La contaminación del aire es una de las mayores amenazas ambientales para la salud humana, junto con el cambio climático. Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud ha publicado las nuevas Directrices mundiales de calidad del aire, que no se actualizaban desde 2005 y con las que pretende "reducir los niveles de contaminantes atmosféricos clave, algunos de los cuales contribuyen al cambio climático".
El objetivo no es otro que ayudar a orientar la legislación y las políticas para reducir los niveles de contaminantes del aire y disminuir la carga de morbilidad que resulta de la exposición al aire contaminado en todo el mundo. Solo en España se calcula que mueren entre 10.000 y 45.000 personas directa o indirectamente por la contaminación (alrededor de 7 millones en todo el mundo), según diferentes estudios.
De esta forma, la OMS ha reducido sustancialmente los límites máximos de exposición segura en hasta seis tipos de sustancias que los seres humanos inhalamos habitulamente: partículas en suspensión, ozono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de carbono.
La organización establece ahora, por ejemplo, que el límite máximo de exposición del dióxido de nitrógeno (NO2) en una media 10 microgramos por metro cúbico en todo el año (antes era de 40 microgramos) o 25 µg/m3 en un solo día. El dióxido de nitrógeno está muy vinculado con la contaminación de los vehículos diesel y gasolina de las grandes ciudades.
Asimismo, la organización también reduce a la mitad la exposición de las PM2,5 (partículas en suspensión), considerado el contaminante más peligroso para el ser humano: hasta ahora recomendaba menos de 25 microgramos por metro cúbico de aire en un día, mientras que ahora baja el nivel óptimo a 15 microgramos.
Por ponerlo en perspectiva, la ciudad de Pekín, una de las más contaminadas del mundo, amanece frecuentemente con niveles superiores a 500 microgramos por metro cúbico y en días excepcionalmente malos de smog ha superado los 1.000 microgramos.
En cuanto a las partículas de un tamaño algo mayor, de hasta 10 micras de diámetro (PM 10), la OMS baja su nivel diario recomendable desde 50 microgramos a 45 por metro cúbico de aire.
Los dos tipos de micropartículas, PM 2.5 y PM 10, suelen provenir de la quema de combustibles fósiles y son consideradas peligrosas para la salud al poder penetrar en los pulmones, aunque las primeras son aún más nocivas para la salud, ya que dado su pequeño tamaño pueden llegar a la corriente sanguínea, advierte la OMS.
Según la OMS, un 90% de las muertes relacionadas con las partículas PM 2.5 pueden evitarse si se adoptan las nuevas guías, que no son en principio obligatorias por ley aunque de acuerdo con la organización son altamente recomendables, no sólo para proteger la salud sino para luchar contra el cambio climático.