Hace más de 500 millones de años, uno de los primeros animales sobre la faz de la Tierra con la capacidad de desplazarse dejó un rastro de huellas que terminaron convirtiéndose en fósil y que han visto la luz gracias a un equipo de investigadores liderados por el departamento de Ciencias de la Tierra de la universidad Virginia Tech (EEUU). Este importan hallazgo evolutivo ha sido descrito en un artículo publicado en la prestigiosa revista Nature.
Según Shuhai Xiao, profesor de Geociencia del Virginia Tech College of Science, califica los fósiles desenterrados como "la evidencia más convincente de movilidad animal ancestral, fechadas aproximadamente hace 550 millones de años". Además del rastro, se han identificado los cuerpos fosilizados de la criatura, denominada Yilingia spiciformis o "chinche de Yiling", en referencia a la ciudad china cercana al yacimiento en el que se realizó el hallazgo.
Este animal fue descubierto en distintas capas de una misma roca por un grupo de investigadores del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing, asociado a la Academia China de Ciencias. La edad se corresponde a unas huellas de aspecto insectoide que el equipo de Xiao localizó entre 2013 y 2018 durante las excavaciones en el área de las gargantas del río Yangtsé. Se remontan al periodo Ediacárico, muy anterior a la época de los dinosaurios y previo a la formación del supercontinente de Pangea. El valor del último descubrimiento es que ha permitido documentar tanto al animal como a la forma de desplazarse y el camino que siguió.
"Este hallazgo demuestra que los animales segmentados y móviles evolucionaron hace 550 millones de años", afirma Xiao. "La movilidad es lo que permitió a los animales dejar una huella inconfundible sobre la Tierra, tanto en el sentido literal como metafórico. Este es el tipo de rasgos que corresponden a un grupo de animales denominado bilaterales, que incluye a la mayoría y a nosotros los humanos también. Los animales somos los que mueven y modifican la Tierra, y la capacidad de los bilaterales para dar forma a la superficie del planeta está ligada a los orígenes de la motilidad humana".
La criatura en concreto era similar a un milpiés, medía hasta 10 centímetros de largo por hasta 2,4 de ancho, que se desplazaba arrastrándose sobre su cuerpo por el cieno del fondo oceánico y alternando con pausas. Los rastros que dejó alcanzan cerca de 60 centímetros. Su forma era alargada y estrecha, con unos 50 segmentos, lados izquierdo y derecho diferenciados, espalda y barriga, y cabeza y cola.
Todos estos elementos certifican que se trata del primer ancestro de los animales bilaterales entre los que nos encontramos, cuyo origen se estimaba en una horquilla entre los 635 y los 529 millones de años pero que solo se han podido confirmar con este descubrimiento.
Además, podría tratarse de la primera prueba de una toma de decisiones en un animal, ya que según Xiao los rastros indican un esfuerzo para moverse hacia algo o para alejarse de otra cosa, quizás bajo el dictado de un complejo sistema nervioso central. La movilidad de los animales supuso un impacto sobre la ecología y el medio ambiente en la superficie de la Tierra, y condujo en última instancia a la revolución agronómica de la base del Cámbrico.
"Somos la criatura que provoca el mayor impacto sobre la superficie del planeta. Dejamos una huella enorme, no solo por nuestros desplazamientos sino por gran cantidad de otras actividades aún más influyentes que tienen que ver con nuestra capacidad para movernos. Cuándo y cómo evolucionó la locomoción define un contexto geológico y evolutivo importante para el impacto antropogénico para la Tierra", concluye.
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