Los patinetes eléctricos han irrumpido en la movilidad urbana de las ciudades. Se presentan como medios de desplazamiento idóneos para trayectos cortos y venden una imagen de transporte sostenible. Pero ¿lo son realmente?
Para responder a esta pregunta debemos analizar el impacto ambiental durante todo su ciclo de vida, desde el momento en el que se obtienen los materiales para fabricarlos hasta que acaban como residuo en un vertedero.
Las primeras investigaciones que han evaluado la sostenibilidad de los patinetes eléctricos en base al análisis del ciclo de vida son recientes. Han considerado una ciudad norteamericana, Raleigh (2019), y una ciudad europea, Bruselas (2020).
Los estudios coinciden en sus conclusiones: los patinetes eléctricos de alquiler emiten más gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida que los medios de transporte que sustituyen. Es decir, que no contribuyen a reducir la contaminación a nivel global.
La forma de desplazarse que los usuarios habrían utilizado si no hubieran tenido a su disposición un patinete eléctrico eran, por este orden: caminar o ir en bicicleta, ir en coche e ir en transporte público.
La corta vida útil de los patinetes eléctricos de alquiler hace que el impacto relativo del proceso de fabricación y extracción de materiales (como el aluminio para el cuadro o el litio para las baterías) en la emisión de contaminantes sea muy alto. Representa más de la mitad de las emisiones.
Reducir su impacto
Afortunadamente, la vida útil de los patinetes ha ido incrementándose desde que aparecieron los primeros modelos, por lo que es de esperar que su sostenibilidad mejore en los próximos años.
Además de apostar por materiales reciclados y con menos impacto ambiental, los investigadores proponen que se sigan optimizando las baterías y mejorando los diseños para hacerlos más resistentes y duraderos.
Las administraciones también podrían ayudar estableciendo medidas para prevenir el vandalismo, así como habilitar una red de carriles con el pavimento adecuado por los que puedan circular con seguridad.
Si un patinete eléctrico de los analizados en Bruselas durara más de 9 meses y medio, ya emitiría menos contaminantes que los medios de transporte que sustituye. Y si se llegara a una vida media de 5 años, su impacto ambiental bajaría un 70 %.
La segunda causa de emisión de gases contaminantes de los patinetes eléctricos de alquiler es la relacionada con el sistema de recogida y recarga de baterías de los patinetes.
Un estudio publicado por la universidad alemana de Bochum propone algunas medidas que podrían ayudar a reducir bastante el impacto ambiental en esta fase. Por ejemplo, utilizar baterías desmontables en lugar de fijas, de manera que no haya que transportar el patinete entero para recargarlo, o utilizar vehículos eléctricos en lugar de diésel para la recogida de baterías.
De uso personal
El estudio de Bruselas mencionado afirma que los patinetes eléctricos de uso personal contaminan la mitad que los patinetes eléctricos de alquiler, debido principalmente a las siguientes razones:
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La vida útil del patinete de uso personal es más larga gracias a un uso más responsable y a estar menos expuesto al vandalismo.
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No requiere que ningún vehículo los recoja para recargar las baterías y distribuirlos por los aparcamientos.
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Los dueños de patinetes eléctricos sustituyen en mayor medida modos de transporte más contaminantes, como el coche, que los usuarios de patinetes eléctricos de alquiler.
Mejor la bici
De acuerdo con los datos publicados por Weiss y colaboradores, el impacto sobre el calentamiento global de las bicicletas durante su ciclo de vida es 25 veces menor que el de los patinetes eléctricos de alquiler. Y el de las bicis eléctricas es dos veces y media menor que el de los patinetes eléctricos de uso personal.
En resumen: si buscamos un medio de transporte sostenible, las bicis, incluidas las eléctricas, llevan mucha ventaja a los patinetes eléctricos. Además, el impacto ambiental de las bicis de alquiler sí es menor que el de los modos de transporte que sustituyen, según un artículo publicado en la revista Sustainability.
Estos datos sugieren que las inversiones en movilidad urbana realizadas por las administraciones públicas deberían apostar por las bicicletas. No obstante, como indica la encuesta publicada por las neozelandesas Angela Curl y Helen Fitt, habría que tener en cuenta que el segmento de población que utiliza el patinete eléctrico parece que es más amplio que el que usa la bicicleta, por lo que podrían ser medios de transporte complementarios.
Además de la contaminación, hay otros factores relacionados con los patinetes eléctricos que van a condicionar su desarrollo futuro, como ponen de manifiesto algunos estudios. Entre ellos destacan la seguridad y la convivencia con el resto de usuarios de la vía pública, en especial con los peatones.
Otro factor importante al que todavía no se ha prestado suficiente atención son los efectos a largo plazo que podría tener sobre la salud la reducción de la actividad física de los usuarios de los patinetes eléctricos. Sustituyen muchos desplazamientos que antes se realizaban de manera activa, andando o en bici.
En resumen, los patinetes eléctricos no son sostenibles en la actualidad en todos los escenarios. Pero tienen el potencial para convertirse en medios de transporte eficientes que contribuyan a reducir el impacto en el calentamiento global de la movilidad urbana, en especial cuando sustituyen a medios de transporte más contaminantes, como el coche. Estudios como los aquí comentados pueden ayudar a tomar decisiones adecuadas para conseguirlo.
Iván López-Fernández, profesor Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Málaga.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.