Calefacción, electricidad, internet... el confinamiento por Covid-19 ha disparado la huella de CO2 de los hogares y, aunque las emisiones se han desplomado en el mundo, los expertos piden concienciarse de la eficiencia energética doméstica, incluida la digital no siempre "verde".
Al mayor uso de la luz, la cocina o el horno estos días en casa, se suman las películas y música por internet, las compras en línea, y por supuesto el teletrabajo, con mayores conexiones digitales, telecomunicaciones y descargas de datos, que requieren grandes cantidades de energía.
Un reciente estudio desvela que 64 millones de conexiones por internet para visualizar la tercera edición de la serie de Stranger Things en Netflix equivaldría en términos de energía a recorrer en un coche con motor térmico unos 675 millones de kilómetros y a la producción de casi 190 millones de kilogramos de CO2.
Solo en los diez primeros días de confinamiento en España frente a la Covid-19, el tráfico de las redes IP (por internet) se incrementó casi un 40%, mientras las llamadas móviles lo hacían el 50 %, y el uso de datos por esas redes el 25 %. Por otra parte, el tráfico de plataformas de mensajería instantánea como WhatsApp se multiplicaba por cinco, según los expertos.
Internet se disparan
La digitalización y las comunicaciones tienen su impacto en la huella de carbono, por los muchos datos que consumen, por ejemplo, en descargas de vídeos, y otros tantos servicios e infraestructuras que exigen gran cantidad de energía y que incluyen óptica, cableado o centros de datos, insisten los expertos.
Desde la consultora Euro-Funding explican que aunque las conexiones digitales consumen gran cantidad de energía, lo recomendable es considerar las opciones en términos de eficiencia en su globalidad, dentro de un contexto. Así, apuntan que aunque el consumo digital no siempre se corresponde con energías verdes, es menos sostenible utilizar el coche y salir a ver una película en el cine, que visualizarla por internet en casa.
La clave de la eficiencia exige "tomar conciencia" de las cosas, comparar opciones y optar por la más sostenible, explican desde Euro-Funding.
Quedarse en casa para trabajar, por ejemplo, aumenta la huella de carbono doméstica, pero el impacto aumentaría con el desplazamiento en automóvil a la oficina, que añadiría consumo de combustible, más lavadoras para cambiar cada día de ropa y envases de plástico de un solo uso, por ejemplo, para comer fuera.
Aprovechar el sol
Por su parte, Mar Satorras, investigadora del Urban Transformation and Global Change Laboratory (Turba Lab) IN3 de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), anima a que en estos días de confinamiento se adopten pequeñas acciones más eficientes, con "sentido común".
En estos momentos "no podemos salir a comprar bombillas ni electrodomésticos más eficientes”, pero sí poner la calefacción a una temperatura agradable, no demasiado alta, aprovechar la luz natural abriendo cortinas y persianas, secar la ropa al sol si se puede y mantener sin polvo las bombillas para mejorar la mayor luminosidad.
También se puede contratar a algún operador que apueste por energías renovables y cambiar la tarifa de la luz, añade la experta.
Desde la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), su director, Víctor Viñuales ha instado a mantener "un equilibrio" entre las necesidades y los deseos, así como "meditar" sobre el actual modelo de hiperconsumismo, aprovechar la crisis para la autocontención y descubrir lo importante en la vida. "No todo lo que se puede hacer, se debe hacer", opina el sociólogo cofundador de Ecodes.
Por su parte, el secretario general de WWF España, Juan Carlos del Olmo, precisa que internet "parece algo inocente, pero cada vez que buscamos algo en Google, cualquier consulta, se consume energía". "Tenemos que aprender a dosificarnos, no estar siempre conectados. Encontrar un equilibrio", añade.
Del Olmo valora, no obstante, que muchos de los grandes proveedores de internet estén adoptando planes para que su energía proceda de fuentes verdes.