La plataforma de hielo Larsen C en la Antártida se ha fragmentado, liberando uno de los mayores icebergs de la historia. Identificado como A68, mide unos 5.800 kilómetros cuadrados y pesa un billón de toneladas. En caso de fragmentarse podría afectar al tráfico marítimo y alcanzar incluso las costas de América del Sur. La plataforma ha perdido más del 12% de su superficie y el paisaje de la Península Antártica ha cambiado para siempre.
"Hemos estado anticipando este evento durante meses, y nos hemos sorprendido de cuánto tiempo ha tardado la grieta romper los últimos kilómetros de hielo" - ha declarado el profesor Adrian Luckman de la Universidad de Swansea, investigador principal del proyecto MIDAS. Los investigadores han vigilado la brecha desde que la plataforma de hielo Larsen A se vino abajo en 1995 y la plataforma Larsen B sufiriera una repentina ruptura en 2002.
El desarrollo de la fisura durante el último año ha sido monitorizado mediante datos de los satélites Sentinel-1 de la Agencia Espacial Europea (ESA), parte del componente espacial europeo de Copérnico. Sentinel-1 es un sistema de imagen de radar capaz de adquirir imágenes independientemente de la cobertura de nubes, y durante todo el período de invierno con oscuridad polar.
Aunque el resto de la plataforma de hielo continuará regenerándose naturalmente, los investigadores de Swansea han demostrado previamente que la nueva configuración es potencialmente menos estable. Existe el riesgo de que Larsen C pueda eventualmente seguir el ejemplo de su vecino, Larsen B, y desintegrarse.
El iceberg es uno de los más grandes registrados y su progreso futuro es difícil de predecir. Puede permanecer en una sola pieza, pero es más probable que se rompa en fragmentos. Parte del hielo puede permanecer en el área durante décadas, mientras que partes del iceberg pueden derivar hacia el norte en aguas más cálidas y tocar costa en América del Sur.
La plataforma de hielo Larsen C, que tiene un espesor entre 200 y 600 metros, flota en el océano al borde de la Península Antártica, frenando el flujo de glaciares que se alimentan de él. Los investigadores informaron de avances rápidos de la fisura en enero, mayo y junio, que aumentó su longitud a más de 200 km y dejó el iceberg colgado por un hilo de hielo de sólo 4,5 km de ancho.
"Aunque este es un evento natural, y no somos conscientes de ningún vínculo con el cambio climático inducido por el hombre, esto coloca a la plataforma de hielo en una posición muy vulnerable" - añade Martin O'Leary, glaciólogo del proyecto MIDAS. "El hielo nunca se ha retraído tanto en la historia registrada. Vamos a observar con mucho cuidado las señales de que el resto del estante se está volviendo inestable".