Ryan Gosling no hubiera podido ir a la Luna: los errores del biopic de Armstrong
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El espacio exterior está de moda en la gran pantalla. Numerosas películas en los últimos años (Interestellar, La llegada, Annihilation...) han llamado la atención de crítica y público, gracias a una cuidada producción y a directores muy cotizados por las majors. El último en sumarse a esta tendencia es Damien Chazelle. El creador de Whiplash y La La Land cambia los musicales por el género del biopic, y para ello ha elegido la historia de la tripulación del Apolo 11.
El primer hombre relata la década de preparación que supuso alunizar en nuestro satélite más cercano. Gran parte del peso interpretativo recae en Claire Foy (The Crown), la mujer de Neil Armstrong. Ryan Gosling repite director y se mete en la piel de uno de los grandes iconos norteamericanos del siglo XX.
El guión corre a cargo de Josh Singer, quien ya había adaptado previamente acontecimientos basados en hechos reales con Spotlight y The Post. Según explica Business Insider, el guionista habría pasado un total de cuatro años investigando sobre la vida del astronauta.
[A partir de aquí el artículo incluye spoilers de la historia. Aunque reflejen acontecimientos reales, para evitar ciertos detalles de la película es recomendable dejar de leer a partir de este punto]
El protagonista era muy celoso de su privacidad. De hecho, existe un acontecimiento poco conocido en la vida del ingeniero que sorprendió al propio Singer. Se trata del fallecimiento de la segunda hija del matrimonio Armstrong. Karen Armstrong muere en 1962 a causa de una neumonía con tan solo dos años de edad.
Su neumonía fue causada por otra enfermedad. Karen tenía un tumor maligno incrustado en su bulbo raquídeo. Esta parte del cerebro se encarga de procesos involuntarios del cuerpo, como la automatización de la respiración, los estornudos, etcétera. El tumor debilitó sus defensas, quienes no pudieron frenar el desarrollo de la inflamación pulmonar.
La muerte de la menor se produjo pocos meses antes de su solicitud para ingresar en el programa de entrenamiento aeroespacial. La película enmarca el carácter de Armstrong a raíz de ésta y otras tragedias personales que le acompañarán hasta la travesía final. Evita así recaer en tópicos como la épica o el patriotismo norteamericanos, gracias al trabajo conjunto de Singer, Chazelle y Gosling. ¿Pero es El primer hombre igual de rigurosa en sus datos científicos?
De acuerdo con Bill Barry, experto en la NASA, hay detalles que no se trasladan de forma adecuada a la gran pantalla. En una entrevista concedida a ILFScience, el historiador afirma que Ryan Gosling sería demasiado alto para superar los requerimientos físicos iniciales de la NASA de los años 60. Los astronautas no solían superar los 180 cm de altura debido al tamaño de las cápsulas, ni por supuesto el propio Armstrong.
Barry también tiene quejas hacia los encargados de la postproducción. "No hay nubes a 30.000 metros de altitud". En defensa de la película, añade, en ese punto de la atmósfera y con las velocidades alcanzadas por el cohete "parece que no te estás moviendo en absoluto". El recurso de las nubes se hace necesario, por tanto, para transmitir al espectador una sensación de movimiento.
El experto fue uno de los asesores con los que el director y el guionista contaron para trasladar de forma correcta el material. Afirma que pese a estas pequeñas incorrecciones, "la película realiza un trabajo extraordinario al mostrar como Neil Armstrong lidió con el proceso, así como su humanidad".
El primer hombre se ha estrenado esta semana en España.