Una playa para toda la familia, pero no masificada. Con servicios y transporte a mano, pero preservándose natural y agreste. Accesible, popular para practicar deporte y disfrutar de espectáculos al aire libre pero, lo más importante, limpia de contaminación alguna provocada por la mano del hombre. La Playa Blanca de Puerto del Rosario, Fuerteventura, se alza con el codiciado Santo Grial del veraneo, la categorización como Mejor Playa de España en 2018 según la lista que elabora anualmente EL ESPAÑOL.
Se trata de una pugna disputada, porque la calidad de las áreas de baño de nuestro país es excepcional. Así lo reconoce el informe anual que recopila la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA). De las 1960 playas marítimas censadas en España, el 90,5% obtiene la máxima calificación, 'Excelente'. Se trata además de un progreso constante y homogéneo en todo el territorio: en 2014, únicamente el 85,6% conseguía la mejor nota.
La salubridad de las aguas en la Unión Europea lleva controlándose regularmente desde la entrada en vigor de la Directiva 2006/7/CE. Para España, esto implica la realización de un informe anual de Calidad de las Aguas de Baño a cargo del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, y del Instituto Nacional de Estadística (INE). Consiste en realizar un mínimo de ocho tomas por temporada de baño buscando las concentraciones de los dos principales contaminantes microbiológicos: Enterococo intestinal y Escherichia coli, la temida bacteria E. coli.
El motivo por el que estos patógenos llegan al agua de baño es el más desagradable para la imaginación: por la filtración o vertido de tipo fecal, ya sea de origen humano por los desagües del alcantarillado o agrícola, por los excrementos de la ganadería. Las infecciones en la piel, los problemas intestinales y las dolencias respiratorias son algunos de los riesgos para la salud que presentan las aguas insalubres. Para ser considerada de calidad "suficiente" para el baño, los niveles de E. coli deben ser inferiores a 500 UFC por 100 ml y los de Enterococo, menos de 200. Para ser "excelente", no deben superar los 250 y los 100 respectivamente.
Un agua impoluta
Ni 500, ni 100, ni 50: los muestreos en la Playa Blanca de Puerto del Rosario en el último año y medio han arrojado resultados de virtualmente un 0% de contaminación por aguas fecales. Una racha difícil de igualar incluso por las playas de mejor calidad de nuestra geografía. La última toma corresponde al cuatro de junio de 2018, como nos permite comprobar el Sistema de Información Nacional de Aguas, Náyade, lo que garantiza que los niveles se han preservado hasta el arranque de la actual temporada de baño.
La pureza del agua de Playa Blanca no solo beneficia al ser humano. Se trata de uno de los puntos designados para la suelta de tortugas marinas dentro del programa de conservación que mantiene la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Fuerteventura. El año pasado fue el lugar escogido para la liberación de un ejemplar de tortuga boba, considerada como especie vulnerable por la UE, que había sido rescatada en mal estado de salud y rehabilitada por el Centro de Recuperación y Conservación de Tortugas de Morro Jable.
Pero la calidad del agua no determina por sí sola qué playa es la mejor de todas. Es indispensable que haya recibido un distintivo Bandera Azul, una clasificación internacional coordinada en España por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac). La distinción certifica que el área de baño cuenta con la infraestructura adecuada en materia de seguridad, sanidad, servicios y accesibilidad de modo a poder disfrutarla con garantías. Playa Blanca ha sido merecedora de la Bandera Azul, así como las dos otras playas del municipio, la más populosa Playa de Los Pozos y la más recóndita de Puerto de Las Lajas.
Son 875 metros de longitud y 40 metros de ancho de la arena dorada que le da nombre, un placer para pasear y para disfrutar en familia según cuenta el fotógrafo Carlos González, responsable de fuerteventuraenimagenes.com. "Es casi un kilómetro, ideal para largas caminatas" - recomienda. La playa está a dos kilómetros del centro urbano y a cinco del aeropuerto. Además de los imprescindibles puestos de salvamento y socorrismo, cuenta con aparcamiento, y con accesos, duchas y aseos adaptados para discapacitados. También tiene un parque infantil y un bar-chiringuito, aunque el principal punto de restauración es el hotel El Mirador, antiguo Parador de Fuerteventura.
Las Lajas, la hermana salvaje
Sin salir de Puerto del Rosario y por sorprendente que parezca, podemos encontrar unas aguas de baño aún más impolutas que las de la Playa Blanca: las de Las Lajas, una de las playas vecinas que mencionábamos anteriormente. La zona no ha conocido un nivel de Enterococo y E. coli mínimamente reseñable desde el invierno de 2016. Sin embargo, es menos popular para el baño: como comenta González entre risas, "para mejor playa de España se queda cortita".
Es más pequeña, de 700 metros de longitud, y cubierta de arena negra volcánica, menos agradable al contacto que la de Playa Blanca. Al ser menos transitada, sin embargo, es un lugar privilegiado para observar la naturaleza. En las dunas que la rodean anidan la garza real, la garceta común o el zarapito trinador. Entre sus rocas es fácil localizar fósiles marinos, como los que inmortalizó el fotógrafo en este vídeo.
La recomendación de González para el visitante es sin embargo la de alejarse de los núcleos urbanos para descubrir la costa salvaje del norte: "Si mi intención es despejar la mente, meditar o simplemente ver el vaivén de las olas, mi elección sería una de las tantas playas de la costa norte y noroeste de la isla. La Solapa, Garcey, Jarugo, Los Molinos...". Esta última playa alberga un fenómeno sobrecogedor con la llegada de 'superlunas' como las del pasado otoño: las mareas descienden varios metros, dejando al descubierto las cuevas y escarpes sumergidos de los arrecifes.
La única pega es que las corrientes y el oleaje en la zona tienden a ser fuertes, por lo que se trata de playas desaconsejadas si lo que se quiere es nadar a mar abierto.