Las islas del Caribe arrasadas por el paso del huracán Irma tardarán años en volver a ser el paraíso natural con las que las asocia el imaginario popular. Los vientos de hasta 300 km/h fueron lo bastante intensos como para desplazar el océano y cambiar la línea de costa en Bahamas, aunque se trató de un efecto temporal. La devastación sufrida en las Islas Vírgenes y en las Antillas, en cambio, es visible desde el espacio.
La NASA ha divulgado las imágenes tomadas por el sofisticado Operational Land Imager instalado en el satélite Landsat-8, que escanea la superficie terrestre para rastrear y detectar variaciones significativas. Las tomas publicadas corresponden al 10 de septiembre, seleccionadas de entre las "relativamente libres de nubes" según el comunicado de la agencia.
Para acrecentar el efecto visible al ojo desnudo, la NASA contrapone la misma vista tomada el pasado 25 de agosto. El contraste es claro: el verde prácticamente homogéneo de las Islas Vírgenes estadounidenses y británicas ha sido sustituido por un terreno baldío de tierra parda.
"Hay varios motivos por los que puede haber ocurrido" - explican desde la agencia espacial. "La frondosa vegetación tropical puede ser arrancada por los fuertes vientos de tormenta, ofreciendo al satélite una vista predominante de suelo desnudo. Por otra parte, la sal marina salpicada por el huracán puede cubrir y secar las hojas que todavía permanecen en los árboles".
Enfocando sobre la isla de Virgen Gorda, la NASA invita a comprobar que "la vegetación al sur y al oeste aparece como un poco más verde, probablemente porque fue protegida de los vientos por las colinas del centro de la isla". Además, "la diferencia en el color del océano se deriva probablemente de las diferencias en su superficie: cuando es irregular en lugar de estar en calma, refleja más luz y se muestra más clara".
Deteniéndose a continuación en Antigua y Barbuda, el estado formado por las dos islas de las que toma su nombre y al que Irma azotó en primer lugar. Las imágenes corresponden al contraste entre el 21 de agosto y el 8 de septiembre, en base a fotografías por el Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer (MODIS) instalado en los satélites Terra y Aqua.
Las islas hermanas han sufrido una suerte dispar: Barbuda quedó devastada al 95%, según anunció su primer ministro en una conferencia que fue cortada por el mal tiempo, y la destrucción se refleja en su superficie. Antigua escapó al estar situada más al sur: la vegetación sigue en su sitio, y al día siguiente del paso de la tormenta la electricidad había sido restablecida.