La sonda china Chang'e 4, la primera en aterrizar en la cara oculta de la Luna, ha analizado el suelo de esa desconocida zona, cuya parte superior está formada por una capa de regolito (fragmentos de roca y minerales poco compactos) de hasta 12 metros, como ya se había observado en otras partes del satélite.
Un estudio que publica este miércoles Science Advances, firmado por expertos chinos e italianos, profundiza en los datos enviados por la misión Chang'e 4, la cual aterrizó en enero de 2019 en el cráter Von Karman del polo sur del satélite.
El equipo encabezado por Chunlai Li de la Academia China de Ciencias analizó los datos transmitidos durante sus dos primeros días en la superficie lunar por el vehículo Yutu-2, que analizó la composición del suelo hasta una profundidad de 40 metros, pues los instrumentos no permitían obtener datos claros más abajo.
El estudio indica que los datos del rover proporcionan "una información clara sobre la estructura del subsuelo, que está compuesto principalmente de materiales granulares altamente porosos con cantos rodados incrustados de diferentes tamaños".
Los resultados apoyan la existencia de regolito en la superficie de las regiones inexploradas de la Luna. La presencia de este manto de roca pulverizada y polvo que cubren el fondo rocoso sólido se conocía en la cara vista tras las diferentes misiones Apolo, pero no se sabía si se existía en otras zonas.
La capa de regolito llega hasta 12 metros y "parece bastante uniforme, con grandes rocas esporádicas", indica el informe.
Hasta los 24 metros hay una primera zona con una gran cantidad de rocas "distribuidas aleatoriamente" de 0,2 a 1 metro de ancho, mientras la segunda, más profunda, tiene también piedras pero su distribución y tamaño no es homogénea.
En la zona más profunda que pudo ser analizada, de 24 a 40 metros, la distribución y cantidad de rocas "disminuye considerablemente" y se localizan esencialmente en la parte superior de esta capa.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores combinaron las imágenes de alta resolución obtenidas por Yutu-2 junto a los escaneos del radar de penetración lunar con el que va equipado el rover.