El incendio de La Palma sigue sin estar controlado. Declarado este miércoles, ha arrasado ya 3.600 hectáreas, ha provocado la evacuación de 2.500 personas y ha acabado con la vida de un agente del Servicio de Medio Ambiente.
El Gobierno de Canarias ha declarado que la extinción del fuego todavía es complicada, aunque hay zonas que son más peligrosas que otras: el frente norte está más o menos controlado (salvo dos pequeños áreas que amenazan con llegar al municipio de Mazo) mientras que al sur las llamas han llegado al municipio de Fuencaliente y continúan avanzando.
Las condiciones atmosféricas dificultan la labor de los operativos, ya que estos días la temperatura ha superado los 30 grados y el viento ha alcanzado los 50 kilómetros por hora. A esto se suma la baja humedad, que no ha superado el 20%. Además, las predicciones indican que durante el día de hoy pueden incluso empeorar.
El pinar canario, el mayor perjudicado
El fuego se encuentra en la zona sureste de la isla, donde predomina el pinar canario, cuya relevancia es tal que el pino es uno de los símbolos de La Palma. Se trata de un ecosistema de coníferas (una clase de árboles que agrupa a aquellas con hojas en forma de aguja) de los más resistentes a las llamas del mundo, pero para valorar el daño que resultará de este incendio es necesario tener en cuenta igualmente a las especies animales.
Así lo explica a EL ESPAÑOL Manuel Nogales, investigador del Grupo de de Ecología y Evolución en Islas: "Cuando tiene lugar un incendio, de lo que más se habla es sobre los árboles que se han quemado, pero también debemos pensar en los animales que se ven perjudicados. En este caso la mayoría de los insectos se mueren y muchos pájaros también, y ellos dos son los que hacen que funcione todo. El impacto en el ecosistema es como coger un ordenador y resetearlo".
La recuperación del bosque dependerá de la gravedad que alcance en los próximos días, aunque para que ésta sea total tendrán que pasar al menos cuatro años. "Para recuperar el pinar no hacen falta grandes actuaciones globales, sino que se hace un seguimiento, porque con la lluvia los pinos comienzan a crecer poco a poco como en un pequeño milagro. A menos que quede totalmente arrasado, que entonces sería necesario repoblar, si los dejamos estar todo vuelve mágicamente", explica Nogales.
Por el momento, el incendio no ha avanzado hacia el norte, donde se pondría en peligro la laurisilva, que alberga una biodiversidad mucho más compleja, con la comunidad vegetal más rica de la isla y especies de palomas endémicas como la turqué o la rabiche.
Causas y efectos
En opinión de Nogales, los incendios en Canarias cuentan con dos agravantes: el turismo y la asiduidad de los incendios. La población en el archipiélago durante el verano pasa de dos millones de habitantes a diez: "Las posibilidades de que se produzca un incendio aumentan si la población se multiplica, porque las probabilidades de que un capullo tenga un despite y provoque el fuego son mayores. Se defiende que el turismo trae trabajo y dinero, pero convella perjuicios como éstos", afirma a este medio el investigador.
Asimismo, el incremento de la frecuencia con la que se producen los incendios dificulta situación de cara al futuro. "Antes se daban cada 20 o 30 años, pero ahora los provocamos mucho más asiduamente, por lo que se desconoce qué efecto pueden tener en las islas", concluye Nogales.