El hummus es una crema de origen árabe que, desde hace algún tiempo, está viviendo un auténtica explosión. Son incontables los restaurantes que han incluido este puré de garbanzos en sus cartas, donde da lustre a platos de lo más variopinto. Pero es que, además, la popularización de esta receta ha provocado que los supermercados también se hayan lanzado a su comercialización. Sin embargo, el que triunfa allende los mares, el que ha conquistado hasta a la mismísima Rosalía, según ha confesado recientemente la cantante en Twitter, es uno en concreto: el hummus de Mercadona.
Detrás de este producto se encuentra Resinka, una compañía dirigida por un griego llamado George Stavrakakis, con sede en un pueblecito de Barcelona (Rubí), y que fabrica 20 toneladas al año de hummus, tal y como él mismo contó a El Confidencial. Su facturación se ha multiplicado en los últimos años gracias a esta receta que se vende en botecitos de 240 gramos, pero también gracias al lanzamiento de productos similares como el hummus de lentejas, el hummus con pimientos de piquillo o el hummus con olivas de Kalamata.
Se trata de un éxito desde el punto de vista comercial, desde luego, pero, ¿realmente es tan bueno como todo el mundo dice? ¿Es un producto recomendable desde el punto de vista nutricional? ¿Por qué ha ganado la partida a otros que pueden adquirirse en otras cadenas? La respuesta a esta última pregunta tiene dos posibles respuestas. La primera es que, tal y como ocurre con el guacamole que vende Mercadona, el boca-oreja ha sido su mejor herramienta de marketing. No es extraño encontrar hilos en conocidos foros o mensajes en Twitter donde los usuarios confiesan su devoción por este producto.
Cuantos más garbanzos, mejor
La segunda, seguramente tenga que ver con el porcentaje de garbanzos que incluye este producto industrial que, pese a que no llega al 60% del producto, es de los más altos de todos los hummus industriales que se venden en el supermercado. Por ejemplo, la cantidad de garbanzos que incluye el hummus de Ibsa es del 50%, el ecológico de NatuGreen es del 34%; el de Medfood es del 33%, el "auténtico" de Al’fez es del 39%, o el que comercializa Aldi es del 42%.
Así, de los cuatro que comercializa Mercadona, el hummus de lentejas es el que mayor porcentaje de legumbres contiene (en concreto, un 69%). Los otros ingredientes esenciales del hummus son el tahini, una pasta hecha a partir de semillas de sésamo, el zumo de limón y el aceite de oliva, que también suelen incluir estos productos en distintos porcentajes.
Tal y como ya contamos en EL ESPAÑOL, lo ideal es que la cantidad de garbanzos de un hummus sea cuanto más elevada, mejor, de tal forma que pudiera parecerse a uno casero donde, ahí sí, el porcentaje sería cercano al 100% de la receta. De hecho, el propio supermercado explica en su web cómo hacer un hummus casero con un bote de garbanzos, cominos, zumo de limón y el resto de ingredientes.
De la misma forma, lo ideal para la receta clásica es utilizar aceite de oliva en lugar de aceite de girasol. "Sería mejor que el que primero figurase en la lista de ingredientes fuese el de oliva", señalaba Laura Llorente, dietista-nutricionista del Centro Aleris en declaraciones a este periódico, quien también advertía de que en ningún momento un hummus industrial puede sustituir a un buen plato de legumbres como unas lentejas o un potaje de garbanzos.
Los hummus industriales también suelen incluir acidulantes, sustancias aditivas (totalmente seguras) que suelen utilizarse con el objetivo de modificar su acidez o para reforzar su sabor. "Se trata de conservantes, que mantiene la calidad y sirven para potenciar ese sabor ácido que tiene el hummus", explicaba la experta.
Así, los especialistas recomiendan que sean las legumbres, bien compradas a granel o de bote, las que ocupen un espacio prioritario y diario en nuestra dieta junto a verduras y frutas. El hummus envasado, para aquellas ocasiones señaladas en las que no hayamos podido hacerlo de forma casera, puede ser una alternativa.
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