El 10 de febrero de 1978, Félix Rodríguez de la Fuente epató al mundo al mostrar en El Hombre y la Tierra, su programa de televisión, las imágenes de un alimoche -una especie pequeña de buitre- cogiendo con el pico una piedra y lanzándola para romper un huevo. Aquel buitre sabio, apodado Gaspar, cambió casi todo lo que se pensaba sobre la complejidad de algunas aves.
Al fin y al cabo, no hacía tantos años que Jane Goodall había mostrado por primera vez a unos chimpancés metiendo hojas de hierba en un termitero del Parque Nacional Gombe, en Tanzania, para lograr sacarlas del agujero.
Hoy sabemos que los primates no son las únicas especies animales capaces de usar herramientas, aunque sólo pueden hacerlo el 2%, incluidas ocho tipos de aves. En algunas, las herramientas son bastante simples. Se ha observado por ejemplo a algunas gaviotas lanzar ostras cerradas a la carretera para que los coches las abran al pasar.
Y hasta el momento, se pensaba que el pájaro más diestro con las herramientas era el cuervo que vive en Nueva Caledonia, pero un estudio que aparece esta semana en Nature demuestra que los alalā, unos cuervos que habitan en Hawái, también son capaces de usar un palito para sacar gusanos de la corteza de los árboles. Es más, son capaces de modificar una herramienta para crear otra que les facilite el acceso a comida, por ejemplo, acortar un trozo de rama para adaptarlo al tamaño del agujero. Son los únicos animales capaces de hacer esto además del ser humano.
Es decir, los cuervos de Nueva Caledonia ya no son -perdonen el chiste- rara avis en su uso de herramientas con gran destreza. Pero lo verdaderamente trascendental del trabajo es descubrir que esta habilidad de los alalā no es imitada o adquirida culturalmente, sino que aparece en ellos de forma natural.
Como explica a EL ESPAÑOL Christian Rutz, autor principal del estudio e investigador en la Universidad de St. Andrews, tanto los cuervos de Nueva Caledonia (Corvus moneduloides) como los de Hawái (Corvus hawaiiensis) estudiados fueron criados en condiciones controladas, donde no podían observar ni a cuervos adultos ni a humanos que usaran herramientas, y aún así desarrollaron un uso funcional de estas ramitas. Esto sugiere que ambas especies "tienen una predisposición genética" para emplear aparejos, que luego pueden mejorar, bien mediante el ensayo-error u observando a otros cuervos.
Los cuervos empleados fueron 104 de los 109 ejemplares supervivientes, ya que esta especie está extinta en libertad y sólo pervive en cautividad. De éstos, el 78% de media usaba herramientas de forma espontánea, una cifra que aumentaba hasta el 93% en el grupo de aves maduras, de más de tres años. Esto sugiere de nuevo que la habilidad es innata, aunque se vuelve generalizada con la edad.
Laura Jiménez Ortega, investigadora en el Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humano de la Universidad Complutense y no relacionada con el estudio, coincide con Rutz en que "el hecho de que cuervos aislados y sin ninguna exposición social usen herramientas indica que hay una capacidad genética subyacente". Además, la neurocientífica subraya que "parece que la evolución es convergente", dado que este comportamiento de dos especies de cuervos separados por 6.000 kilómetros de océano Pacífico, "no se ha producido una vez y ha reaparecido en sus ancestros, sino que ha tenido lugar dos veces en dos sitios diferentes".
Lo hicieron en su tiempo libre
Las teorías evolutivas tradicionales sugerirían que estos cuervos empezaron a usar herramientas para sacar gusanos de la corteza del árbol como una ventaja adaptativa, por ejemplo, ante la falta de comida disponible. Pero no ocurrió así. Estos cuervos hawaianos tenían comida suculenta de sobra, no tenían depredadores amenazándoles ni otras especies, como los pinzones carpinteros, compitiendo por ese nicho ecológico.
Además, hay otro asunto inquietante. Aunque el 93% de los cuervos adultos usaban estos palitos para extraer gusanos, conforme avanzaban en edad dejaban de usarlos.
"Es curioso que con los años haya esa presión social para dejar de usar herramientas, y aunque sean capaces de utilizarlas, las usen muy poco", reflexiona Jiménez Ortega. "Va en contra de la presión social y tiene sentido, porque están en un ambiente donde no es necesario, no es un nicho ecológico donde haya mucha comida escondida: los córvidos, en general, tienen una conducta social muy desarrollada, tanto como los primates e incluso más en algunos sitios".
Las tres aves que mejor usan las herramientas, estos dos tipos de cuervo y el pinzón carpintero de las Galápagos, comparten un origen ecológico común que llevó a la aparición de esta ayuda tecnológica: comida abundante, pocos depredadores y poca competencia con otras especies.
Y una cosa más, mucho tiempo libre para explorar posibilidades.
"Un salto evolutivo brutal en los seres humanos fue cuando pasamos de usar una piedra para abrir una nuez a usarla para afilar otra piedra y con ésta partir carne, es algo que ha marcado la evolución de la cognición humana", explica Jiménez Ortega. "Y lo importante de este nuevo trabajo es que puede ayudarnos a ilustrar cómo los seres humanos empezamos a usar herramientas".