Los cachalotes se comunican y mantienen complejas redes sociales entre ellos. Ahora sabemos, además, que el acento es importante. Si bien ya se habían registrado anteriormente diferencias entre la forma de comunicarse, un nuevo estudio muestra una llamada propia de los cachalotes que sólo se ha registrado en el Caribe, y que refuerza la teoría de que estos gigantescos mamíferos marinos aprenden a realizar este tipo de llamadas en su grupo.
Un nuevo estudio sobre comunicación entre cachalotes publicado en la revista Royal Society Open Science muestra que los cachalotes del Caribe utilizan un cierto patrón acústico que no han escuchado fuera de la región.
"Arranqué el Proyecto Cachalote de Dominica en 2005, al inicio de mi tesis doctoral", comenta Shane Gero, investigador de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y autor principal del estudio, a EL ESPAÑOL. "Desde entonces, he pasado miles de horas en compañía de más de 20 familias diferentes de este tipo de ballena", afirma, y añade: "Ninguna población ha sido estudiada tan a fondo".
Liderados por este investigador, los científicos estuvieron observando durante seis años el comportamiento de hasta nueve grupos sociales de cetáceos en las costas cercanas a la isla Dominica, justo al norte de Santa Lucía y Barbados.
Durante ese tiempo grabaron los sonidos de llamada, también denominados codas y que recuerdan al sistema morse, entre los miembros de dichos grupos. Si bien muchos de estos sonidos varían según el individuo, existen algunos patrones consistentes que se repiten en todos los grupos. De hecho, los investigadores fueron capaces de aislar una coda bastante común en todas las ballenas sin importar la edad, el tamaño o el grupo.
Si bien investigaciones anteriores sugerían diferentes acentos en grupos de cachalotes distantes entre sí -por ejemplo, los que habitan en el Océano Atlántico y en el Pacífico-, en esta ocasión se trata de una coda única de esta zona: todas las ballenas realizaban esta llamada -descrita por los investigadores como "clic, clic, clic-clic-clic", un ritmo muy similar al chachachá- de forma tan idéntica que no fueron capaces de identificar qué ejemplar emitía cada sonido.
Estos ritmos se repetían en todos los grupos sociales estudiados, y durante mucho tiempo han sido escuchados en las ballenas del Caribe. Y aunque este patrón tan parecido al chachachá nunca se ha observado en las ballenas del Océano Pacífico o en otras áreas de el Atlántico, lo repiten incluso los ejemplares más jóvenes de cachalote en el este del Caribe, lo que sugiere que se trata de una llamada aprendida y, de alguna manera, "cultural".
"Las ballenas del Caribe utilizan la coda 1 + 1 + 3, que sólo ha sido grabada en Dominica", explica el investigador. "Esta llamada ha estado allí desde que los investigadores la registraron por primera en cachalotes del Caribe en 1981, y pensamos que puede funcionar como un marcador del patrimonio cultural, una especie de '¡Soy del Caribe! ¿lo eres tú?'".
Las redes sociales bajo el mar
Los investigadores subrayan la complejidad de las relaciones sociales que se establecen entre estos grupos de cetáceos observados. "Establecen redes sociales, con diferentes tipos de vínculos entre los individuos, entre las familias, y entre grupos culturales", asegura Shane Gero. "El mensaje principal es que en sus vidas se establecen una serie de nexos sociales, como le pasa a usted o a mí", afirma.
De esta forma, estos cetáceos pueden relacionarse con otros individuos concretos durante unas horas o durante años -como sucede con la amistad entre humanos-, establecen relaciones de vecindad con otras familias durante décadas -algo parecido a los vecinos en una urbanización- y tienen incluso segregaciones culturales.
"Si hablan dialectos diferentes no pasarán tiempo juntos", asegura el científico, que añade: "Pero lo más importante, y esto es algo que podríamos aprender, es que a pesar de que sus culturas pueden ser diferentes, no hay guerras culturales entre los cachalotes".
Podríamos aprender de las ballenas que, a pesar de que sus culturas pueden ser diferentes, no hay guerras culturales entre ellas
De esta forma, este experto sostiene que estos cetáceos tienen patrones sociales complejos en muchos niveles diferentes: "El individuo es importante, la familia a la que pertenece es importante, y su patrimonio cultural es importante".
Ahora, esta investigación demuestra que los cachalotes cuentan con la diversidad vocal suficiente para permitir el reconocimiento de cada uno de esos niveles de identidad social. "Queda por probar si para eso es para lo que utilizan las codas, y estamos preparando para 2017 el uso de aparatos de audio específicos que reproduzcan sus sonidos, para ver cómo responden".
Acento caribeño
Para comprender un poco mejor este acento propio de los cachalotes caribeños es importante recordar que las hembras y sus crías viven juntos durante toda su vida en su unidad social, en aguas tropicales o subtropicales, en la misma área. "En el Caribe, su hogar parece ser sólo unos miles de kilómetros cuadrados, en las aguas frente a unas pocas islas". "Sólo los machos dejan sus unidades natales cuando son adolescentes y cubren extensas áreas a medida que maduran, e incluso tal vez cambien de océanos", aclara Gero.
En un contexto más amplio, ello significa que "existe un dialecto específico en el Caribe que no se produce en ningún otro lugar en el mundo", sostiene este investigador. "Las ballenas en el Caribe son diferentes, porque hacen las cosas de manera diferente y parecen identificar su patrimonio por medio de estas llamadas".
Sin embargo, desgraciadamente el estudio sugiere que la población de estos magníficos animales sociales está en declive: cae anualmente hasta un 4%, un porcentaje muy alto para un mamífero, ya sea marino o terrestre. "La mortalidad de las crías es sorprendentemente alta, del 29,4% en el primer año, y de los que sobreviven el primer año alrededor del 4% no va a llegar a la edad adulta", afirma el científico.
SOS por los cachalotes
Estos índices de mortalidad son demasiado altos para ser naturales, y los investigadores denuncian causas relacionadas con la actividad humana, como impactos y colisiones con embarcaciones, ejemplares atrapados en artes de pesca, el efecto contaminante de sustancias utilizadas en la agricultura, etc.
Shane Gero denuncia que las acciones humanas impactan en la vida de estos cetáceos. "Es fácil olvidar que están ahí fuera, alimentándose, cuidado de sus crías, jugando y durmiendo; mientras, nosotros vemos un partido de fútbol, comprobamos la cuenta de Twitter y pedimos una pizza", explica a este diario, y añade: "Sus vidas pasan desapercibidas para nosotros, pero estas ballenas han estado vagando por los océanos durante más tiempo de lo que nosotros hemos estado caminando erguidos, y el peso de esa historia debería motivarnos para la conservación de los océanos".
"Estas familias con las que he trabajado, y cuyas crías espero ver crecer, son algo así como embajadores de una nación en las profundidades del océano, que nos enseñan sus vidas en una parte del planeta que compartimos, una parte que es además difícil de investigar", asegura este científico. "Un día me pregunté qué pasaría si me detuviera un momento a escuchar y ver lo que tienen que decir... y eso es lo que hice", concluye.