- Porcentaje de usuarios de preservativos entre los 15 y los 44 años: 33%.
- Tiempo que tarda en descomponerse su envoltorio en la naturaleza: entre 100 y 1.000 años.
Al contrario que con otros objetos reseñados en la serie El plástico nos está matando, nada sería más irresponsable que desaconsejar el uso del preservativo. Este antiquísimo método de anticoncepción -las primeras referencias datan de la mitología griega- sigue siendo, a su edad, la mejor barrera de protección frente al VIH /sida y muchas otras enfermedades de transmisión sexual.
Y, además, la gran mayoría de los preservativos son de látex, por lo que se trata de objetos biodegradables -aunque tienen otros problemas medioambientales-. Entonces, ¿por qué este artículo? El problema del plástico en los condones no está, paradójicamente, en ellos, sino en su envoltorio.
Este residuo -una vez usado el condón- se cataloga como envase ligero y, por tanto, debería de ir directo al contenedor amarillo, algo que es fácil que se le olvide a los usuarios.
Además del problema del envoltorio, algunos preservativos no están hechos de látex. Se trata de los únicos productos aptos para alérgicos a este material y su sustituto es el poliuterano, un material sintético plástico que no es biodegradable y es, por lo tanto, muy dañino para el medio ambiente.
Si bien la fabricación a base de poliuterano es una rareza en el mundo de los condones masculinos, ocurre lo opuesto con los femeninos, donde este tipo de material es la norma.
Para personas que tengan que utilizar este tipo de preservativos, es importante que sí los reciclen y, para todos, un consejo general: deshacerse de ellos en el retrete es la peor opción para el medio ambiente, contengan o no plástico entres sus ingredientes.