Alejandro Sanz, que se ha presentado como "músico y ciudadano del mundo", se ha comprometido a reducir su huella de carbono encargando un informe sobre las emisiones de CO2 que producen sus conciertos y giras. El artista ha prometido también pasarse a las energías renovables en la medida de lo posible y a usar vehículos eléctricos. "Todos somos culpables" del cambio climático y "todos somos parte de la solución", ha pronunciado. "No es cuestión de colores políticos", afirma Sanz, antes de llamar a las instituciones a sumarse a sus esfuerzos contra la contaminación con un verso: "A veces sueña mi alegría con tu valentía".
Sin embargo, si Sanz quiere ser realmente el ejemplo de conservación que pretende ser, tendrá que cambiar de hábitos. El transporte es responsable del 23% de los gases de efecto invernadero y el avión es uno de los principales culpables; peor todavía, los aviones privados multiplican el potencial contaminante, ya que implican una quema de combustible equivalente a un charter por muchos menos pasajeros. El músico usa con frecuencia vuelos privados para desplazarse: el último de sus viajes exclusivos fue tan reciente como en septiembre de 2019, según El País.
Por otro lado, la perspectiva de realizar giras internacionales con vehículos eléctricos es "poco realista" a día de hoy según el consenso actual. "No hay alternativas al avión" para trayectos superiores a los 1.500, como demostró intencionadamente la activista Greta Thunberg con su dura travesía transoceánica. Sanz ha aludido en ocasiones precedentes a la siembra de plantas y árboles que compensen sus emisiones, una estrategia calificada como "trampa" por los ecologistas que participan de la Cumbre. "El objetivo es no emitir, como dice la ONU, no compensar. Querer reducir y seguir viviendo al mismo ritmo de vida no es muy realista".
El músico ha participado en la inauguración del tramo de Alto Nivel de la Cumbre del Clima este martes 10 de diciembre, junto a la presidenta de la COP25, Carolina Schmidt; la secretaria Ejecutiva de OCU Cambio Climático, Patricia Espinosa; el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petareis Tablas; el presidente de la Asamblea General de la OCU, Tija Muhammad-Bande; y la ministra española en funciones de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
En un videomensaje previo, Sanz declaraba su manifiesto: "El planeta es un bien precioso pero con límites que hace tiempo sobrepasamos. La Tierra es nuestra casa pero no nos pertenece. Vivimos en ella de prestado. Los que vienen detrás tienen todo el derecho a vivirla y disfrutarla como tú y yo hemos hecho. El cambio climático está aquí y no nos va a dar tregua. Los polos se están derritiendo. Queda muy poco tiempo pero no todo está perdido. Los líderes deben mostrar el camino y dar ejemplo pero todos nosotros podemos y debemos actuar ya. Hazlo por ti, hazlo por lo que más quieres. Es tiempo de actuar".
La hora de las decisiones
Los discursos de los jefes de Estado y de Gobierno presentes proseguirán a la inauguración, seguidas de las declaraciones de los grupos regionales, de los ministros y de los jefes de las respectivas delegaciones nacionales, así como de las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, que se prolongarán hasta el miércoles 11 de diciembre.
Entre los ministros ausentes en el tramo de Alto Nivel llama la atención los de Estados Unidos, Rusia y China, tres países que tampoco enviaron mandatarios a la sesión de jefes de Estado y de Gobierno que tuvo lugar el pasado 2 de diciembre. Así, tres de los países más contaminantes y 'difíciles' en las negociaciones climáticas estarán representados por subsecretaria estadounidense Marcia Bernicat, el viceministro chino Yingmin Zhao y el asesor presidencial ruso Ruslan Edelgeriev.
Otros países, también percibidos como 'obstructores' y contaminantes, como India y Brasil, si estarán representados por los ministros del ramo, como la inmensa mayoría de los casi 200 países que forman parte de la Convención.
En todo caso, pese a que Estados Unidos ha iniciado el proceso para abandonar el Acuerdo de París, la Administración Trump sí ha enviado desde el principio una delegación negociadora a Madrid, que estará encabezada en el tramo de alto nivel por Bernicat, según la lista preliminar facilitada por la Convención.
Estados Unidos será el sexto por la cola en intervenir y lo hará en la tarde del miércoles 11 de diciembre. China lo hará también el miércoles por la tarde aunque un poco antes; Rusia, India y Brasil lo harán el martes por la tarde. Los discursos serán cerrados por Kyong Sim Ri, director general del departamento de Cooperación Económica del Ministerio de Territorio y Protección Ambiental de Corea.
Por el contrario, los primeros en hablar serán los jefes de Estado y Gobierno de algunas de las islas del Pacífico más amenazadas por el cambio climático. Concretamente, abrirá las intervenciones el presidente de Kiribati, Taneti Maamau; seguido de los primeros ministros de Tonga, Pohiva Tu'i'onetoa; Tuvalu, Kausea Natano; y Fiji, Josaia Voreqe Bainimarama.
Posteriormente, intervendrán los vice primeros ministros de Yemen, Eslovaquia, Suecia, Somalia y Chequia. Después, lo hará el ministro del Poder Popular para Asuntos Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza Montserrat. La Unión Europea, como grupo hablará representada por la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Finlandia, Krista Mikkonen, y el primer vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans. Ambos intervendrán después de que lo hagan el Grupo de los 77 más China y la Alianza de los Pequeños Estados Insulares.
Las negociaciones se complican
En el plano negociador se han puesto de manifiesto "ciertas resistencias" a incrementar la ambición en la lucha climática, según ha informado la delegación española.
En relación al Artículo 6 -el único que falta por acordar del Acuerdo de París-, que regula los mercados de carbono, se presentó un documento que no gustó a nadie pero que tampoco fue rechazado con contundencia. Fuentes de la negociación señalan que pese al interés en cerrar este punto, el Acuerdo de París puede desarrollarse plenamente aunque no se consiga. Por su parte, el grupo de negociadores africanos ha reclamado que se reconozcan más expresamente sus especiales circunstancias en el Acuerdo de París.
"Tenemos que ser capaces en esta Cumbre de dar respuesta a lo que la ciencia nos está diciendo, que estamos lejos de cumplir con el objetivo que nos pusimos en París (establecer compromisos de reducción de gases de efecto invernadero que eviten que la temperatura media del planeta suba por encima de 1,5 grados a finales de siglo", señaló Valvanera Ulargi, directora de la Oficina Española de Cambio Climático, que apuesta por que la UE sirva de palanca para arrastrar "a aquellos que están mirando un poco para otro lado".
En esta línea, la ministra en funciones de Transición Ecológica, Teresa Ribera, avanzó en una entrevista con Europa Press que España manifestará su "voluntad" de aumentar la ambición en la lucha contra el cambio climático.
En todo caso, la ministra recuerda que no es hasta 2020 cuando los países deben comunicar, de acuerdo al Acuerdo de París, sus un compromiso adicional de sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) "con arreglo a la ciencia y las demandas sociales y en los plazos previstos" para evitar que la temperatura media del planeta suba por encima de 1,5 grados centígrados a final de siglo.
Uno de los aspectos fundamentales del mercado es la contabilidad del sistema que para la UE debe ser robusto evitando que se produzca una doble contabilidad que haga fracasar los objetivos de reducción. Sin embargo, otros países, como Brasil se muestran más reacios a esa contabilidad única.
Además, los países en desarrollo buscan grabar todas estas transacciones con una tasa que les ayude a la adaptación, algo a lo que la UE no se opone conceptualmente pero que entiende que supone un problema de carácter jurídico al que habría que buscarle encaje. También parece algo atascado en esta primera semana, aunque no se preveía, el Plan de Acción de Género.
Por otro lado, el grupo de negociadores africanos ha reclamado que se tengan en cuenta más expresamente sus especiales circunstancias en el Acuerdo de París, algo que se ve a estudiar de manera informal.