La UE alerta de que la cuenca mediterránea es un polvorín: "Habrá grandes incendios si no llueve"
Los expertos aseguran que la combinación de la falta de lluvias y las altas temperaturas ha llevado a los bosques de esta zona a un gran estrés hídrico.
16 abril, 2024 02:21Apenas 24 horas después de declararse, el incendio en Tárbena (Alicante) ya supera las 800 hectáreas de bosque. Se espera, según los equipos de emergencia, que supere las 1.000, ya que las unidades de extinción no han podido apagar los fuegos durante la primera noche en las zonas inaccesibles de la sierra alicantina.
"Si seguimos como estamos, en España seguramente terminemos con un modelo como el de Canadá o Australia, que consiste en proteger las zonas urbanas —que no se quemen las casas y que la gente no se haga daño— mientras el bosque se quema". Quien habla es Víctor Resco de Dios, doctor por la Universidad de Wyoming y profesor de Ingeniería Forestal en la Universidad de Lleida.
A los expertos en incendios forestales como él cada vez les sorprende menos que este tipo de fenómenos se adelanten a la época de riesgo alto (comprendida entre julio y agosto). "Ya no podemos hablar de temporada de incendios", sentencia Carlos Madrigal, decano territorial de la Comunidad de Madrid del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales y experto en meteorología aplicada a los incendios, en declaraciones a EL ESPAÑOL.
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El efecto está siendo especialmente notable en los bosques mediterráneos. Esta tendencia no sólo se observa en España, sino que también afecta al resto de países mediterráneos de Europa, como revela un reciente análisis del Centro Común de Investigación (JRC, por sus siglas en inglés), de la Comisión Europea (CE).
El documento señala que mientras que en otras ocasiones los incendios se han extendido por toda Europa y Oriento Próximo, en 2023 se concentraron en la cuenca del Mediterráneo. De hecho, sólo España, Italia y Grecia acumularon el 42,2% de las hectáreas quemadas en la UE a lo largo del pasado año.
Por número de incendios, España fue el segundo país, con 1.397. Nuestro país también cerró el pasado año como el segundo más cálido desde que se tiene registro. Que se produjeran ambos récords no es casualidad, ya que, como señala el análisis de la CE, la temporada de 2023 mostró "el efecto cada vez mayor de las altas temperaturas y las condiciones críticas de peligro de fuego en la generación de incendios sin precedentes en los países mediterráneos de la Unión Europea".
A merced de la lluvia
Basta con echar un vistazo al mapa actual de niveles de riesgo de incendio de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para comprobar que el arco mediterráneo español se encuentra en niveles "muy alto" y "extremo" de incendio. Los expertos consultados por este periódico prefieren no aventurarse a realizar predicciones.
Pero entienden que si las condiciones climáticas continúan, es bastante probable que los incendios sean más intensos que en 2023. "Si el arco mediterráneo apenas tiene precipitaciones esta primavera, es muy probable que tengamos grandes incendios", advierte Madrigal.
En lo que respecta a las precipitaciones, no se pueden extraer grandes conclusiones en base al mapa de la predicción estacional de la AEMET para los meses de abril, mayo y junio. Sin embargo, sí que refleja que en la vertiente mediterránea hay una mayor probabilidad de que la temperatura media se encuentre en el tercil cálido superior.
Como recuerda Resco de Dios, el pasado año se dio un invierno muy seco y la campaña de incendios 'se salvó' en la Península porque "justo llovió en mayo". Una situación muy similar a la actual: "Ahora mismo, estamos a merced de si llueve o no. Y esto no tendría que ser así. Podemos hacer frente a las causas estructurales del incendio a través de la gestión forestal, con una política clara que favorezca la gestión de los bosques y del territorio".
Sin contar el incendio en Tárbena, el fuego ha quemado un total de 9.904 hectáreas en los tres primeros meses, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO). Con esta cifra, 2024 se sitúa por debajo de la media del último decenio, cuando se quemaron 15.553 hectáreas por año.
Más facilidad para arder
Madrigal entiende la situación que se vive actualmente en el municipio alicantino, pues cada vez es más frecuente que se produzcan incendios que no se pueden apagar porque las condiciones son inalcanzables para el ser humano. Y es que no sólo ha aumentado el número de grandes incendios forestales (GIF), sino que también ha crecido su virulencia.
Este aumento en la frecuencia e intensidad se explica por varios motivos; aunque muchos de ellos guardan una estrecha relación con el cambio climático. Así lo advierte un estudio publicado en la revista Ecological Monographs: el cambio climático cambiará el régimen de los incendios forestales, haciendo que sean de mayor intensidad y de difícil extinción.
"La estación de incendios se está alargando, por un lado, por el efecto del cambio climático y, por otro, por el exceso de espesor forestal", explica Resco de Dios, autor principal del citado trabajo. Esta masas de bosques son continuas, lo cual provoca que los incendios sean muchos más intensos porque tienen más biomasa para quemar en poco espacio.
Tras el aumento de la masa forestal se encuentra la acción humana; o mejor dicho, la inacción. Tal y como explica Alba Márquez, investigadora del Centro Vasco de Cambio Climático (BC3), el abandono rural —tanto de la agricultura como de la ganadería extensiva— y la falta de gestión forestal han incrementado mucho la masa forestal, haciendo que haya más vegetación luchando por menos recursos hídricos.
"La reducción de la humedad hace que la vegetación tenga más facilidad para arder y que el fuego pueda avanzar más rápido", apunta Márquez. Esta experta en incendios lamenta que no hay solución a corto plazo. "La única forma de combatir estos incendios extremos —y los que vendrán— es hacer prevención durante todo el año, mediante la gestión forestal, evitando el éxodo rural y promocionando el sector primario", concluye.