Incendios de Los Ángeles.

Incendios de Los Ángeles. Reuters

Meteorología

Los vientos catabáticos de Santa Ana convierten Los Ángeles en un infierno: así multiplican la devastación del fuego

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Los incendios siguen sin dar tregua en el condado de Los Ángeles. Al menos cinco personas han fallecido, decenas de miles han sido evacuadas de sus hogares, y miles de edificios han sido destruidos fruto de las llamas, que siguen fuera de control. Los vientos catabáticos de Santa Ana, con rachas por encima de los 150 kilómetros por hora, y la baja humedad relativa de esta época del año en la costa oeste de Estados Unidos, han sido el perfecto combustible para que Los Ángeles viva estos días un auténtico infierno.   

El barrio de Pacific Palisades en Los Ángeles, residencia de millonarios, celebridades y estrellas de Hollywood, fue el primero en advertir del fuego este martes. En esa zona de Estados Unidos eran las 10.30 horas de la mañana —las 19.30 horas, en España— cuando se originó lo que horas después ha pasado a ser uno de los mayores incendios de las últimas décadas en Estados Unidos. Impulsado por unos fuertes vientos secos conocidos como Santa Ana winds, el fuego se extendió hacia la ciudad de Santa Mónica arrasando al menos 1.200 hectáreas.

Cuatro de los seis fuegos se encuentran fuera de control y dos de ellos, Palisades y Eaton, suman cerca de 11.000 hectáreas quemadas, según el Departamento de Protección contra Incendios de California. No sólo el viento ha favorecido la voracidad de los incendios, sino que en los últimos meses no ha llovido prácticamente. Diciembre y enero suelen ser los más lluviosos del año en esta zona de California, pero ahora la vegetación está seca. Así, al foco original de Pacific Palisades, se han unido otros dos que preocupan especialmente en las zonas de Eaton —donde se ha evacuado a ciudadanos de las ciudades de Pasadena y Altadena— y Hurst. 

Los vecinos de estas zonas, por desgracia, se encuentran a merced de la meteorología. Los expertos han avisado de que poco se puede hacer si esos vientos catabáticos no amainan. La violencia con la que azotan, ladera abajo, ha impedido que los equipos aéreos de extinción puedan rociar con agua desde el cielo. 

El origen de los vientos

Pero, ¿en qué consisten estos vientos de Santa Ana? Se trata de unos vientos que aparecen en los meses más fríos y que soplan en dirección oeste. Se suelen originar en Nevada y en Utah y discurren hasta el sur de California. Suelen ser unos vientos violentos, secos y con frecuencia cálidos: "Tienen lugar cuando se intensifican sistemas de altas y bajas presiones a lo largo de las latitudes medias del hemisferio norte", explica el periódico estadounidense The New York Times.

"A veces, un área de altas presiones puede quedarse atrapada sobre la árida y montañosa Gran Cuenca, que cubre la mayor parte de Nevada, parte de Utah y partes de otros estados debido a su geografía única", explica el diario. El director del Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad en la Universidad de California ha explicado que la Gran Cuenca tiene la forma de un bol gigante con unos agujeros en sus lados.

Esos agujeros son, en realidad, pasos de montaña. Por eso, cuando pesados sistemas de altas presiones caen en esta Gran Cuenca, el aire sale despedido a gran velocidad por esos pasos de montaña. Primero, estos vientos deben escalar parte del relieve de las Montañas Rocosas y después se derraman sobre la zona sur de California, que es un área de bajas presiones. Se forman de esta manera, por lo tanto, esos vientos catabáticos, que caen con gran velocidad y producen fuertes vientos.

Amenaza múltiple

Debido a que el clima predominante en la Gran Cuenca es desértico, el aire que sale de ella tiene la característica de ser muy seco. Es capaz incluso de hacer descender la humedad del ambiente al que llega. Por eso, estos vientos de Santa Ana pueden ser una gran amenaza en años especialmente secos y si se produce un incendio, como estamos viendo en estos días. Junto a la vegetación seca, que arde con tanta facilidad, estos vientos pueden complicar la situación de varias maneras.

En primer lugar, no sólo porque el viento empuje al fuego y le ayude a expandirse, sino que puede transportar brasas lejos de su foco y crear otros nuevos. También es capaz de crear un ambiente más seco y complicar las tareas de extinción e, incluso, de evacuación. Estos árboles tienen la fuerza suficiente para tumbar árboles, cortar carreteras y complicar las tareas de extinción en el suelo además de en el aire. Estos equipos se han puesto ya en marcha, pero no se puede dar por controlado el incendio hasta que el viento reduzca su fuerza.

¿Qué papel juega el cambio climático en los incendios de Los Ángeles? Lo cierto es que todavía es pronto para saberlo y para ello se necesitan estudios de atribución. En lo que sí coinciden los expertos es en que la estación de lluvias en California se ha acortado y que su clima es más cálido, lo que fomenta la aparición de incendios. Los Santa Ana winds podrían ser más débiles en el futuro si el desierto se calienta más que el océano y, de esta manera, hay una menor diferencia de presiones atmosféricas en ambos escenarios.

Aun así, cabe advertir que el cambio climático está intensificando la frecuencia y severidad de los incendios forestales en todo el mundo. El aumento de las temperaturas globales, combinado con periodos de sequía más prolongados y condiciones meteorológicas extremas, crea un entorno propicio para la propagación de incendios como el de Los Ángeles.

Las altas temperaturas secan la vegetación, convirtiéndola en un combustible altamente inflamable. Además, fenómenos como los vientos más intensos y las tormentas eléctricas sin lluvia aumentan las probabilidades de que los incendios se inicien y se expandan rápidamente. Estas condiciones climáticas extremas, que antes eran esporádicas, ahora se están convirtiendo en la norma debido al calentamiento global provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero.