La carne roja, pese a que la OMS la declaró "probablemente carcinógena" para los humanos, es otra buena fuente de hierro. De igual forma, el hígado y otro tipo de vísceras también aportan elevadas cantidades de este nutriente a nuestra dieta. El hierro de origen animal, conocido como hierro hemo, se asimila además de una forma mucho más rápida que el de origen vegetal (hierro no hemo).
Así, tal y como advierte Medline Plus, el servicio de información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, conviene tener en cuenta que algunos alimentos reducen la absorción de hierro. "Por ejemplo, los tés negros comerciales contienen sustancias que se unen al hierro de la dieta, por lo que el cuerpo no puede utilizarlos".