Y, cuando llegó la primavera, el monstruo que se tragó el invierno se esfumó. Nos referimos, por supuesto, a la colosal dorsal de altas presiones que ha dominado en los últimos meses sobre el continente europeo. El clima invernal ha brillado por su ausencia prácticamente desde Navidad, y el pasado mes de febrero ha acumulado récords de horas de sol y altas temperaturas en varios puntos de la Península.
Pero el invierno vuelve con ganas en los prolegómenos de la Semana Santa, y esto es, a grandes rasgos, una excelente noticia. Venimos de dos estaciones secas que han puesto a prueba las reservas de los embalses, que con tanto optimismo arrancaban el año tras un 2018 excepcionalmente húmedo. No hay llovido "ni la mitad" de lo habitual para la época, explicaba hace unas semanas la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), y eso es una pésima noticia: de octubre a mayo se recogen el 76% de las precipitaciones en España.
El episodio de precipitaciones generalizadas que arranca este miércoles es por lo tanto una oportunidad para equilibrar el balance hídrico, más aún cuando las posibilidades de lluvia irán menguando a medida que nos acerquemos al verano según la previsión estacional. Pero hay que abordarlo con cautela: lo que se cierne sobre nosotros es una masa de aire frío del Ártico procedente de Groenlandia que desplomará las temperaturas hasta 10 grados centígrados por debajo de lo normal, con heladas en buena parte de la mitad norte y nevadas copiosas que pueden caer a 500 metros de altura.
"No es lo más habitual pero sí se han producido en numerosas ocasiones nevadas en el mes de abril", recuerda Rubén del Campo, portavoz de Aemet. Ocurrió el año pasado: en las cumbres de la Meseta Central, por ejemplo, tiende a nevar más a menudo en primavera que en invierno. En este episodio, explica el meteorólogo, convergen dos fenómenos: la entrada de aire frío y húmedo que será seguido de una borrasca atlántica para el viernes. Canarias tampoco escapa: el archipiélago seguirá bajo la influencia de la Depresión Aislada en Niveles Altos de la Atmósfera (DANA) que deja fuerte chubascos generalizado.
El zarpazo polar se manifiesta desde el miércoles con precipitaciones fuertes y persistentes en Galicia, comunidades cantábricas, La Rioja, norte de Aragón y norte de Cataluña. También puede llover en el sistema Central, sistema Ibérico y Baleares. En el área mediterránea, se verá afectado sobre todo el sur de Tarragona y Castellón. Nevará en la cordillera cantábrica entre los 500 y 700 metros, y se experimentará una caída de hasta 10 ºC de temperatura en el noroeste de Castilla y León, siendo ligeramente más tenue en el resto de la mitad norte.
La mañana del jueves será gélida y con riesgo de hielo porque los cielos habrán escampado: se pueden alcanzar -5 ºC en Zamora y -3 ºC Valladolid. Lloverá a partir de la tarde en toda la mitad norte, el sistema central y Baleares, y la cota de nieve descenderá entre 400 y 700 metros en Pirineos y en puntos del interior, por lo que es técnicamente posible que nieve por ejemplo en León. La mitad sur empezará a notar el descenso térmico, con unos posible 8 ºC en Murcia. Los vientos intensos que soplarán del oeste contribuirán a un "ambiente desapacible", valora Del Campo.
La borrasca, todavía sin bautizar, se presenta el viernes y, al tratarse de un frente atlántico, será más intensa "cuanto más al oeste", mientras que el día será menos intempestivo en el área mediterránea y Baleares. Las lluvias, con todo, llegarán a todo el territorio. La nieve caerá "en casi toda la meseta norte" hasta 700-800 metros y en Pirineos e Ibiza, a partir de 600 metros. "Pueden caer buenas nevadas en los sistemas béticos", añade el meteorólogo. Habrá una nueva bajada de temperaturas en la vertiente atlántica, en la mitad oeste y zona centro: hasta 6 y 8 grados de menos, con viento que soplará con intensidad fuerte.
Fin de semana de abrigo y paraguas
Madrid es un ejemplo del impacto que tendrá el episodio en el termómetro: pasaremos de un martes con cielos cubiertos pero máximas de 18 ºC y mínimas 8 ºC al viernes, en el que esos ocho grados serán la máxima, y la mínima, dos. En Burgos, las máximas caerán de 18 ºC a 10 ºC el miércoles y hasta 6 ºC el viernes; las mínimas serán de -1 ºC el miércoles, -3 ºC el jueves y -1 ºC. En Teruel, las máximas oscilarán entre 16 y 13 grados centígrados y las mínimas llegarán a -1ºC el miércoles, -4ºC el jueves y -2ºC el viernes.
El descenso será más atenuado en el Mediterráneo y el sur, con máximas que se mantendrán en los 15 ºC en Valencia y hasta 20 ºC en Granada. El mal tiempo se prolongará hasta comienzos de la semana que viene. E incluso entonces habrá que seguir aguantando la acometida: "Parece que las precipitaciones podrían seguir la semana siguiente", aventura Del Campo.