón de gente formada aquí. Te gastas dinero en formar a un doctor y se lo regalas a Alemania. Es como si hacemos las instalaciones de Madrid 2020 y se las regalamos a Tokio.
Pedro Duque participó en el programa de divulgación científica Órbita Laika, donde usted colaboró las dos primeras temporadas. ¿Cree que esta faceta de divulgador es importante para un ministro?
Claro que sí, porque la gente tiene que sentir cercana a la ciencia. Que tenga esa vertiente de persona conocida y que llegue con esa capacidad de divulgación es fundamental. Además, Pedro Duque y también la ministra de Sanidad, Carmen Montón, son personas muy activas contra las pseudociencias, con unas voces muy potentes y eso lo vamos a notar para bien.
Desde que empezó en divulgación en 2010 hasta hoy, ¿ha notado que entre sus compañeros de universidad se valore más esta actividad?
El cambio es brutal. Yo al principio agachaba la cabeza cuando me cruzaba con gente porque mi blog tuvo mucha proyección. Pensaba "tengo un blog pero lo puedo dejar". Empecé a levantarla porque muchos profesores de matemáticas que para mí eran referentes, cuando me dieron un premio, me mandaron mensajes de agradecimiento por lo que hacía por la disciplina. Hace poco en la Universidad de Sevilla a otros dos compañeros y a mí nos dieron un galardón por el podcast Los tres chanchitos. En el discurso que dio el rector reconociendo la divulgación tuve que aguantarme para que el rímel no me llegara a la barbilla. Fue muy bonito.