Como muchas de las fake news que campan por el mundo, el mito de que el alcohol sube la temperatura corporal cuando hace frío viene desde Rusia. Cuando imaginamos el invierno en aquel país, muchos de nosotros pensamos automáticamente en dos paisanos jugando al ajedrez y metiéndose en el cuerpo sendos chupitos de vodka. Este destilado que, históricamente, se ha obtenido de la patata es una de las bebidas alcohólicas con mayor graduación.
¿Para qué se habría inventado esa infernal bebida transparente si no era para soportar el invierno en Siberia? Desde luego, para calentarse no. Y el combinado de vodka llamado Destornillador tampoco se creó para combatir el catarro por mucho que lleve la vitamina C del zumo de naranja. Aunque a muchos les desilusione, la ciencia es implacable: el alcohol no es recomendable en ninguna situación.
La ciencia ha desmentido con bastantes pruebas que el alcohol suba la temperatura central del cuerpo. Aunque muchos seguirán aseverando que cuando beben notan un calorcito muy agradable, en realidad, sólo es una ilusión. De hecho, la teoría científica dice que el alcohol aumentaría las probabilidades de sufrir una hipotermia.
Cuando el cuerpo comienza a enfriarse es muy frecuente que se produzcan escalofríos y temblores. Aunque siempre hayamos pensado que estas reacciones son algo sin ningún tipo de importancia, lo cierto es que tiritar es un reflejo humano muy inteligente. Se trata una reacción natural por la cual el cuerpo intenta mantener o, incluso, elevar nuestra temperatura. Pues bien, según un estudio del Instituto de Medio Ambiente del Ejército de Estados Unidos, el alcohol anularía estos reflejos. Este inconveniente reduciría nuestra capacidad para guardar el calor corporal, pero no es el único.
El frío y la sangre
La sangre fluye alrededor de nuestros cuerpo con el objetivo de transportar nutrientes y oxígeno. Sin embargo, la sangre también tiene la función de repartir nuestro calor corporal. En esa función también intervienen otros órganos. El principal de ellos es la piel, donde se encuentran las glándulas sudoríparas que, con la secreción de agua, también regulan la temperatura exterior.
Cuando comenzamos a sentir frío se debe, principalmente, a que la sangre fluye desde las partes más externas del cuerpo hacia los órganos internos. Aunque los receptores de la piel le dicen al cerebro que estamos sintiendo frío, este proceso produce el aumento de temperatura interna y evita la hipotermia.
El principal problema del consumo de alcohol en la temperatura es, básicamente, que produce en el cuerpo el efecto contrario. Esta sustancia dilata los vasos sanguíneos de nuestro cuerpo y, en concreto, los pequeños capilares que hay debajo de la piel. La concentración de sangre aumenta en esos conductos. Es decir, la sangre fluye de los órganos a la piel, llevando consigo los nutrientes, el oxígeno y, por supuesto, la temperatura.
Congelado y achispado
Esta es la razón por la que muchas personas que beben alcohol sienten calor: los receptores de la temperatura que hay en la piel informan al cerebro de que la temperatura ha subido. Además, estas personas también tienen un aspecto que les delata: la cara colorada. Este color sonrosado no es otra cosa que la sangre concentrada en los capilares de la piel de la cara.
Como consecuencia, las personas que han tomado alcohol experimentan calor e, incluso, llegan a sudar. La sudoración, que también es un mecanismo del cuerpo para bajar su temperatura, provoca una mayor sensación de frío por el contacto con el aire invernal.
La persona que está bebiendo en un entorno frío no percibe la bajada de temperatura de su cuerpo al principio porque su piel se calienta por la presencia de la sangre. Sin embargo, cuando la sangre se sitúa tan cerca del exterior del cuerpo y el ambiente es frío, pierde el calor rápidamente. La sangre que estaba en la piel retorna hacia el cuerpo fría y, de esta manera, la temperatura central disminuye.
Por esta razón, el alcohol, lejos de calentar el cuerpo, aumenta las probabilidades de sufrir una hipotermia. Pero claro, para que se llegue a producir una hipotermia, las temperaturas del exterior tienen que ser gélidas y la persona que está bebiendo debe permanecer en esas condiciones durante un cierto período de tiempo.
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