El periódico The Guardian publicaba este martes una noticia que lleva semanas poblando la prensa local canaria. "Advierten a los turistas de las Islas Canarias para que eviten las algas tóxicas conocidas como serrín del mar", rezaba el titular con un subtítulo que peca de incierto: "El calentamiento global ayuda a la expansión de las microalgas, forzando el cierre de algunas playas incluyendo la popular Teresitas de Tenerife".
Desde la Consejería de Sanidad de Canarias aclaran a EL ESPAÑOL que ninguna playa de las islas se ha cerrado por este motivo, aunque reconocen que se está haciendo "pedagogía" con la población y se ha desaconsejado el baño en las áreas afectadas por las microalgas.
"La mayoría de estas cianobacterias -que es lo que son al final- son inocuas, pero algunas sí tienen efectos irritantes", explica a este diario una portavoz del organismo. Desde éste, se comunicó a los ayuntamientos que recomendaran a los bañistas de sus playas -locales y turistas- evitar el baño, "con cartelería o con las personas que prestan allí sus servicios, como los socorristas".
Pero desde la Consejería aclaran que esto dista mucho de suponer no sólo un cierre de las playas, sino incluso la prohibición completa de remojarse en sus aguas. "Cuando se atisba una proliferación masiva (boom) de microalgas, se aconseja evitar esa zona concreta, pero uno se puede bañar perfectamente en otra", comentan y aclaran que se trata "de un fenómeno muy cambiante" según las corrientes.
Al organismo público le sorprende la información aparecida en el rotativo inglés, que firma la Agencia France Press. "Están magnificando los hechos", comentan y aclaran que se han puesto en contacto con los autores para aclarar la situación. "Claro que hay algunas playas cerradas en las islas, algo que hacemos público en nuestra web, pero ninguna por las microalgas, sino por otros fenómenos puntuales que se detectan en las mediciones habituales", añaden.
Estos bancos de microalgas suelen darse en alta mar, pero distintos factores -desde las temperaturas a las corrientes, pasando por el polvo en suspensión asociado a la calima- han hecho que se aproxime a la costa, indican las mismas fuentes, que señalan también los signos que indican a simple vista la presencia de estas bacterias: una coloración anómala del agua, con manchas de intensidad y color variables y pérdida de la transparencia y la formación de espumas de aspecto más o menos viscoso u oleoso.
Desde la total tranquilidad, en la Consejería quieren dejar claro que este fenómeno no tiene nada que ver con la contaminación ni los vertidos.