Este es el fármaco veterinario prohibido en Asia que amenaza a los buitres españoles
El pasado abril se anunció el primer caso en Europa de intoxicación por diclofenaco de un joven buitre negro. Sucedió en los Pirineos.
16 mayo, 2021 23:35Noticias relacionadas
En España se encuentran las mayores poblaciones de buitres de Europa. En total, entre el 90 % y el 95 % de estas aves carroñeras europeas viven en nuestro país. Pero a las amenazas que les acechan, como las colisiones en parques eólicos, líneas de alta tensión, envenenamiento e intoxicación por plomo, se une desde 2013 una más: la ingestión de diclofenaco, un antiinflamatorio no esteroideo que se administra al ganado y que en los años 90 ya causó el declive de los buitres asiáticos.
El diclofecano ya había afectado a los buitres en Asia. ¿Qué pasó allí realmente?
Cuando se produjo la debacle de tres especies de buitres en Asia entre 1990 y 2000, el 95 % de sus poblaciones desapareció repentinamente en 10 años. En 2004 se publicó un trabajo en Nature en el que se determinó que el diclofenaco era el responsable de las muertes. Se trata de un antiinflamatorio no esteroideo que se utiliza en animales domésticos cuando tienen algún problema, como cojeras, y que en los buitres ocasiona un fallo renal si ingieren cadáveres de animales que habían sido tratados con el medicamento pocas horas antes de la muerte, unas ocho o doce horas. Se acumula el residuo en las vísceras y la muerte de los ejemplares es inmediata.
Teniendo los hechos sobre la mesa, ¿cómo reaccionó la comunidad científica?
Antoni Margalida, CSIC.
A raíz de esto, hubo un gran debate científico sobre si había que prescindir de este medicamento para uso veterinario. En 2006 se prohibió en India, Pakistán y Nepal, y en 2010 en Bangladesh. Se consiguió porque la solución era muy sencilla: había un sustitutivo, que es otro inflamatorio, el meloxicam, que no es nocivo para las aves.
Este fármaco crea el mismo efecto en el ganado que el diclofenaco, ¿verdad?
Sí, es otro antiinflamatorio, pero no es nocivo para otras especies. Por eso se pidió que se prohibiera el diclofenaco y se potenciara la comercialización del meloxicam en estos países asiáticos. Pero, la sorpresa fue que en 2013, la Agencia Española del Medicamento autorizó la distribución de los productos Diclovet y Dolofenac en España. En 2014 nosotros ya publicamos un artículo en Science que trataba la problemática del uso de drogas veterinarias así como sus efectos en la fauna, sobre todo en las aves carroñeras. También escribimos una carta en la revista Conservation Biology en la que argumentábamos que, conociendo los precedentes en Asia, no eran necesarias más muertes en la península ibérica.
Nuestro territorio alberga entre el 90 % y 95 % de las poblaciones de buitres de toda Europa. En el caso del buitre leonado es el 95 %. Por eso, al ver los precedentes en Asia, quisimos evitar que ocurriese lo mismo aquí, sabiendo la importancia que tiene España en la conservación de las aves carroñeras a escala europea. La idea era que se facilitara el meloxicam.
Pero hasta el año 2013, cuando se autorizó el diclofenaco en España, ¿qué se estaba utilizando? ¿Por qué se permitió su comercialización en ese momento?
Buena pregunta. No sé cuál fue la razón. Había otros antiinflamatorios y este no se había comercializado. En ese momento la agencia española explicó que los protocolos y filtros eran muy rigurosos, que el escenario podía ser distinto al asiático y que probablemente el fármaco no tendría un impacto como en Asia, donde se tratan muchos animales que están por las ciudades con este medicamento muy barato. Lo que yo especulo es que al cerrarse el mercado asiático, esta empresa farmacéutica buscó otras alternativas de mercado.
En ese momento, ¿cómo se pensó que afectaría a las aves carroñeras españolas?
En 2016 publicamos otro artículo en el Journal of Applied Ecology en el que, aplicando un modelo matemático que se hizo en la India sobre el manejo del ganado, se calculó que podía provocar una mortalidad anual preocupante. A esto se añade la mortalidad anual por colisiones en parques eólicos, líneas eléctricas, intoxicación por plomo, envenenamiento… Sería un factor más. Pero la respuesta de las autoridades españolas fue que había pasado unos filtros muy rigurosos, y señalaron que en los primeros meses y años no hubo ninguna muerte por diclofenaco.
Recientemente se ha publicado el hallazgo del primer buitre negro fallecido por diclofenaco en los Pirineos, el primer caso de Europa. ¿Qué importancia tiene esta noticia?
Lo importante es que este ejemplar hallado estaba marcado con GPS, lo cual quiere decir que podría haber muchos más ejemplares que no están monitorizados y que mueren y no son identificados o cuando se encuentran están en un estado de descomposición tal que la necropsia no indica la presencia de fármacos. Así que esto puede ser la punta del iceberg. Pero si no se buscan no se encuentran. Nosotros hemos marcado buitres negros en Toledo con GPS, localizamos uno muerto hace unas semanas, pero ya estaba en mal estado. Pero con GPS se tiene la posibilidad de actuar rápidamente y hacer la necropsia, pero ¿cuántos individuos solo quedan en huesos y plumas y se desconocen las causas de su muerte?
¿Por qué cree que no se actúa sin el sustitutivo del diclofenaco, el meloxicam, es igual de efectivo?
Es inaudito porque sabemos que hay una solución sencilla y no hay que esperar a que haya miles de muertes, como ha ocurrido en Asia. Solo hay que tener en cuenta los servicios ecosistémicos que proporcionan estas aves, y esto es suficiente para justificar que pueda haber un goteo adicional de mortalidad. Pero en España el diclofenaco superó los protocolos veterinarios y el argumento fue que seguramente no entraría en la cadena alimentaria de las aves necrófagas por el control veterinario, ya que si el individuo muere y no está accesible inmediatamente a los buitres en un punto alimentario en el campo, es muy raro que pudiera ocurrir. Pero ya ha ocurrido.
Toma de medidas del buitre negro intoxicado por diclofenaco, con ocasión de colocarle un emisor GPS en el verano de 2020. / GREFA.
Pero, ¿cómo se produce la intoxicación realmente en estas aves?
La clave está en la rapidez en que los buitres accedan a la zona donde se deposite la vaca o el cerdo recién fallecido y al que le han inyectado poco tiempo antes diclofenaco. Si al morir el animal lo transportan en menos de ocho o diez horas a un punto de alimentación, la probabilidad de que los buitres ingieran el residuo es muy alta. Pero aquí no es como en la India donde están los animales pululando por las ciudades; si la res muere en la granja, el proceso es más largo y por lo tanto el efecto va a ser más reducido que en la India. Existe esa posibilidad de que ocurra, como ya se ha demostrado, pero también existe la alternativa menos nociva. No vamos a esperar a que esto ocurra.
Solo en España el servicio regulador que hacen los buitres es que consumen 8.000 toneladas de biomasa animal al año, lo que supone como mínimo un ahorro económico de un millón y medio de euros. También se cuantificó lo que suponía el transporte del cadáver desde la granja: solo el hecho de recogerlo y llevarlo suponía más de 77.000 toneladas de CO2 de ahorro. En cuanto a los seguros, a las administraciones y ganaderos les suponía unos costes anuales de 47 millones de euros. Aquí tenemos las poblaciones más importantes de Europa con una biodiversidad muy relevante y unos servicios importantes. Por eso se tiene la obligación de mantener estas poblaciones, que son el bastión de la conservación de los buitres europeos.
Al final estas aves son nuestras aliadas…
Sí… En otro estudio, hemos analizado el patrimonio cultural de tener buitres para observarlos en ecoturismo. Solo en la vertiente de los Pirineos los beneficios culturales directos a las personas que se dedican a este tipo de turismo. Las estimaciones son de 2,5 millones de euros, con lo cual supera al servicio regulador. Tener buitres aquí implica que alemanes, ingleses, americanos o israelís vengan de turismo a hacer fotos a estas aves. Proporcionan un beneficio a la economía de montaña.
¿Es posible que no se tomen más medidas porque solo se ha identificado a un ejemplar muerto?
En teoría serían cinco con los intoxicados por Flunixin y diclofenaco. Pero la pregunta no es esa, sino cuánto hay que esperar para que no vaya a más, teniendo el precedente de Asia. Nuestra obligación como científicos es hacer esa llamada de alerta: no hay que esperar a que aparezcan centenares de individuos muertos por diclofenaco. A lo mejor ya está pasando, pero no ha habido un goteo tan evidente como el de Asia porque no se han hecho búsquedas activas y no se han analizado todos los cadáveres. En realidad, da igual el número de ejemplos muertos que haya, no hay ninguna necesidad de que sea un elemento más de mortalidad no natural cuando hay un sustitutivo y ejemplos en otros países. Sería anticiparse.
Lo que esperamos es poner otra vez sobre la mesa el escenario de India. Podríamos estar ante la punta del iceberg con la muerte del primer ejemplar en España. Varias instituciones se van a movilizar al respecto porque ya se ha pedido la prohibición del uso de este medicamento en Europa y España. Quizá a partir de ahora se hará más vigilancia para monitorizar a las poblaciones. Como estas han ido creciendo, no hay una señal de alarma. Pero puede haber un goteo poco visible de muertes de ejemplares que podríamos evitar con la prohibición de este medicamento y la propuesta de utilizar el sustituto. Es una problemática con una fácil solución. Las cinco muertes ya se podían haber evitado.