El gato es un carnívoro estricto, es decir, que solo se alimenta de carne. Eso no quiere decir que no pueda ingerir comida de origen vegetal de vez en cuando, pero la parte principal de su dieta tiene que estar formada por proteínas de origen animal.
De hecho, aunque se haya convertido en un animal doméstico, este felino sigue conservando las cualidades depredadoras de sus antepasados. Si tiene ocasión, no dudará en poner en práctica esas habilidades, a pesar de que sus propios dueños, según un estudio británico publicado en 2015, no sean conscientes o no admitan que conviven con un cazador.
El caso es que los gatos deben ingerir muchas más proteínas que los perros y, por supuesto, que los humanos. El pescado, los lácteos y cualquier tipo de carne se las pueden proporcionar. Sin embargo, hay una característica muy particular de las necesidades gatunas: mientras que otros mamíferos sintetizan taurina a partir de otros aminoácidos, los gatos no pueden hacerlo en la cantidad que necesitan.
La taurina es un aminoácido fundamental para el sistema cardiovascular, la visión, la reproducción y hasta para hacer la digestión, así que los pequeños felinos no tienen más remedio que obtenerla a través de la carne y sus derivados.
En cualquier caso, también necesitan carbohidratos que les proporcionen energía, fibra para expulsar los desechos digestivos, grasas, vitaminas y minerales. Los fabricantes de piensos intentan diseñar un producto en el que no falten estos componentes en su justa proporción, pero no todos son iguales.
Ojo a las etiquetas
Como ocurre con la alimentación humana, si compramos pienso para gatos, conviene fijarse en la etiqueta. Los primeros ingredientes que aparecen son los más abundantes de la composición y, según los expertos, deberían ser carnes y pescados frescos o deshidratados. En cambio, si pone "subproductos de origen animal", es probable que se refiera a desechos que no se aprovechan para otros usos (como pieles y huesos) y el resultado final sea de peor calidad.
Aunque en cantidades muy pequeñas, también suelen incluir algunas verduras, frutas y cereales. En teoría son innecesarios, pero si no van más allá de un 10% de la dieta, las pueden consumir e incluso les pueden aportar beneficios. Eso sí, hay que tener en cuenta que, si vamos a dárselas nosotros directamente, hay algunas frutas y verduras que les pueden resultar dañinas.
Comida seca y húmeda
La forma de presentación de este alimento para gatos no es una cuestión menor. La comida húmeda que viene en latas suele ser más cara y resulta más sabrosa para ellos, pero tiene el problema de que se estropea rápidamente si no se la comen en el acto.
La comida seca dura más pero alimentar al gato exclusivamente con ella tampoco es recomendable, sobre todo si no estamos pendientes de que beban agua, ya que necesitan hidratarse y este tipo de alimento apenas contiene.
También hay comida semihúmeda, pero suele contener muchos azúcares, así que muchos veterinarios aconsejan combinar la húmeda y la seca.
¿Por qué comen hierba?
Llama la atención que en un carnívoro a veces se ponga a comer hierba. Sin embargo, no se trata de que lo necesite por cuestiones de dieta. Aunque hay varias plantas que pueden llamar la atención de un gato, destaca la famosa catnip o hierba gatera (Nepeta Cataria), que tiene efectos estimulantes para la mayoría de los gatos (a casi un tercio no les provoca ninguna sensación y no se sabe por qué) a través de la molécula nepetalactona.
A veces un gato se encuentra mal del estómago e ingiere la hierba para vomitar bolas de pelo o si ha comido en exceso. También si tiene acidez de estómago. En todo caso, si lo hace con mucha frecuencia, los veterinarios advierten de que es señal de que algo no va bien.
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