El pasado lunes parecía un hecho que el Congreso de los Diputados acabaría ilegalizando la amputación del rabo de los perros -el nombre técnico es caudectomía- por motivos estéticos, pero la situación ha dado un giro radical. Una mayoría de grupos estaba a favor de aplicar finalmente y sin reservas el convenio europeo de protección de animales de compañía, aprobado en 1987 pero que España aún no ha aplicado.
Sin embargo, cuando el texto cayó en manos de la comisión parlamentaria, el Partido Popular introdujo una enmienda para eximir a "cachorros de las razas cazadoras o sus cruces, y en los casos en que su aptitud y por su actividad puedan sufrir lesiones en la misma y nunca por razones exclusivamente estéticas". Esquerra Republicana de Catalunya y el Partido Nacionalista Vasco votaron sí a la propuesta de los populares.
EQUO, uno de los promotores de la prohibición, ha advertido que volverán a la carga con una nueva enmienda que se discutirá la semana próxima. "La amputación de la cola de los perros por motivos estéticos debe ser prohibida en toda España", ha dicho el portavoz de la formación verde Juan López de Uralde. "La amputación de la cola supone que se seccionen cartílagos, nervios, vasos sanguíneos y otros tejidos; produce dolor que puede ser crónico en el animal; además puede afectar a la movilidad e incluso a la capacidad de comunicación del perro", ha añadido.
En las últimas horas, ERC se ha desdicho y ha afirmado que votará en contra en la próxima sesión.
En manos de los veterinarios
La enmienda presentada por el Partido Popular requiere al Consejo General de Veterinarios la elaboración de una lista con las variedades caninas en las que se permita la amputación del rabo en su etapa de cachorros.
Federico Vilaplana, presidente del Consejo de Veterinarios de Cádiz, es también vocal del Consejo General y uno de los que tendrá que pronunciarse al respecto. En este momento, su opinión es que "el perro tiene un rabo y lo tiene por algo, para estabilizarse en la carrera y como forma de comunicación con otros perros", explica a EL ESPAÑOL.
El asunto de la mutilación canina funciona de forma distinta en cada comunidad autónoma. Actualmente, está prohibido en siete de ellas, incluida Cataluña, por lo que sorprendía aún más el apoyo de ERC a la enmienda del Partido Popular. Aunque este veterinario no puede hablar por sus otros compañeros, cree que las diferencias entre ellos serán de matices. "No hemos hablado aún del tema, pero entiendo que ahora mismo la sociedad tira más hacia la eliminación de la mutilación y por ahí irán los tiros", dice Vilaplana.
Por un lado, este veterinario matiza que "cuando se corta el rabo a los dos o tres días de vida del perro realmente no hay tanto dolor, habría que equipararlo a la niña a la que se hace un agujero en la oreja o al niño que se le hace la circuncisión", dice. Pero incluso con este matiz, Vilaplana cree que la caudectomía "no es necesaria, hay mucha gente que, por costumbre más que por una necesidad médica, ha hecho que el estándar que tenemos de muchas razas sea con el rabo cortado, pero esos perros, los setter o los dóberman, nacen con un rabo largo y unas orejas largas".
¿Qué opina la ciencia al respecto?
Hay varios gremios para los que la caudectomía sigue siendo importante, por ejemplo, los cazadores o los criadores de perros.
El asunto ha sido también protagonista de varios trabajos en la literatura científica. Uno de los más recientes apareció el verano pasado en PLOS ONE y ya calificaba el procedimiento como "médicamente innecesario y con un propósito principalmente cosmético".
Este trabajo se centraba también en la percepción entre el público en general -es decir, más allá de veterinarios y criadores- del hábito de cortar orejas y rabos a los perros. Un 42% de los participantes (más de 800 personas) no eran capaces de explicar los motivos por los que se practicaba la mutilación.
Del mismo modo, los perros con orejas y rabo cortados eran percibidos como más agresivos y menos juguetones y atractivos que en su versión natural. Y no sólo ellos. Uno de los experimentos ofrecía "la primera evidencia de que los dueños de perros modificados son percibidos como más agresivos, narcisistas, menos juguetones, menos habladores y menos cálidos en comparación con los dueños de perros naturales".
Sin embargo, existen otros estudios que defienden la caudectomía. En concreto, el asunto ha sido candente en Escocia, ya que en 2007 la región prohibió totalmente este tipo de operaciones y, en los últimos años, ha coqueteado con hacer una excepción a algunos perros de caza. La tesis es que, como son perros que pasan mucho tiempo en el campo, tener rabo y orejas largas les lleva a sufrir más lesiones en esas partes.
¿Es eso cierto? Para tener un debate informado, el propio gobierno de Edimburgo financió un par de estudios entre 2010 y 2014. Uno de ellos, aparecido en Veterinary Record, analizó las lesiones de una población de 138.212 perros durante dos años. Tan sólo un 0,23% acabó teniendo alguna lesión en su cola.
Es más, la mayor parte de estas lesiones tampoco estaban relacionadas con la caza o el campo, como los defensores de la caudectomía claman. De las 281 lesiones registradas, sólo el 17% se produjo en exteriores, una cifra similar a la de los perros que se acabaron pillando el rabo con una puerta.
Ese tipo de lesiones ocurren independientemente de la legislación, y como dice Vilaplana, muchas veces un veterinario se ve obligado a amputar el rabo por motivos médicos. "Hay casos muy concretos, claro, si un perro se pilla el rabo con la puerta del ascensor y no se puede recuperar, pues hay que amputarlo", explica, "pero en esos casos se procede haciendo una foto antes y después de la intervención para, si hay alguna denuncia, se pueda demostrar que la intervención no se realizó por estética".