Bill Gates, fundador de Microsoft, apoya financieramente el desarrollo de una tecnología que busca atenuar el calentamiento global, consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero que provoca la actividad humana, con un invento que potencialmente reflejaría la luz solar fuera de la atmósfera de la Tierra, con el objetivo de conseguir un enfriamiento global.
Esta tecnología se prevé que empezará a ser probada este verano por el grupo de investigadores de la Universidad de Harvard que la desarrolla, algo que ya ha desencadenado un intenso debate. Los críticos argumentan que trabajar en este tipo de geoingeniería solar puede ser contraproducente, ya que puede dar a los políticos una excusa para retrasar la reducción de las emisiones a la que se comprometieron en el Acuerdo de París para frenar el aumento global de las temperaturas.
Pero, ¿en qué consistirá este experimento científico? Pues bien, según informa el diario The Times, se lanzará un gran globo desde Suecia con el que se pretenden arrojar, una vez ascienda a una altitud de 12 millas (unos 20 kilómetros), aerosoles de carbonato de calcio, esencialmente polvo de tiza, para comprobar si su liberación a la estratosfera permite desviar una parte de la energía del sol y bajar así las temperaturas en la Tierra.
El proyecto, llamado Experimento de Perturbación Estratosférica Controlada (SCoPEx), liderado por científicos de la Universidad de Harvard y financiado por Bill Gates, entre otros inversores privados, busca analizar si al pulverizar estos aerosoles se pueden contrarrestar los efectos del calentamiento global provocado por las actividades humanas.
Según explican desde la web de la universidad, la prueba no representará ningún peligro significativo para las personas o el medio ambiente. El carbonato de calcio es una sustancia química no tóxica que se encuentra comúnmente en la naturaleza, por ejemplo, como piedra caliza. "Las partículas de carbonato de calcio precipitadas submicrónicas como las que usaremos son un aditivo común para productos de consumo como papel y pasta de dientes", señalan.
Añaden que: "En general, la cantidad de materiales que se liberarán (menos de 2 kilogramos para el carbonato de calcio) será muy pequeña en comparación con otras liberaciones rutinarias de material a la estratosfera por aviones, cohetes o vuelos de rutina en globo".
Las voces críticas
Pero según informó el pasado febrero el diario británico The Guardian, hay grupos ambientalistas suecos que rechazan este proyecto y que han escrito al gobierno y a la Corporación Espacial Sueca (SSC) para expresar su oposición. En las cartas, organizaciones como la Sociedad Sueca para la Conservación de la Naturaleza, Greenpeace Suecia y Amigos de la Tierra Suecia dijeron que si bien el vuelo en globo programado para junio no implica la liberación de partículas, podría ser el primer paso hacia la adopción de una potencial tecnología “peligrosa, impredecible e inmanejable”.
Estos aerosoles estratosféricos son un componente clave de la geoingeniería solar que algunos han propuesto como un plan B para controlar la temperatura de la Tierra si la crisis climática hace que las condiciones sean intolerables y los gobiernos no toman las medidas necesarias. Pero los críticos argumentan que las consecuencias de su uso no se comprenden bien por ahora y que las inyecciones de aerosol estratosférico (SAI) a gran escala podrían dañar la capa de ozono, causar calentamiento en la estratosfera y alterar los ecosistemas.
No obstante, a pesar de la oposición de estos grupos, hay estudios que señalan que la adopción generalizada de la geoingeniería solar podría ser económica y más segura de lo que algunos creen.
El profesor de Harvard Frank Keutsch, quien dirige el grupo de investigación con la esperanza de realizar el experimento SCoPEx, le dijo al citado diario británico que compartía muchas de las preocupaciones de los ambientalistas, pero añadió que la investigación podría ayudar a los científicos a comprender mejor los riesgos potenciales de la geoingeniería solar, si se permite que los experimentos sigan adelante. "El riesgo de no hacer una investigación sobre esto supera el riesgo de hacer esta investigación", dijo Keutsch a The Guardian.
"Estoy realmente preocupado por el mundo al que nos dirigimos. Para mí, esa es una razón para investigar sobre la gestión de la radiación solar. El cambio climático es un problema de gran envergadura y con un impacto potencialmente profundo en la humanidad. Creo que deberíamos considerar todo tipo de opciones porque es poco probable que haya una fórmula mágica que lo arregle todo. Debemos considerar todas las opciones y debemos investigarlas ".
Hasta ahora la tecnología se encuentra en una etapa teórica. Reproduciría el efecto de las partículas de dióxido de azufre liberadas en erupciones volcánicas; estas permanecen en la estratosfera de la Tierra y reflejan la radiación solar. Las partículas de la erupción del monte Pinatubo en Filipinas en 1991 enfriaron las temperaturas globales en alrededor de 0,6 ° C durante 15 meses.