Para su última serie de documentales, Spy in the wild, la BBC ha decidido apostar por construir robots ultra-realistas con cámaras en los ojos para observar la naturaleza desde una perspectiva inédita. Es cierto que los drones y otro tipo de cámaras espía ya han sido empleadas, por ejemplo, en la serie Planeta Tierra de la cadena británica, pero para su productor, Rob Pilley, esta nueva aproximación es mucho más salvaje, en todos los sentidos, ya que permite al espectador colarse hasta el epicentro de la vida de estos animales sin ver modificado su comportamiento.
Bebés cocodrilo saliendo del huevo, perros de la pradera o tortugas paciendo en mitad de una familia de elefantes. Todo falso, pero para observar de cerca la verdad, a menudo hay que añadir un poco de ficción a la situación.
¿Por qué ponerle una cámara a un robot animado y no a una roca o a un tronco?
Llevamos varios años poniendo a punto el sistema de cámaras y, originalmente, sí que teníamos pensado que fuesen cámaras así: rocas, troncos... pero nos dimos cuenta de que este tipo de cámaras planteaban muchas dificultades en el campo, porque los animales no prestaban demasiada atención y se colocaban en lugares que normalmente no podíamos ver. Lo que descubrimos es que con los animales provocábamos interacciones que no ocurrían con los objetos inanimados. El robot animado te permite seguir con la mirada a los animales pero también colocar el dispositivo en sitios donde sabes que va a estar rodeado de otros animales. Es algo que nos llevó años desarrollar, porque estas interacciones no siempre iban bien, eran interacciones destructivas: en ocasiones hemos visto cómo un mono capuchino usaba nuestra cámara-roca para romper una nuez, pero al fin y al cabo estábamos capturando parte de su comportamiento.
Más adelante fuimos mejorando las cámaras espía y probamos con los huevos, que funcionaron fantásticamente aunque alguna vez fuesen robados, pero eso también es parte de las interacciones. La evolución natural de estas cámaras iba hacia capturar de forma natural el comportamiento de las especies, de una forma más activa y móvil, por tanto el siguiente escenario era crear una criatura espía. Es una posición única y donde nunca antes habíamos estado.
Estos robots imitan los movimientos de los animales, pero, ¿han tenido en cuenta que éstos se mueven de forma distinta cuando, por ejemplo, están en época de celo?
Por supuesto, estuvimos tres años preparándolo y además de realizadores y directores había biólogos, ecólogos, etcétera. En función de la historia que quisiéramos contar analizábamos todos los factores, incluido el comportamiento o movimiento de las criaturas espía para interactuar exitosamente con esos animales, que podían estar alimentándose, criando o apareando. Pero sí, teníamos en cuenta todo lo que fuese posible, incluso la mejor manera de introducirlos en los lugares: dónde y en qué momento sería más exitoso para integrarse con el resto de animales, o retrasábamos la inrtoducción de la criatura animatrónica porque los animales estaban en celo o con cualquier otro comportamiento.
¿Han tenido problemas de agresión sexual a los robots o ataques por parte de depredadores? Porque aunque no huelan como una presa, al menos lo aparentan.
En realidad sí que huelen, porque tuvimos en cuenta todos esos factores. Algunos de los comportamientos que intentamos recrear tienen que ver con el olor, además de las cámaras, las criaturas tienen un sistema de olores y un sistema de sonidos. Por ejemplo, el robot suricato emite un sonido u otro en función de si está en una pradera o cerca de la madriguera. La cuestión es cómo podemos usar esos sonidos para presentarnos a los otros suricatos.
En Planet Earth han usado drones, aquí robots... ¿concibe unos documentales con estas técnicas combinadas, casi sin intervención humana, en el futuro próximo?
En realidad ya son una realidad. La idea detrás de estas dos series lleva muchos años y siempre estamos buscando la mejor forma de explorar el mundo con imágenes. Hemos usado multitud de instrumentos, desde avionetas a naves no tripuladas o hasta pájaros, y en esta serie también los estamos utilizando, sin duda.
Usar criaturas animatrónicas les ha ayudado a llegar donde el hombre no ha podido, pero... ¿se nota la huella del hombre incluso en estos sitios? ¿Son realmente vírgenes o incluso allí hemos dejado un rastro de polución?
Particularmente en Spy in the wild no recuerdo nada así, pero por ejemplo, en una producción previa seguimos a un grupo de delfines hasta los lugares donde suelen cobijarse y desgraciadamente sí, era un sitio alejado del hombre pero lleno de basura, botellas y bolsas de plástico. Sucede ocasionalmente, por desgracia.
En España, el canal #0 de Movistar+ comienza esta semana a emitir Espiando en la manada, la versión en castellano de la serie.