Los aficionados a la ufología y las teorías de la conspiración tienen hoy su día grande. Por primera vez, un oficial de inteligencia de los Estados Unidos habría revelado oficialmente, y en la sede del poder legislativo, que el Pentágono conserva restos de naves alienígenas y "de sus pilotos", y que estaría tratando de utilizar esa tecnología extraterrestre. La declaración, sin embargo, ha sido recibida con frialdad por los estadounidenses. Y es que su protagonista, el exanalista de inteligencia David Grusch, tiene antecedentes de declaraciones grandilocuentes pero nunca probadas.
Grusch, de 36 años, sirvió efectivamente en las Fuerzas Aéreas de EEUU y fue destinado precisamente a la investigación de los 'Fenómenos Aéreos No Identificados' (UAP por sus siglas en inglés). Se trata del nombre que reciben oficialmente los 'Objetos Voladores No Identificados' (OVNIs) desde 2021 cuando, en un esfuerzo de transparencia, el Pentágono empezó a publicar la información que posee sobre estos fenómenos. Oficialmente se tiene constancia de miles de avistamientos anuales solo en Estados Unidos para los que no hay explicación.
El oficial fue por tanto un 'cazador de OVNIs' real, y ha estado enviando informes a varios congresistas en los que detalla cómo el Pentágono, en un proyecto secreto, ha estado recogiendo fragmentos de naves y formas de vida extraterrestre. Durante "décadas", habrían estado tratando de replicar la tecnología recuperada mediante "ingeniería inversa". También protagonizó un artículo en el medio especializado en defensa The Debrief, en el que otro agente bajo el pseudónimo 'Jonathan Gray' confirmaba que "no estamos solos" en el universo.
Los informes proporcionados por Grusch habría sido lo bastante solventes como para que el republicano James Comer, presidente de Supervisión de la Cámara de Representantes, convocase la comisión parlamentaria al respecto. Además, la información de The Debrief estaba firmada por Leslie Kean y Ralph Blumenthal que destaparon en 2017 para el prestigioso The New York Times que el Pentágono tenía un 'programa OVNI' en el que había gastado 22 millones de dólares. Todos estos elementos han contribuido a dar verosimilitud a la declaración.
Sin embargo, Grusch no afirma en ningún momento haber visto ni los restos de los ovnis, ni la tecnología alienígena, ni los presuntos cadáveres de extraterrestres: toda su información, afirma, proviene de los documentos que pasaron por sus manos. Los informantes anónimos que citaba el medio tampoco habrían visto otra cosa que la documentación. Ante las preguntas de los congresistas, el exoficial respondió en varias ocasiones que no podía hablar por estar sometido a confidencialidad. El problema es que previamente ha hablado mucho en medios, y de forma descontrolada.
Naves nazis y hombres lobo
Desde que abandonó las Fuerzas Aéreas, Grusch se ha dejado querer como experto en ufología que no teme zambullirse en el esoterismo. Como destapó Steven Greenstreet, periodista del New York Post, fue citado en Le Parisien como experto sobre la teoría de "la campana de Hitler", un presunto OVNI de la Segunda Guerra Mundial que también habría funcionado como máquina del tiempo. Otros miembros de su equipo de investigación de UAPs han aprovechado el atractivo de su expediente para aparecer en programas de ocultismo que investigan avistamientos de poltergeists y hombres-lobo.
Además, aunque habló de personas "heridas" durante los experimentos con materiales alienígenas, en sus declaraciones fuera de juramento ha llegado a afirmar que fueron asesinadas para encubrir el programa, recoge Gizmodo. Incluso ha deslizado la teoría de que los "pilotos" podrían no ser extraterrestres, sino seres "proyectados de una dimensión superior a una inferior" aprovechando las circunstancias de un "universo holográfico".
Los integrantes del subcomité han concluido que procede solicitar al Gobierno que se establezca un sistema "transparente y seguro" para que estos incidentes puedan ser reportados ante las autoridades sin dañar la reputación de los testigos. Sin embargo, según recogen los medios estadounidenses, la presunta revelación ha pasado sin pena ni gloria. "La mayoría de legisladores parecían confusos, asombrados, ocasionalmente bromistas y extrañamente desprovistos de escepticismo. Para cuando terminó la sesión, la mayoría ya se había marchado".