"Se ha acabado la época de las vacas gordas. Nos hemos dedicado a construir unas ciudades monstruosas que están devorando al entorno rural. Además, estas ciudades son dependientes, si desaparece el campo y la naturaleza, desaparecen ellas. Estamos consumiendo recursos que, en realidad, no tenemos". En los últimos años, la concienciación sobre el cambio climático ha aumentado y desde los grandes gobiernos, como la Unión Europea (UE) se promueven iniciativas para frenar el calentamiento global, que está comprometiendo la vida tal y como la conocemos.
Toni Marín es la persona que se esconde tras esta advertencia. Se trata del coordinador de contenidos de la revista EcoHabitar, una publicación que trata sobre una nueva manera de construir casas que sean sostenibles, ecológicas y saludables. Ninguno de estos adjetivos puede definir a los hogares en los que vivimos en la actualidad. Según se explica en esta publicación, el consumo de energía que realiza una sola familia al año equivale a casi 1.300 kilogramos de CO2 emitidos a la atmósfera.
Sin embargo, cambiar esta realidad es posible. Las técnicas y tecnologías de construcción han avanzado en gran medida y, ahora, es posible crear entornos domésticos con una exposición considerablemente menor a ciertos contaminantes y con un ahorro energético de hasta el 95%. En este sentido, la revista EcoHabitar y el proyecto Mares han organizado la primera Muestra de la Casa Ecológica en el salón de Diseño del Matadero de Madrid, que tendrá lugar del 6 al 8 de junio con acceso gratuito.
Cómo transformar nuestro hogar
"En ella, vamos a ver una serie de propuestas muy concretas expuestas por empresas especializadas en transformar hogares en espacios más ahorrativos, eficientes y saludables. El modelo de casa que se va a presentar va más allá de la arquitectura sostenible: los materiales de construcción que se van a exponer son saludables, además de generar una escasa huella ecológica", explica Marín.
El experto explica que hay muchas reformas que pueden hacerse en nuestros hogares para transformarlos: "aplicar aislamientos ecológicos, cambiar ventanas, incorporar fuentes de energía renovable, dispositivos de bajo consumo". Según Marín, la inversión de una reforma ecológica se recupera 10 años después porque impacta en la reducción del gasto energético y sanitario.
Sí, sanitario. Las grandes ciudades suelen estar sometidas a importantes niveles de contaminación que perjudican a la salud. Sin embargo, "existen estudios de hogares que han observado un número mayor de contaminantes en el interior que en el exterior". Por esta razón, el ahorro energético, además de suponer una reducción del gasto económico, genera un número menor de contaminantes.
"Las leyes sobre calidad en la construcción de viviendas en España han sido muy laxas. De hecho, la UE nos ha llamado la atención en más de una ocasión. En los años de la burbuja inmobiliaria se han construido casas de una calidad pésima, con materiales que desprenden tóxicos y que sólo alcanzan un 50% de ahorro energético". Con el propósito de cambiar esta situación, que también tiene lugar en otros países, la Unión Europea ha abierto la puerta a que los estados miembros elaboren legislaciones para restringir el uso de ciertos materiales de construcción y para garantizar la eficiencia y el ahorro energético.
El futuro: tecnología y naturaleza en casa
Existe la falsa creencia de que cambiar aspectos de nuestras casas para hacerlas más respetuosas con el medio ambiente y con la salud humana y eficientes energéticamente va a reducir la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, eso no es cierto. "De hecho, van a mejorarla. Tenemos las técnicas y las tecnologías para organizar entornos confortables. Además, también se pueden construir casas inteligentes que regulan la temperatura en verano y en invierno".
En este sentido, el futuro del entorno doméstico pasa por dos conceptos: la domótica y el diseño biofílico. El primero de estos palabros hace referencia a la adaptación de la tecnología de vanguardia a la casa y, el segundo, a la incorporación de elementos de la naturaleza en el hogar. Sobre este último concepto, Marín apunta a que en la actualidad está muy de moda: "una gran parte de las nuevas oficinas incorporan plantas de varios tipos. No se trata de un capricho estético, los empresarios saben que impacta positivamente en la productividad y en la salud de sus empleados, porque mejora la calidad del ambiente. Pasamos el 80% del tiempo de nuestra vida en casa, es importante reformarla".
Sin embargo, el cambio que necesitan las grandes ciudades debe ser mayor. Marín asegura que, más que las ciudades y los edificios, los que tienen que ser inteligentes en el futuro son los seres humanos. "El teletrabajo y los espacios de coworking que están comenzando ahora a implantarse en mayor medida son la clave para diseñar nuevos sistemas urbanos. Los ciudadanos de la ciudad del futuro deberían tener su lugar de trabajo cerca, disponer de todo lo que necesita en su entorno y, de esta manera, poder prescindir de transportes. Si realiza un recorrido largo, que sea esporádico y para ir a ver una obra de teatro. El futuro pasa por hacer conciliable la vida personal con la laboral”.
"Parece algo imposible, pero se trata de una revolución necesaria y que tendrá lugar. La ciudad, incluso, acabará produciendo sus propios alimentos".
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