"He vivido como un tejón en un agujero de un bosque galés, como una nutria en los ríos de Exmoor, como un zorro urbano entre los cubos de la basura del East End de Londres, como un ciervo rojo en las Tierras Altas del Oeste de Escocia y, más idealmente, como un vencejo oscilando entre Oxford y África Occidental. Por todo ello, se me concedió un Ig Nobel por "descubrimientos que hacen reír a la gente, y luego pensar". Por qué hago estas cosas no es una pregunta absurda. Hay varias respuestas. Una de ellas es que quería percibir los paisajes de forma más precisa".
Esta es la biografía de Charles A. Foster redactada de su puño y letra enThe Conversation. Se queda corta: las peripecias de su existencias incluyen una exitosa carrera como abogado de éxito, corredor de ultramaratones, cazador y taxidermista -aficiones de las que hoy reniega- explorador, profesor de veterinaria y Derecho en Cambridge y Oxford, y hoy "chamán", un hombre que se transmuta en animales con propósito científico. "Tenía que restablecer mi conexión con el mundo silvestre"- explica en El Mundo. "Reconocí mi pobreza sensorial".
No caben reparos sobre su compromiso: "Vivió durante semanas en una tejonera comiendo lombrices de desayuno, merienda y cena, bajó los rápidos del East Lyn enfundado en neopreno y corrió desnudo a través de un bosque nevado mientras un amigo cazador y sus sabuesos lo perseguían como si fuera una presa". Pasó "frío y hambre", pero no pensó en abandonar: se lo estaba "pasando en grande", en sus propias palabras. La vida "demencial", según le ha revelado la experiencia, es la que llevamos los seres humanos.
Ahora publica su relato en Ser animal. Un acercamiento íntimo y radical a la naturaleza (Capitán Swing). "Como humanos, compartimos información sensorial —luces, olores y ruidos—, pero tratar de explorar lo que realmente es vivir en otro de estos mundos, perteneciente a otra especie, es un desafío neurocientífico fascinante y único. Partiendo del análisis de lo que la ciencia puede decirnos sobre lo que sucede en el cerebro de un zorro o de un tejón cuando capta un aroma, el autor imagina su mundo para nosotros, escribiendo a través de sus ojos o, más bien, a través de los ojos de Charles, la bestia".
"Intenté marinarme en las sensaciones. No se me dio muy bien. Pero mereció la pena. Es un trabajo en desarrollo. Pruébalo tú mismo"- recomienda. "Es un poco embarazoso, así que espera a estar en un bosque solitarios. Ponte a cuatro patas. Huele el suelo. Chupa una hoja. Juguetea con tus dedos altamente sensibles". Foster compartió su Ig Nobel con otro notable investigador del comportamiento animal: Tom Thwaites, el 'hombre cabra' de los Alpes.
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