El agua embotellada en España no es es mejor que la del grifo, es mucho más cara y genera toneladas de residuos plásticos que destruyen el medio ambiente. Aún así, se trata del cuarto país que produce más agua envasada de la Unión Europea, según datos de la Federación Europea de Botellas de Agua, con más de 6.000 millones de litros en 2018.
De hecho, los españoles consumen de media 134 litros de agua embotellada al año. Pero, a la vez que crecen los beneficios de este sector, también aumenta la conciencia ambiental sobre el problema que generan los plásticos de un solo uso y se multiplican las personas que beben de su botella reutilizable en el metro, en la oficina o en el gimnasio.
Para acabar con este hábito poco ecológico y caro, desde Ecologistas en Acción han lanzado una campaña, #AguaDelGrifoPorFavor, para poner en valor este bien básico para la vida frente al agua que se vende en botellín. Los ecologistas defienden que el agua no es un negocio. "Para las grandes embotelladoras es una mercancía que genera importantes beneficios. Su función social y ambiental pasa a un segundo plano. Detrás de una botella de agua hay un auténtico negocio", apuntan.
Mientras que el litro de agua del grifo en Madrid cuesta 0,0015 euros, una botella del supermercado, tirando por lo bajo, sale a unos 0,20 céntimos. Esto significa que el agua embotellada es 140 veces más cara.
Desde el punto de vista de la salud, la organización apuntan que el agua de casa "pasa más controles sanitarios que la embotellada, ya que se controlan parámetros microbiológicos y químicos". La del grifo tiene que cumplir la legislación de abastecimiento de agua y la embotellada se regula por la Ley de Minas. Además, señalan que el 93% de las aguas embotelladas han presentado micropartículas de plástico que proceden del envase y del proceso de embotellamiento.
Sobre la contaminación, se calcula que en España se consumen de 3.500 millones de botellas de plástico al año. Algunos pensarán que el reciclaje es la solución, pero no. Según datos de la Comisión Europea, solo se recicla el 30% de los envases de plástico en Europa. Muchos de ellos acaban en los océanos: se calcula que hay unos 5 billones de trozos flotando.
No se puede frenar la crisis del plástico si no se involucran todos los actores implicados, desde productores o supermercados, hasta las administraciones públicas. Mientras, como ciudadanos, además de exigir normativas más ambiciosas, una opción es realizar actuaciones individuales para atajar la crisis. En cuanto a las botellas de agua: no olvidar nunca la botella de reutilizable o pedir jarras de agua en los restaurantes.