Un usuario de Twitter, Natxo López, cuenta en la red social que lleva unos días enfermo, aislado en una habitación de su casa, en la que también viven su esposa y sus hijas menores. Tras presentar fiebre y tos, aunque no está seguro de padecer Covid-19 ya que no le han hecho el test, decidió asilarse 14 días en una habitación, como recomienda el protocolo. "Pero no es fácil seguir las normas cuando no hay forma de conseguir mascarillas, ni guantes, ni geles con alcohol", se queja. Para combatir la escasez, López ha encontrado una fórmula casera:
"Me hago mascarillas con papel de cocina", apunta en la red social. "Al menos así no extiendo mis gérmenes cuando salgo de la habitación para ir al baño. Me pongo en la habitación un pequeño barreño con agua y un jabón líquido para lavarme las manos cada vez que salgo. Por suerte tenemos dos baños, uno de ellos queda sólo para mi uso", añade. Pero, ¿son eficaces realmente este tipo de mascarillas?
Según apunta en su cuenta de Twitter Esther Samper, médica y divulgadora, citando un estudio realizado con el virus de la gripe, la eficacia de las mascarillas caseras es tres veces menor que las mascarillas quirúrgicas, pero es mejor que no llevar nada. Esta investigación probó la resistencia al virus de mascarillas echas con camisetas de algodón o paños de cocina.
No obstante, estas protecciones hechas en casa se deben usar con cautela, sin confiarse, y seguir al pie de la letra el resto de recomendaciones: mantener un metro de distancia con el resto de personas y lavarse bien las manos. Samper apunta que estas mascarillas deben emplearse como una medida adicional al resto. Pueden servir como una barrera de protección más, sobre todo, entre aquellas personas asintomáticas que transmiten el virus.
En el caso de pacientes infectados aislados en su casa, es conveniente que el afectado tenga una habitación para su uso exclusivo y que no comparta cuarto de baño. Si sale de la habitación, solo en situaciones imprescindibles, debe llevar mascarilla y lavarse las manos con agua y jabón antes de abandonar su cuarto. En este caso, debe mantener la distancia de un metro con el resto de habitantes del hogar.
Los residuos, a la fracción resto
Los residuos del enfermo se han de eliminar en una bolsa de plástico en un cubo de basura dispuesto en la habitación, preferiblemente con tapa y pedal de apertura, sin realizar ninguna separación para el reciclaje. Esta bolsa de plástico debe cerrarse muy bien e introducirse en una segunda bolsa de basura, al lado de la salida de la habitación, donde además se depositarán los guantes y mascarilla utilizados por el cuidador.
Esta segunda bolsa se depositará, siempre que esté bien cerrada, con el resto de basura del hogar en la bolsa (la tercera) de la fracción restos. Por último, esta tercera bolsa se depositará "exclusivamente" en el contenedor para restos, el gris, bien cerrada, según apunta el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Sanidad.
"Está terminantemente prohibido depositar la bolsa en los contenedores de recogida separada de cualquiera de las fracciones (orgánica, envases, papel, vidrio o textil) o su abandono en el entorno", señala el Miteco.
En el contenedor gris de desechan todos los residuos que no se reciclan y que tampoco pueden usarse para hacer compost. En este caso, se trata de basura que ha estado en contacto con virus y, por tanto, no puede tomar una segunda vida. De acuerdo a las recomendaciones del Gobierno, estos residuos preferiblemente se incinerarán.