Tras la publicación de la teoría de la evolución, Darwin planteó la existencia de otro motor evolutivo, una forma de selección que no tenía nada que ver con la adaptación al ambiente sino con las características que hacían que los individuos tuvieran ventajas en la competencia por aparearse.
La selección sexual, como la denominó, producía cornamentas exageradas y armamentos exhibidos por muchos animales, especialmente en los machos, como los ciervos.
Estos rasgos sexuales son, en general, muy costosos de producir en términos de energía y tiene efectos sobre la supervivencia del individuo. Los machos de los ciervos producen cada año grandes cuernas que requieren varios kilos de los escasos minerales que componen su tejido óseo.
La gran cantidad de alimentos que necesita ingerir para el desarrollo de la cornamenta conlleva un deterioro en la dentadura y un gran esfuerzo enérgico que reduce sus expectativas de supervivencia.
Un equipo de investigación, liderado por el profesor Juan Carranza de la Universidad de Córdoba, planteó la posibilidad de que los ciervos pudieran adaptar sus esfuerzos a la hora de desarrollar la cornamenta según la cantidad de rivales a los que se tenían que enfrentar. De este modo, evitarían el desgaste de sus dientes y aumentarían su esperanza de vida.
Para probar esta hipótesis, el equipo de investigación midió las cuernas de miles de ciervos de áreas de caza comparando dos grupos poblacionales: uno de ellos con pocos competidores machos y muy jóvenes, y otro con un gran número de machos de ciervo en edad adulta.
Ciervos luchando cabeza contra cabeza. / Juan Carranza
Se constató que los machos que se enfrentaban a más rivales producían cuernas más grandes y gastaban su dentadura más que aquellos que vivían en poblaciones que contaban con menos machos en comparación con las hembras y, por tanto, tenían menos competencia. El trabajo se publica en la revista Scientific Reports.
"Estos resultados muestran, por primera vez, que el ambiente social influye en el desarrollo de caracteres sexuales de los ciervos, muy costosos para el individuo, y que pueden ahorrar en su producción sin disminuir las posibilidades de éxito en la competencia con otros machos", explica Carranza.
Cornamentas con usos comerciales
Darwin ya utilizó a los ciervos para ejemplificar los rasgos sexuales exagerados que se producían mediante la selección sexual. Sin embargo, hoy en día también son productos comerciales que se utilizan para la actividad cinegética como los trofeos de caza. Además, existe un enorme mercado de cría de ciervos en granjas para producir cuernas destinadas a la medicina oriental.
Este descubrimiento permite comprender las condiciones en las que los ciervos machos producen mayores cuernas. "El uso de este estudio por parte de gestores e instituciones debe ser responsable para no alterar las condiciones que influyen tanto en el bienestar animal, como en el mantenimiento de los procesos evolutivos naturales", concluyen.