La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del ministerio de Sanidad, ha tenido conocimiento a través de la Red de Alerta Alimentaria Europea (RASFF), de una notificación de alerta trasladada por las Autoridades Sanitarias de Reino Unido, relativa a la presencia de leche no indicada en el etiquetado de hamburguesas vegetales congeladas elaboradas en Suecia.
El nombre del producto en etiqueta es The Oumph! Burger, de la marca Food For Progress. Los lotes afectados corresponden a paquetes de 2 x 113g. congelados, y su numeración es la siguiente: 2020009 y fecha de consumo preferente 09.07.2021 ; 019338 y fecha de consumo preferente 04.06.2021; y 2019338 y fecha de consumo preferente 09.07.2021.
El producto afectado, fabricado en Suecia, ha sido distribuido a la Comunidad Autónoma de Madrid. Esta información ha sido trasladada por la AESAN a todas las Comunidades Autónomas a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI).
Como medida de precaución, AESAN recomienda a aquellos consumidores alérgicos a la leche que pudieran tener los productos anteriormente mencionados en sus hogares que se abstengan de consumirlos. Para el resto de consumidores, no habría riesgos asociados.
Diferencia entre alergia e intolerancia
Aunque la alergia a la leche es un problema médico diagnosticado, es mucho más común la intolerancia a la lactosa, una reacción digestiva totalmente diferente.
En la intolerancia a la lactosa, este “azúcar” (un disacárido) no es correctamente digerido por el intestino grueso, liberando sustancias de desecho como metano y algunos ácidos, que darán lugar en consecuencia a los típicos síntomas de dolor abdominal, hinchazón, espasmos, náuseas, vómitos y sobre todo diarrea. Actualmente se especula que hasta un 70% de la población podría sufrir dicha intolerancia, sobre todo en los casos de adultos de origen asiático, africano o nativos americanos.
Para diagnosticar una intolerancia a la lactosa, es posible realizar una prueba denominada test de hidrógeno en el aliento, el cual cuantifica la presencia de hidrógeno, uno de los desechos de la lactosa. Sin embargo, es más común intentar retirar los productos con lactosa de la dieta y probar la tolerancia a los mismos sin realizar prueba alguna.
En el caso de la alergia a la leche, se produce una alergia a las proteínas de la leche de vaca (PLV), y no a la lactosa como tal. Los síntomas suelen iniciarse en los tres primeros años de vida y pueden llegar a desaparecer a los cuatro años. Los síntomas son similares a una intolerancia a la lactosa, pero con el factor añadido de la posible anafilaxia tras consumir leche, como ya hemos comentado anteriormente.
Alternativas animales y vegetales
Es posible que los productos que se publicitan como "sin lactosa" incluyan en realidad lactasa de forma que los intolerantes puedan digerirla. Otra opción son los productos de base vegetal (leches de soja, coco, almendra o arroz) que tienen como contrapartida altas concentraciones de azúcar que se añaden para que resulten más agradables de sabor.
En cuanto a las alternativas animales a la leche de vaca, como son la de burra, la de cabra o la de camella, si nos centramos en la intolerancia a la lactosa, es cierto que las personas que la sufren toleran mejor otras leches alternativas. Al tratarse de animales distintos, pueden ser leches que no afecten a los alérgicos. Pero los productos que llegan a la cadena de consumo pueden sufrir contaminaciones cruzadas.
Tanto la leche de oveja como la leche de cabra poseen un nivel de azúcares similar a la leche de vaca, siendo 4,7 gramos y 4,5 gramos por cada 100 mililitros respectivamente, en comparación a los 5 gramos/100 mililitros que contiene la leche de vaca. Por tanto, podríamos decir que no son una buena alternativa a la leche de vaca si se quiere evitar la lactosa.