Revuelo en los estantes del súper: desembarcan los yogures con verduras y frutas de Milbona, la marca propia de Lidl que provoca pasiones entre los amantes de los lácteos de España. Ya están disponibles tres variedades que se comercializan en envases de 150 gramos. El rosa es a base de zanahoria y fresa, el verde de espinaca y manzana, y el naranja de calabaza, plátano y albaricoque.
La cadena cita al movimiento veggie como fuente de inspiración, resaltando con el lanzamiento de la marca el auge de la preocupación de los españoles por la nutrición, las tendencias a abandonar el consumo de carne y la introducción de alternativas vegetales cada vez con más frecuencia en la dieta. En esa línea, resaltan su compromiso para ofrecer "artículos de valor añadido y de precio asequible".
En ese sentido, ¿contribuyen estos yogures con vegetales a alcanzar el mínimo recomendado por la OMS de ingesta de verdura y fruta diaria, que sería de 5 piezas o 400 gramos al día? La respuesta es que no, como tampoco lo hace cualquier otro tipo de lácteo mezclado con frutas que se pueda adquirir en el mercado. El packaging, el gancho comercial y el intenso sabor a la hortaliza de nuestra elección en el lácteo pueden inducir a creer lo contrario, pero lo cierto es que la mejora en el aporte nutricional será insignificante.
"Es más una curiosidad con determinado color y sabor"- valora Miguel Ángel Lurueña, Doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y divulgador a través de su blog Gominolas de Petróleo. Efectivamente, el yogur con espinacas en concreto es un prueba para los sentidos de los veggies más convencidos, con todo el aspecto de una crema de verduras pero un regusto final dulce. "No son sustitutivos en ningún caso para los vegetales en sí".
En primer lugar, porque la cantidad aportada es mínima. El contenido de vegetales en cada uno de los yogures es de un 10%, más un 5% de cada una de las frutas incorporadas. "Eso supone unos doce gramos de espinacas en cada uno", calcula Lurueña. Para compensar las carencias de fruta y verdura en nuestra dieta deberíamos consumirlos de forma ingente, pero entonces un elemento perjudicial negaría cualquiera de sus beneficios nutricionales: el azúcar añadido.
Los yogures son una de las principales fuentes de azúcares añadidos en nuestra alimentación, un consumo que, según la OMS, deberíamos limitar a 25 gramos diarios. Estos productos no son una excepción, con una dificultad añadida: hay un 9% de azúcar en cada 100 g. de yogur con fruta y verdura, pero no se especifica cuáles son los naturales -intrínsecos- a los vegetales, que son beneficiosos, y cuáles han sido añadidos para mejorar al sabor, los que tenemos que vigilar.
Lurueña revela un truco: mirar el orden en el que los ingredientes aparecen en la etiqueta, porque están en orden de importancia y cantidad. Así, en el verde, comprobamos que el principal ingrediente es 'leche fermentada', lo normal en un yogur de producción industrial; a continuación vienen las 'espinacas', luego el 'azúcar', y ya en cuarto lugar las 'manzanas'. Eso arrojaría entre un 5 y un 10% de azúcares añadidos (entre 15 y 7 g) en este yogur, estima el especialista, y hasta un 5% en los otros dos.
Actualización a 14/02/2019: Lidl precisa que, del 9% de azúcar en cada 100 gramos de producto, el 3,75% corresponde a azúcar añadido y el 5,25% a azúcar que proviene de la leche, la verdura y la fruta. Asimismo, el contenido de espinacas supone unos 21 gramos en cada uno de los yogures verdes. Las frutas y verduras suponen 32 gramos del contenido.
"Los fabricantes conocen las tendencias. Nos venden productos como más saludables, pero no lo son"- valora Lurueña. "El producto base es un yogur, y esto es básicamente un yogur con cosas que la principal diferencia que aportan es de sabor". El experto invita a no preocuparse en exceso por otros factores, como la grasa láctea que contienen: "cada vez está más claro que no es tan mala como creíamos".
¿Y que hay de las vitaminas y fibra, nutrientes esenciales que suponen uno de los principales aportes de frutas y verduras? Tampoco debemos pensar en ellas en lo que se refiere a estos yogures, insiste Lurueña, porque en ningún caso debemos buscarlas ahí. "Lo grave sería pensar que son un alimento sustitutivo, y no lo son".
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