España encadena su tercer año hidrológico en situación de sequía. "Si en los próximos meses no se producen lluvias de importancia, las previsiones son muy negativas en buena parte del territorio, de cara a los meses cuantitativamente más exigentes en la atención de las demandas" - advertía en su informe de diciembre el Observatorio Nacional de la Sequía, dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Se trata, efectivamente, de semanas críticas. Según informa la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), las precipitaciones entre octubre y febrero suponen el 55% del total del año. Y el otoño ya fue inusualmente seco: un invierno lluvioso es crucial no ya para revertir la escasez hidrológica, sino para garantizar el consumo en los meses venideros.
En base a los tres niveles de gravedad en las cuencas (prealerta, alerta y emergencia) y contabilizando los efectos de la pluviosidad de principios de año, estas son las zonas que necesitan más desesperadamente la lluvia:
Ourense, Monforte y Ponferrada
Primero, las buenas noticias: las lluvias de invierno han hecho que la situación mejore en el Miño Alto, que baña Lugo, en donde no se ha llegado a activar la prealerta, y en el corredor del Sil Superior que alcanza a León y Asturias. De continuar la entrada de frentes previstos por la vertiente norte, estos sistemas podrían alcanzar al final de la estación la normalidad. Preocupa el Miño Bajo - Limia, sin embargo, con Ourense en emergencia, el Cabe - Monforte - y el Sil Inferior.
Una nota, sin abandonar Galicia, sobre una pequeña franja perteneciente a otra cuenca, la del Duero: la de Támega-Manzanas. Los concellos de Laza, Verín, Monterrei, A Gudiña, Castrelo do Val y Oímbra llevan en alerta desde diciembre de 2016 y el lecho fluvial presenta tramos completamente secos.
Valle del Eo
La cuenca del Cantábrico es otro mundo con respecto a la sequía que azota al resto de la Península. La demarcación oriental está al 94,5% y la occidental, al 72%. El pasado diciembre, merced a las abundantes nevadas, se levantaba el nivel de emergencia declarado en las cuencas del Navia y el Nalón, y se declaraba la situación como "aceptable".
Hay sin embargo una excepción en el vergel norteño: la cuenca del Eo a caballo entre Asturias y Galicia, así como otros sistemas también en Cantabria como el Sella, Deva-Cares, Asón, Agüera, Pas-Mera, Gandarillas, Deva, Llanes, Villaviciosa o Esva. La preocupación de las autoridades radica en los abastecimientos sin regulación por embalse.
León, Astorga y Palencia
El depauperado embalse de Barrios de Luna, que ha llegado a estar por debajo del 5% de su capacidad, es uno de los iconos de la prolongada sequía. Los frentes lluviosos han incrementado el agua embalsada hasta un 27%, pero la situación no deja de ser crítica: la media a diez años es 20 puntos superior.
El principal afectado ha sido el campo, tras dos años "desastrosos" a juicio de los regantes y con un aumento del 50% del trigo de regadío, un cultivo que se beneficia del aumento del caudal de los ríos en primavera. Se han aprobado nuevas regulaciones para las cuencas del Órbigo y el Carrión. En esta última zona, entre Palencia y Valladolid, los agricultores han recibido un trasvase desde el pantano de Riaño, algo que ha provocado malestar entre los leoneses.
Burgos y Arlanza
No hay que alejarse mucho para encontrar otra cuenca gravemente afectada, la del Arlanzón, que terminó el año 2017 con el peor registro en doce años. Sus embalses estaban al 30%, un mínimo únicamente superado durante la sequía de 1995. No obstante, se optó por no tomar medidas excepcionales de regulación de los caudales como sí sucedió en la demarcación leonesa del ámbito del Duero.
La situación tiene visos de aguantar durante el invierno, ya que las últimas lluvias han mejorado el agua almacenada especialmente en el embalse de Arlanzón, que prácticamente ha duplicado sus reservas rozando el 60%. Las nevadas en la Sierra de la Demanda han sido determinantes, pero hay una paradoja: según explicaba la Confederación Hidrográfica del Duero en diciembre, esos embalses son de "poca capacidad" y se podría llegar a la situación de tener que soltar agua que luego faltará en épocas de aridez.
Toledo y Talavera
Las perspectivas no son absoluto halagüeñas por el contrario para el ámbito del Tajo en Castilla-La Mancha. Las precipitaciones invernales apenas han variado la situación en los embalses de los que bebe Toledo. La cuenca del Henares se mantiene en prealerta, pero en la Cabecera, Tajuña y Sorbe la situación que persiste es la de emergencia, con una única y ligera mejora en el último de los sistemas mencionados.
Preocupa especialmente la cuenca del Alberche, que ha empeorado desde principios de año. La Plataforma en Defensa de los ríos Tajo y Alberche en Talavera advertía recientemente que los abastecimientos de Toledo, la Sagra y la propia Talavera de la Reina están peligro, y deja en suspenso los riegos de la próxima temporada. La Comisión Técnica de la Sequía de la Confederación Hidrográfica del Tajo ha emplazado a esperar "a las lluvias de febrero" antes de abordar medidas excepcionales.
Valle del Bullaque
Una noticia que se hizo viral por fin de año ilustra la situación en las cuencas centrales de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Los vecinos de El Robledo, Ciudad Real, tuvieron que renunciar a su tradicional costumbre del chapuzón de Nochevieja en el Bullaque por primera vez en 20 años porque el "río no traía apenas agua". La sequía en esta zona también afecta al Parque Nacional de Cabañeros.
Desde mediados de enero los embalses de Peñarroya, Torre de Abraham y Gasset están en situación de aprovisionamiento exclusivo para el consumo humano, y las situaciones de alerta se han extendido a las distintas áreas del Alto Guadiana: la Mancha, Cigüela, Peñarroya, Los Montes, Bañuelos y Jabalón. La parte del agua empleable en regadíos será determinada a partir de marzo en función de las precipitaciones.
Comarca de Olivenza
El último tramo de la demarcación del Guadiana antes de cruzar la frontera con Portugal contiene lo que ha llegado a denominarse como "el triángulo crítico" de la sequía en los embalses de Badajoz. Piedra Aguda, que abastece a la propia Olivenza y a poblaciones como Valverde de Leganés, arrancaba el año superando con poco los 5 hectómetros cúbicos embalsados.
La situación es todavía más grave algo más al sur, en Monesterio, con el pantano de Tentudía en dos Hm3, y en el de Llerena, que no llega a uno. No obstante, estas zonas tienen garantizado el suministro para el año entrante, lo que no ocurre en Olivenza, que no cuenta con las mismas interconexiones. Un proyecto está en marcha en Piedra Aguda para optimizar la infraestructura de riego.
Valle del Guadalquivir
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir acaba de solicitar la aprobación de un Real Decreto que declare oficialmente la condición de "sequía prolongada" en la cuenca, sumándose así a las del Duero, el Júcar y el Segura. Siete de sus sistemas están en situación de emergencia, pero el más importante de todos por su extensión es de Regulación General.
Se trata de un macro-sistema que abarca de la cabecera del río hasta Sevilla y se compone de 17 embalses, que riegan el campo andaluz pero también abastecen a localidades como Linares y a poblaciones de Córdoba y Jaén. A finales de año había quedado por debajo del 26%, y la nueva normativa solicita la autorización para poder emplear medidas excepcionales como el uso de pozos para el regadío.
Almería
Se trata de un caso particular: la cuenca Mediterránea Andaluza es competencia exclusiva de la Junta de Andalucía, pero el Decreto Autonómico que se promulgará previsiblemente este mismo mes la equiparará a las Confederaciones Hidrográficas en estado de "sequía prolongada". El motivo es que todos los agricultores almerienses puedan beneficiarse de las ayudas como las exenciones en el pago de cánones, y no solo los de las zonas incluidas en la cuenca del Segura.
Región de Murcia
La extrema dependencia de la Región de una única cuenca, la del Segura, que encadena la sequía prolongada con unas reservas que no alcanzan el 15%, coloca a Murcia, Cartagena, Lorca, Cieza y Caravaca de la Cruz en una situación de extrema vulnerabilidad. También a la huerta murciana, motor de la economía y responsable del 85% del consumo hídrico en la Autonomía.
En su mensaje de fin de año, el presidente Fernando López Miras llegaba a reclamar al Gobierno un "155 del agua", pero la respuesta ha sido negativa, con la cancelación del trasvase Tajo - Segura que también reclamaban las zonas de Alicante y Albacete que dependen de ese ámbito. Las desaladoras están ofreciendo soluciones momentáneas para el regadío pero la falta de lluvias preocupa obsesivamente. Los meteorólogos han tenido que regañar al delegado del Gobierno, Francisco Bernabé, después de prometiera que vigilaría los cielos por si "avionetas que lanzan humo blanco" impiden la formación de nubes.
Valle del Jalón
Únicamente el eje principal del Ebro se libraba en los últimos meses de caer en situación de emergencia. Las lluvias de fin de año han engordado su caudal, como probaba su primera crecida hace escasos días a su paso por Zaragoza, y ha aliviado la situación crítica en las cuencas del Alto Aragón y la vertiente pirenaica.
Sin embargo, las cuencas del Jalón y el Jiloca en la margen derecha del Ebro no han visto una mejora significativa, por lo que arrastran la condición de sequía cronificada. El embalse de La Tranquera, que riega la huerta de Calatayud, está al 28%.
Lleida
En la margen derecha izquierda del Ebro, sin embargo, hay un sistema que sigue preocupando, el del Segre. Las organizaciones agrarias leridanas pedían a comienzos de año a "los Reyes" lluvias en abundancia antes de final de mes, o la cosecha de cereal de secano - en especial la colza - se perdería.
La situación es especialmente acuciante porque las cuencas internas de Cataluña también están rozando la alerta: con los embalses al 44%, esta se podría desencadenar tan pronto como abril, porque la campaña de sensibilización lanzada por la Generalitat solo ha conseguido reducir el consumo en un 10%. Y en circunstancias de emergencia se plantearía reclamar un trasvase desde el Segre.