Tras doce días de reuniones y plenarios, casi 200 países aprobaron el viernes La declaración de Marrakech en la Cumbre de las Naciones Unidas para el cambio climático (COP22). Se trata de un documento político sin demasiadas vinculaciones prácticas que marca los primeros pasos para la redacción de un libro de normas que apliquen el Acuerdo de París. Tendrá que estar concluido en 2018, dos años antes de que entre en funcionamiento el convenio.
Este libro de reglas es importante porque la resolución dejó algunas cuestiones sin detallar, como la manera en que los países informarán y supervisarán sus compromisos para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Habrá que esperar porque el Protocolo de Kyoto de 1997, anterior documento al Acuerdo de París, aunque solo obligaba a los países en desarrollo a reducir sus emisiones, tardó cuatro años en detallar las normas.
En esta ocasión además entran también en juego los países más pobres y vulnerables al cambio climático que se comprometieron a dejar su abastecimiento energético tradicional y pasar a usar el 100% de energías renovables entre 2030 y 2050. Un total de 48 países del Foro de Vulnerabilidad Climática, entre los que está el país anfitrión, Marruecos, firmaron el comunicado conjunto La visión de Marrakech para que la temperatura global no supere los 1,5 grados centígrados respecto de los niveles preindustriales.
Los estados desarrollados se comprometen a desembolsar 100.000 millones de dólares anualmente a partir de 2020. Ayudas para que los países desfavorecidos se adapten al cambio climático, con infraestructuras como diques o canales para luchar contra las inundaciones, o planes de desarrollo agrícola contra las sequías. Además, siguen planteando que también hay que destinar fondos a la mitigación, es decir, a la progresiva extinción de los focos emisores de GEI, como las centrales de carbón.
El canciller de Marruecos, Azik Mekouar, aseguró tras leer la declaración conjunta que "lo más importante es que hay un acuerdo y no vamos a volver atrás. Hay que entrar en acción y ésta es hacia el desarrollo sostenible".
'Acción', precisamente, fue la palabra más escuchada en la Cop22 que se celebró desde el 7 de noviembre en Marrakech. "Pasar de lo acordado en París el año pasado a la realidad y poner sobre la mesa soluciones que hay que llevar a cabo lo antes posible, ese es el reto", confesaba al principio de la cumbre Hakima El Haite, ministra marroquí de Medio Ambiente, en entrevista con EL ESPAÑOL.
Adelante con o sin Trump
Durante la cumbre, Donald Trump salió elegido presidente de Estados Unidos y 'Trump' se convirtió en la otra palabra más escuchada en las reuniones y plenarios. El republicano sembró la duda de llegar a un pacto y de conseguir los objetivos marcados por la comunidad internacional. Durante la Conferencia de la cuenca petrolera de Willinston en Bismarck (Dakota del Norte) el pasado mes de mayo, el recién electo declaró: "Vamos a anular el Acuerdo de París sobre cambio climático" y hace cuatro años publicó en Twitter que "el concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos a fin de que la producción industrial estadounidense dejara de ser competitiva".
Todos los reunidos en Marrakech, políticos, empresarios, ONGs y sociedad civil recordaron a Trump la importancia e urgencia de actuar en beneficio del Planeta y apelaron a su colaboración. "Cada día es más urgente poner en marcha el Acuerdo de París", aseguró la ministra de Medio Ambiente a este medio. Defendió la irreversibilidad de la lucha contra el cambio climático y reivindicó el máximo apoyo político y de la sociedad civil a esta tarea. El propio Barack Obama se comprometió a reducir las emisiones de EE UU de dióxido de carbono en un 80% para 2050.
Parece que el liderazgo de Estados Unidos ya no es imprescindible. Tras la irrupción de Trump en la geopolítica mundial, las negociaciones climáticas buscan nuevos líderes. Y aquí no solo entra en juego China, que ya se postuló para liderar el cambio climático, sino también la Unión Europea (UE), que podría asumir ese liderazgo. Si Estados Unidos se sale de la alianza -lo que le costaría cuatro años de trámites- y no sigue siendo el motor de la lucha contra la degradación del planeta, no impedirá que el resto de países sigan adelante.
La cumbre climática de Marrakech ha enviado un mensaje político claro aseguró a este diario el eurodiputado del grupo de los Verdes, Florent Marcellesi. "Diga lo que diga Trump, haga lo que haga, no hay marcha atrás en la lucha contra el cambio climático".
El representante de Equo en Europa considera que "con el apoyo de la UE y China, e incluso de Rusia, el Acuerdo de París sale reforzado, y con el apoyo de las ciudades, regiones, sociedad civil y de las empresas, la transición se convierte en imparable".
España se compromete, Marruecos sigue adelante
El Gobierno español ha estado presente en la Cop22 y ha reafirmado su compromiso de lucha contra el cambio climático al firmar el Acuerdo de París, enviado el 11 de noviembre al Parlamento para su ratificación, después de estar un año parado.
Paralelamente, se impulsará una ley de cambio climático que recoja "los compromisos e instrumentos necesarios para que la economía española pase a ser una economía baja en carbono, que crezca y cree empleo", anunció Mariano Rajoy durante su visita.
Sin embargo, ni la ministra de Agricultura y Pesca, Isabel García Tejerina, ni el presidente español han mencionado el aumento de las emisiones GEI en España, publicado en agosto. El Gobierno del Partido Popular se comprometió a reducir las emisiones en un 26% antes de 2030, pero en 2015 aumentaron un 3,5%, según datos del Ministerio de Medio Ambiente.
"Tras años de políticas nefastas en contra de las energías renovables y al autoconsumo, el proyecto de Ley de cambio climático es por ahora una cáscara vacía. Para ser consecuente con los objetivos de París, ésta tendría que pasar por recoger la descarbonización total de la economía española en 2050, por compromisos de reducción de emisiones mucho más ambiciosos para 2030, por el fin de las energías sucias, como el fracking o el carbón, y por un apoyo a las renovables", critica Marcellesi.
Reunión con Mohamed VI
Rajoy, que asistió pero no participó en la reunión de alto nivel, sí se reunió con el rey Mohamed VI y a su salida declaró a los medios que "el reto ahora es construir sobre estos cimientos y pasar de los acuerdos a la acción, porque solo así lograremos entre todos hacer más saludable la vida en el planeta en favor de las generaciones actuales y también de las futuras".
Marruecos seguirá trabajando hasta el finales de su mandato. El ministro Mezouar considera que "nuestra visión ha quedado consolidada en los resultados de estos últimos quince días" y adelantó, "estamos trabajando para realizar progresos y acciones revolucionarias desde ahora hasta finales de 2017". Éste será el año de los proyectos a gran escala, de movilizar la financiación y de acceder a los fondos financieros, necesarios para la adaptación.
Hay deberes pendientes, como el convenio para el fondo de adaptación, que queda de nuevo indefinido y en suspenso a la espera de próximas negociaciones o el Fondo verde para el clima que no cuenta con la financiación necesaria. La próxima cita será la cumbre entre sesiones de Bonn, prevista para febrero de 2017, aunque algunas medidas se aplazan hasta 2018.
Por la ciudad ocre han pasado más de 500 jefes de Estado o de Gobierno y ministros, y ha sido el escenario de la primera reunión del máximo órgano rector del Acuerdo de París tras su entrada en vigor el pasado 4 de noviembre.