Francis Mojica era la primera esperanza seria que España tenía en años para volver a conseguir un premio Nobel en alguna de las categorías de Ciencia. Su nombre lleva años sonando pero, hasta ahora, se pensaba que aún no había llegado su turno.
Lo que ha pasado en realidad este miércoles es mucho peor. Se ha premiado su hallazgo, pero se le ha dejado a él fuera del máximo reconocimiento científico, que han recibido quienes llevaron a la práctica en humanos el descubrimiento que él hizo en bacterias.
Esto ha causado una gran decepción a la comunidad científica española, que si ya no entendían que la técnica de edición genética CRISPR / Cas9 no hubiera sido premiada en los últimos años, menos comprenden que lo haya sido sin reconocer a su descubridor.
El director del instituto de investigación IdiPAZ, Eduardo López Collazo, comenta a EL ESPAÑOL: "Es una injusticia, él fue quien la descubrió y el comité Nobel lo ha olvidado".
No es la primera vez que Mojica se queda sin un reconocimiento a la técnica CRISPR/ Cas9 otorgado a Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier. En 2015, también quedó excluido del Princesa de Asturias, otorgado a las científicas.
El feo lo compensó la Fundación BBVA, que en 2017 otorgaba a los tres el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento.
Pero, ¿qué hizo cada uno? Nadie duda del papel de Doudna y Charpentier. De hecho, el jurado de este último premio declaró que toda la historia en torno a este hallazgo era el ejemplo perfecto de cómo un descubrimiento de la más pura ciencia básica puede acabar trasladándose a la clínica.
Lo que Mojica descubrió "por casualidad, como suele suceder", es un comportamiento extraño en el microorganismo Haloferax mediterranei, una bacteria que se defendía de los virus mediante unas secuencias genéticas que se repetían a intervalos regulares.
Lo que añadieron las científicas que acaban de ganar el Nobel fue reproducir artificialmente ese sistema. En la naturaleza, el mecanismo CRISPR/Cas 9 destruye a los invasores a base de cortar su ADN. Eso, reproducido en el laboratorio, se podría usar como "una potente herramienta de edición genómica que puede ser programada para reconocer cualquier fragmento de ADN", explicaba en 2017.
La revista Nature ha reconocido el papel de Mojica en su artículo sobre el Nobel de Química de este año. "Literalmente no habría CRISPR sin Francisco Mojica", publican, y recuerdan que también fue él el que ideo el acrónimo de la técnica.
Mojica ha declarado a Efe, que ve la distinción a Charpentier y Doudna con "mucha alegría porque, independientemente de lo que te consideren" -en referencia al jurado de los Nobel- "he estado implicado en esto muchos años".
"Se lo han dado al niño aquel que teníamos aquí y que nadie le hacía caso, y es un orgullo. No está bien decirlo, pero es como que el hijo que uno tiene ha triunfado en la vida", según Mojica, quien cree que "ahora se oirá mucho más hablar del CRISPR de lo que ya se hace" y eso es "un motivo de orgullo enorme".
Eso sí, cuando le dieron el premio Fundación BBVA, Mojica reconoció a este diario que le gustaría recibirlo en el caso de que la Academia Sueca otorgara el Nobel al descubrimiento del CRISPR/Cas9.
En ese entonces, recordaba divertido como el primer congreso en 2008 sobre CRISPR/Cas9 -en el que conoció a Doudna- fue precisamente en la casa de la investigadora, en la localidad californiana de Berkeley. "Éramos como diez personas; ahora hay que limitar el número de participantes", comenta divertido. Un par de años después, conoció a Charpentier.
Los tres declararon entonces estar "emocionados" por las aplicaciones potenciales de esta herramienta de edición genética. Doudna creía hace tres años que las primeras aplicaciones serán en enfermedades como la anemia falciforme o en algunas patologías de los ojos, pero el científico chino He Jiankui estropeó sus planes.