En un claro ejemplo de histeria mediática, en julio de 2007 el cannabis copó titulares en los medios de comunicación de todo el mundo. La noticia, derivada de una amplia revisión de estudios publicada en The Lancet, afirmaba que el consumo de marihuana y hachís -las drogas más utilizadas por los jóvenes de todo el mundo- aumentaba el riesgo de episodios psicóticos.
Los datos confirmaban los peores temores de padres y educadores, pero la realidad es que, a pesar de duplicar el riesgo de este tipo de eventos, éste sigue siendo muy bajo, y se presenta sólo en algo más del 1% de los fumadores habituales de porros.
Sin embargo, como saben los afectados, el impacto social y familiar de este efecto adverso es muy importante y casi siempre coge por sorpresa a quiénes los sufren y sus allegados. La razón: poco se sabía hasta ahora sobre qué hacía a un joven más vulnerable a sufrir estos ataques.
La base genética era algo muy sospechado, pero todavía son escasos los hallazgos en este sentido. Ahora, un estudio publicado en la última edición de la revista Translational Psychiatry, ofrece un nexo genético entre los trastornos psicóticos y el cannabis en una mutación del gen AKT1.
Los que la presentan, según han demostrado investigadores de la Universidad de Exeter y el University College de Londres, son más susceptibles a experimentar distorsiones visuales, paranoia y otros síntomas comunes a la psicosis tras consumir cannabis. El estudio se ha llevado a cabo, además, en adolescentes sanos que consumían habitualmente la droga y no en personas que ya han sufrido un episodio psicótico.
Implicaciones prácticas
Dos son las consecuencias prácticas de esta investigación. La primera, la más obvia, es la identificación de los sujetos en riesgo. Aunque es difícil imaginar que, cual rito de iniciación, los padres de un adolescente le sometan a un análisis genómico para estar más cargados de razón que nunca al recomendarle que no fume drogas, el hecho es que esa prueba estaría disponible. "Sería posible realizar este test y advertir a los usuarios con mayor riesgo o, al menos, vigilarlos más estrechamente", comenta a EL ESPAÑOL Celia Morgan, una de las firmantes del estudio.
Pero la otra aplicación sería utilizar esta vulnerabilidad para probar soluciones a los trastornos psicóticos asociados al consumo de cannabis. Morgan comenta que ya existen fármacos para el cáncer que atacan a esta vía, por lo que "sería una posibilidad" explorar su uso en esta nueva indicación.
El jefe de sección de psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Celso Arango, comenta por su parte a este diario que sufrir síntomas psicóticos puede no ser lo más importante que haya que predecir. "Lo que no nos dice el trabajo es quiénes de estos que tienen psicosis acabarán padeciendo un trastorno mental, como la esquizofrenia. Esto seguramente vendrá determinado por la combinación de varios factores de riesgo, entre los que podría estar éste en el caso de los fumadores de cannabis", concluye.