El equipo del investigador español Juan Carlos Izpisúa ha logrado crear por primera vez embriones híbridos de humano y mono, los denominados 'quimeras' por combinar material genético de distinta naturaleza, en un laboratorio de China. El equipo de Ispisúa, repartido entre el Instituto Salk en EEUU y la Universidad Católica de Murcia (UCAM), ha sido realizado en el país asiático dada su legislación laxa en materia de experimentación genética.
Las quimeras, informa El País, consisten en embriones de primate a los que se les ha inactivado los genes responsables de la formación de determinados órganos y se les ha inyectado a continuación células madres de procedencia humana. Los embriones han continuado su desarrollo hasta la semana 14, momento en el que han sido destruidos siguiendo el consenso ético internacional al respecto.
El objetivo de esta experimentación es el de crear modelos animales más similares al ser humano para la investigación médica, y a la larga, abrir la puerta a los xenotrasplantes: órganos cultivados en cuerpos de animales que serían compatibles, incluso 'a medida', de un paciente humano. El equipo de Izpísua ya creó una quimera de embrión entre humano y cerdo, otra especie candidata a portadora de órganos, pero en ese caso las células humanas "no agarraron" y "contribuyeron muy poco".
Sin embargo, otras quimeras de especies emparentadas como el ratón y la rata sí han tenido más éxito, lo que condujo a experimentar con primates no humanos. Los actuales resultados son "muy prometedores", a la espera de publicación. El consenso, sin embargo, es que este tipo de investigación debe proceder con mucha prudencia y garantías, especialmente tras el escándalo de los bebés editados genéticamente por el investigador chino He Jiankui.
Se trata de una línea de investigación que causa inquietud no solo entre los académicos sino también en el público, preocupado por las implicaciones de borrar la línea entre seres humanos y animales, especialmente los que sirven de alimento o si van a ser destinados a ser "granjas de órganos". Más inmediatamente, no hay garantías de que los híbridos nacidos en caso de llevarse a término la gestación no fueran a sufrir de inmediato graves problemas de salud derivados de su genética allterada.
El proyecto japonés
Al margen de la permisividad china para la experimentación, el gobierno japonés ha sido el primero en aprobar un embrión híbrido entre humano y animal. El proyecto conjunto entre la Universidad de Tokio y la Universidad de Stanford en California fue recogido por la revista Nature en un artículo que ha tenido un potente eco en la comunidad científica. Será encabezado por Hiromitsu Nakauchi, biólogo especialista en el cultivo de células madre.
Según informa Omicrono, el crecimiento de embriones animales con células humanas sólo era legal hasta los 14 días, momento en el que debían ser destruidos por las implicaciones éticas que supone. El ministerio de Educación y Ciencia japonés derogó sin embargo el pasado marzo la norma, implementando nuevas pautas que ahora permiten hasta el trasplante del embrión en animales para proseguir la gestación.
El plan de Nakauchi consiste en hacer crecer embriones de ratón híbridos con ratas hasta los 14 días y medio, cuando los órganos ya están casi formados. Una vez que termine, pedirá permiso al gobierno para hacer crecer embriones híbridos de cerdo hasta los 70 días. "Las células irán solo al páncreas", tranquiliza el investigador ante la inquietud de que la quimera generase neuronas humanas y terminase, como hipótesis, tomando conciencia de sí misma.
Según ha explicado, la técnica que van a probar consiste en crear un embrión animal que carece de un gen necesario para la producción de un determinado órgano, como el páncreas, y luego inyectar células madre pluripotentes inducidas por humanos (iPS) en el embrión animal para qe en su desarrollo pueda fabricar el órgano, que no puede producir con sus propias células.
En 2017, Nakauchi y sus colegas realizaron una prueba preliminar inyectando células iPS de ratón en el embrión de una rata que no pudo producir un páncreas. La rata formó un páncreas hecho completamente de células de ratón. A continuación, trasplantaron ese páncreas a otro ratón diseñado para tener diabetes y el órgano producido por ratas pudo controlar los niveles de azúcar en la sangre, curando al ratón de la diabetes tipo 1.
Posteriormente lo probaron en embriones entre humano y oveja, pero no funcionó. Según explicaron, se debió al uso de especies evolutivamente distintas como cerdos y ovejas porque las células humanas serán eliminadas de los embriones del huésped desde el principio.