El nombre de He Jiankui ha sido el más pronunciado esta última semana, desde que la agencia Associated Press (AP) se hiciera eco este lunes de que el científico chino aseguraba haber practicado la edición genética en dos fetos que, por primera vez, había dado lugar a un nacimiento vivo: el de las mellizas Lulu y Nana, nombre ficticio de los primeros seres humanos cuyo genoma ha sido editado en laboratorio para que presente una mutación que las haga inmunes a la infección por VIH.
Le han llamado Dr. Frankenstein, genio loco e irresponsable pero todos los ojos del planeta están sobre él como nunca lo han estado. No es algo que él no buscara. Todo el anuncio de su supuesto hallazgo -no existe ninguna evidencia del nacimiento de esas niñas y, sobre todo, de su condición de inmunes al virus del sida-ha sido cuidadosamente planificado, exclusiva por medio, con ayuda de un relaciones públicas, Ryan Ferrell, del que apenas existe información.
En lugar de un paper -un estudio publicado en una revista científica-, el científico chino ha escogido hablar con AP y publicar una serie de vídeos en You Tube para explicar qué ha hecho y por qué. A cambio, la comunidad científica le ha repudiado, China le ha prohibido seguir con sus experimentos y no se sabe nada del segundo embarazo de embriones editado genéticamente que -siempre según él mismo- está en curso.
Pero, ¿quién es He Jiankui? ¿Por qué nadie había escuchado hablar de este investigador que -si se confirma lo que se ha publicado- pasará a la historia como el padre de los primeros bebés de diseño del mundo?
Poco se sabe sobre este investigador, pero su currículum sí es público. Jiankui nació en el condado de Xinhua, una de las regiones más pobres del sur de China. En uno de los vídeos, él deja claro que creció pobre. "Me quitaba las garrapatas de las piernas todos los días de verano", afirma. "Nunca olvidaré mis raíces", añade dramáticamente, para enfatizar una idea que repite en todas sus intervenciones: que la edición genética como la que él ha hecho debe de ser patrimonio de toda la humanidad con independencia de su condición socioeconómica, una de las grandes preocupaciones de los expertos.
Su pobreza no le impidió licenciarse en Física en la Southern University of Science and Technology (SUSTech), una universidad pública de su país natal. En ese centro está contratado actualmente, aunque disfruta desde febrero de una excedencia no remunerada, como figura en la página web de la institución.
Antes de licenciarse en Física, el joven Jiankui ya apuntaba maneras. Según ha contado Yahoo News citando a la revista del programa Thousand Talents (Miles de talentos), cuando era estudiante He ya montó un pequeño laboratorio en casa. Tras acabar la universidad, recibió una beca para cruzar el charco e ir a hacer el doctorado en la Rice University.
Allí, donde se incorporó al laboratorio de Michael Deem, tampoco pasó desapercibido. En primer lugar, porque sólo pasaron tres años y medio desde que se incorporó al centro hasta que leyó la tesis. En segundo, porque publicó varios papers sobre distintos temas que daban buena cuenta de su buen rendimiento.
Un artículo publicado en 2010 en la web de la universidad lo anunciaba en su título: Está en racha. Allí se contaba que había publicado tres estudios de "tremendo impacto", incluido uno que había sido portada en la revista Protein Engineering Design and Selection. Pero también se daban otras pistas sobre su personalidad.
Por ejemplo, que había solicitado plaza para hacer el doctorado en cuatro universidades y sólo una -Rice- le había aceptado. También, que había llegado a Arizona justo antes de que empezara el semestre de otoño para entrevistarse con sus potenciales tutores y había congeniado a la perfección con Deem. Ese nombre también ha salido en los medios estos días: Jiankui ha dicho que su antiguo profesor ha participado con él en el experimento de los embriones editados genéticamente. "Jiankui is un estudiante de alto impacto. Ha hecho un gran trabajo en Rice y estoy seguro de que tendrá mucho éxito en su carrera", declaraba en 2010, cuando el CRISPR-Cas9 -el procedimiento que ha utilizado para editar supuestamente los embriones- estaba casi en pañales. Ocho años después, la universidad donde aún trabaja ha anunciado que está investigando su participación en el experimento de su pupilo.
El texto en el medio universitario revela algunos de los pocos datos personales que se conocen de Jiankui, que compaginó sus estudios con la presidencia de la Asociación de Estudiantes Chinos de Rice. Por ejemplo, que le gustaba pasar el tiempo en el bar para estudiantes postgraduados de la Universidad, el Valhalla y que le encantaba jugar al fútbol. "Rice tiene seis campos de fútbol. ¡Es increible!", afirmaba el joven investigador.
De Arizona a California y de vuelta a China
Meses después de que se publicara esta noticia, la joven promesa volvió a hacer las maletas. En este caso, no cambió de país, pero sí de universidad. La prestigiosa Stanford le acogió bajo la tutela de Stephen Quake, un profesor de Bioingeniería especializado en secuenciación del ADN, algo distinto -pero mucho más cercano- a la edición genética que lo que había hecho hasta la fecha.
Ese mismo año, en diciembre, Jiankui protagonizó un importante acontecimiento en su vida, completamente fuera del ámbito científico. El investigador se casó con Yan Zeng, de la que poco se sabe, más allá de que -como desvela su perfil de Facebook- recomendaba con entusiasmo en 2011 el libro que acababa de publicar su marido.
También por los vídeos del científico sabemos que tiene dos hijas, a las que ha citado para justificar su trabajo -que afirma haber llevado a cabo por el bien de la humanidad-. Es posible que las pequeñas nacieran en China, como Lulu y Nana, donde Jiankui volvió en 2012 gracias a un programa gubernamental de retorno de talento.
En los seis años transcurridos desde su vuelta, el investigador no ha publicado muchas cosas. Pero, visto lo visto, lo que ha hecho ha sido muy estudiado. Por ejemplo, ha montado la empresa Direct Genomics, que comercializa un producto llamado GenoCare, que describen en su web como una secuenciador de ADN. Un tuit de su empresa vaticinaba en 2016 "una factura de salud vacía durante generaciones".
Un año antes de anunciar su supuesto logro, Jiankui impartió una conferencia en el Cold Spring Harbor Laboratory, en la que discutió la edición genética de ratones, monos y embriones humanos. Esa charla no parece casual, ya que fue precisamente la que le dio la oportunidad de participar en la II Conferencia Internacional de Edición del Genoma Humano, que empezó el pasado martes en Hong Kong.
Un día antes, el investigador chino daba la campanada: publicaba sus vídeos, dejaba a AP hacerse eco de su historia y se presentaba como le interesaba, un científico preocupado por el bien de la humanidad al que no le importaba sacrificar su prestigio en aras del avance de la ciencia. Tras pedir disculpas por filtrar los resultados del experimento aprovechaba, eso sí, para dar otra noticia: otra pareja espera un hijo editado genéticamente. "No son niños de diseño, nunca haría eso", afirma en You Tube He Jiankui. Sus colegas del mundo entero no parecen estar de acuerdo con él.